CAPÍTULO 11

De camino a una de las empresas más grandes del país, luciendo un sexy vestido negro con tacones altos, un sombrero para cubrir su rostro del sol y lentes de sol para que nadie viera que ella ya estaba allí. O al menos eso era lo que ella esperaba. A su lado viajaba su pequeño, el niño más travieso del mundo. No podía parar de reírse de los vídeos que su madre había puesto en la tablet para entretenerse en su camino hacia la empresa. Ella no quería tener que tratar con él de ninguna manera y para ella, el mejor invento de la humanidad fueron las tabletas junto con Internet. Odiaba tanto no poder tener una vida como otras mujeres solteras. Odiaba que su vida se hubiera vuelto así. Una mujer que tuvo una vida llena de diversión y ahora con un hijo.

Cada vez que estaba con su hijo le dolía la cabeza.

—Mamá, ¿ya llegamos?

Ella miró a su hijo. —Sí. Ya casi llegamos.

—Mamá, ¿quién nos está esperando?

Leona puso los ojos en blanco sin que su hijo lo viera. —Un amigo.

—¿Quién es este amigo?

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