¿Qué había de aquellos inviernos en donde, por todo lo que Cristal se tenía que preocupar era por no pescar una gripe? ¿Qué había de aquellas primaveras en donde solo esperaba usar sus vestidos largos y floreados? ¿Qué había de los otoños, de los veranos y de todas esas temporadas en las que esperaba pacientemente porque llegara el día en que viera jugar a aquel del que se enamoró de la manera más genuina?
La verdad es que no quedaba nada de aquellas temporadas, no quedaba nada de aquellos días en los que su pequeño corazón no podía ser más feliz con tan solo ver jugar al pequeño Brandon, verlo correr de un lado a otro, verlo adueñarse del campo, verlo seguir adelante sin que su vida pareciera una competencia.
Por primera vez la pelota de beisbol cayó donde estaba destinada a ser encontrada por aquella ni&nt
Con el cuidado que jamás había tenido para una mujer, Brandon continuó su camino sosteniendo el cuerpo de Cristal de manera única, de una manera en que ella se podía sentir segura entre sus brazos. No podía creer de lo que había sido capaz para provocar que ella fuera a la fiesta cuando se encontraba tan grave, la sangre de su que parecía no parar y aunque no fuera él quien vio la cortada, estaba seguro que esa cortada no era cualquier cosa como ella había dicho antes de que él la tomara entre sus brazos.En el rostro de Cristal, una leve sonrisa, una leve sonrisa que parecía hacerse un poco más viva conforme los recuerdos pasaban por su mente al momento que aspiraba el olor de Brandon. Tanto había cambiado en ese tiempo, ni siquiera podía imaginar que años después tendría la oportunidad de estar tan cerca de él porque por un momen
Incluso la mirada era capaz de decir lo que sus labios jamás, el problema es que Cristal estaba tan mal que no era capaz de descubrir en sus ojos aquellas palabras jamás dichas.—Si tan solo fuera tan sencillo dejarte morir aquí, no dudes que lo haría.Con las lágrimas saliendo de sus pequeños ojos, Cristal aún tuvo la fuerza para empujar lejos aquel hombre mientras, aún, con el pie completamente mal, supo salir del auto. Ya no le importaba quedarse a mitad de camino y morir ahí, ya no le importaba que se desangrara de la peor manera, todo lo que quería era vivir y si no era en esta vida, seguramente ella querría encontrar su propia reencarnación para volver a tener la oportunidad de soñar con imposibles mientras se esfuerza por llegar a ellos. En el auto, viendo la manera en la que ella se alejaba e intentaba caminar aún con el pie ma
A toda prisa el auto continuó su camino, sintiendo la inestabilidad hacer prisa al cuerpo de Brandon, de vez en vez volteaba a ver a Cristal quien iba profundamente dormida a lado de él. En la mente de Brandon quería pensar que las miradas que le daba no era más que una forma de ver como estaba pero dentro de él, muy dentro de él sabía que la razón era muy diferente y tenía que ver con lo que había descubierto tan pronto como ella había caído en sus brazos tal como una cenicienta.—Ya vamos a llegar Cristal —dijo Brandon como si verdaderamente ella pudiera escucharle. —Dije que no debía de tener una compasión de una mujer como tú —continuó explicando pero más que ser una explicación para ella, era una explicación para él. —Pero aquí estoy, Cristal, no soy una mala persona.Una vez m&
Mientras en la celebración que había terminado de serlo tan pronto como la pareja protagonista de esta se fue, Tábata no podía dejar de pensar en lo que habían visto sus ojos. Acababa de hablar con Brandon solo para decirle que había problemas con los inversionistas que perfectamente sabían esperar y que no era un problema como ella le había hecho creer a Brandon solo para poder tenerlo cerca. Nunca había sido el tipo de mujer que cuidaba a un hombre como si se tratara de un objeto pero por primera vez, aquella mirada que él le había dado a la mujer que estaba en los brazos de aquel hombre, la mirada de preocupación, la manera en la que la sacó de ahí no podía ser más como solía ser el verdadero Brandon Lambert. A su mente las imágenes de hacía unos momentos se repitieron.—Cristal —llamó Tábata.
Sentados con una copa de vino en la mano, sin poder dejar de mover la cabeza de un lado al otro por cada vez que recordaban el incidente, el abuelo de Cristal y el abuelo de Brandon.—No puedes negar que mi hijo se portó como todo un caballero, Adolfo —dijo el abuelo de Brandon bebiendo de su copa de vino.—No, la verdad es que no puedo negar que tienes razón y sobre todo, Brandon parecía realmente preocupado. Es solo que llegué a pensar que trataría a mi nieta como a todas las mujeres que ha tratado. No lo sé, mi nieta es diferente y me gustaría que él la tratara de esa manera. —Contestó el abuelo de Cristal.—Si hablábamos de eso, vamos a terminar discutiendo así que lo mejor es callar.— ¿Por qué lo dices?—Quizá porque tu nieta fue la primera en presentar aquel documento.
Pero no exactamente al hospital, tenía prohibido ir y no era que alguien más se lo hubiera prohibido, era que él no iba a ir hasta que le encontrara pies y cabeza a todo lo que estaba sintiendo con tan solo recordar cómo esa mujer había caído en sus brazos. No estaba listo para verla, esa era su única verdad.— ¿Cómo llegaste tú aquí? —preguntó Cristal sintiendo sus párpados pesados. La debilidad en su cuerpo no se iba.Wyatt se sentó en la cama a su lado. —Larga historia —dijo sin dejar de sonreír de la manera en la que lo hacía.—Vete, vete, por favor.— ¿Por qué me voy a ir si tú misma me llamaste? La atención de Cristal fue llamada en ese instante en que Wyatt anunciaba esas palabras como si su propósito fuera aquel que acababa de l
Yendo a toda prisa, corriendo por los pasillos de aquel hospital en el que trabajaba, Sebastián seguía su camino a toda prisa. No podía creer que la situación de Cristal fuera de mal en peor, él mismo se lo había dicho, él le dijo que esa relación no iba a durar, que él iba a tratarla como quería. Sebastián siempre lo supo, un hombre como Brandon Lambert no podía cambiar de la noche a la mañana solo porque así se lo pidiera un contrato. Había escuchado tantas cosas malas de ese hombre. Y como si el destino lo hubiera llevado a esas personas que tenía la verdad de quien era él, Sebastián había atendido a un par de mujeres que habían trabajado en la compañía de Brandon. Mismas que resultaron destruidas. Brandon no era el tipo de hombre que lo daría todo por alguien.Nunca iba a olvidar la cara de decepción, las l
No, simplemente no podía estar sucediendo lo que él estaba pensando. Tábata no podía haber sido capaz de actuar de esa manera solo porque él estaba ocupado con otra mujer y que encima, era su esposa sin que Tábata lo supiera. ¿A quién intentaba engañar? Más pronto que tarde Tábata sabía que él ya era un hombre casado y que no sería posible casarse con ella como algún día se lo prometió solo porque Tábata parecía ser la mejor mujer entre tantas.—No, eso no puede pasar, Tábata no puede estar enamorada de mí —dijo Brandon.Y como si un llamado a su corazón lo hubiera hecho voltear a Cristal, quien dormía plácidamente en la cama de hospital, Brandon la miró como nunca antes había mirado a una mujer. Incluso enferma, no podía ocultar su verdadera belleza, pod&iacu