Saco mi teléfono del bolsillo del pantalón y veo la hora 10:00 pm, luego alzo la vista y veo el letrero en rojo neón del local para el que trabajo «The Moment», un suspiro largo y pesado sale de mis labios.
Entro rápidamente en el local y me cambio de ropa, aunque odio con todo mi ser este tipo de sitios, ya que la mayoría de los hombres que vienen aquí son unos completos depravados, me toca aguantar para no mandarlos a la m****a. La necesidad es más grande que el asco que siento noche tras noche en este lugar. Me maquillo con agilidad y cuando logro estar lista me veo en el espejo. Odio y repulsión es lo que siento al verme exhibiendo las piernas, el abdomen y parte del pecho. Lo único positivo de este lugar es que si no quieres, no te obligan, es una de las principales reglas. «¡Vamos Erin!, ¡tú puedes! Eres fuerte. ¡Tú puedes! ¡Tú puedes!». —¡Erin es hora!—me grita Amanda desde la puerta—. ¡Estás hermosa!, esas propinas son nuestras, tan solo aguantemos la ronda de tragos. Salimos al ruedo en cuanto la sensual música empezó a sonar, subimos a la espaciosa y larga barra a bailar con una estúpida sonrisa forzada en el rostro. «No veo la hora de terminar con esto y poder largarme a mi casa a descansar, mi niña me necesita fuerte». Mientras llenamos vasos y ofrecemos licor en la boca a los clientes, tanto hombres como mujeres nos meten los billetes en la ropa. «Esto es una completa locura». Cada noche me deja extremadamente agotada, el estar compitiendo porque me den unos billetes adicionales a mi pago, tener que bailar para sobresalir entre todas y sobre todo aparentar que me gusta, que disfruto esto más que ninguna otra; es una completa maldición. «Lo hago porque no tengo opción y porque es la dura vida que me ha tocado vivir, no tengo de otra más que salir adelante como mejor pueda». Al finalizar la ronda de tragos bajamos de la barra y nos vamos a la parte trasera del gran mesón para continuar la jornada sirviendo bebidas, pido cinco minutos y me voy al baño, saco todo el dinero de las propinas, lo cuento y una esperanza se abre. Es una buena cantidad de dinero, si en las dos rondas faltantes me va igual de bien pronto saldré de lo que me agobia. Con el ánimo de regreso guardo el dinero en el bolsillo de mi pantalón y salgo a atender mesas, aunque odie este trabajo con todo mi ser es el único que en una noche me hace generar más de quinientos dólares de propina. Al dejar el local limpio cada quien se va por su lado, por un momento llegué a pensar que me iría esta noche sola como siempre, pero mi mayor sorpresa fue ver a Amanda esperándome en su escarabajo. —Erin sube. Me apresuro a entrar en su auto, la calle está desierta y hace mucho frío. —¿Cómo te fue esta noche?—me pregunta. —Estoy contenta Amanda, me fue bien. No me puedo quejar. —Me alegro Erin—se queda pensativa—. Sé que no somos las mejores amigas del mundo, pero desde que trabajas aquí te veo más cansada, como si ya no pudieras continuar. ¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte en algo? —Eres muy observadora, gracias por preocuparte, pero lo único que puede ayudarme es que de la noche a la mañana sea millonaria, me haya ganado la lotería o un milagro de esos que muy pocas veces sucede. —No me asustes Erin, ¿estás metida en problemas? —No. —¿Acaso tienes una enfermedad terminal y por eso te matas trabajando?, porque si es así no deberías… —Tengo una hija de casi cinco años—su cara es todo un poema—, está a la espera de un corazón y como ya sabes, la lista es larga. Debo cubrir gastos de hospital, medicamentos y sabrás que nada cae del cielo, soy madre soltera y… ¡Dios!—lágrimas corren por mis mejillas sin poder evitarlo—. Estoy aterrada Amanda, con dinero todo es más fácil, ya estuviera operada y llena de vida, si no reúno el dinero que necesito pronto… mi hija, mi niña no va a vivir. —Tranquila—extiende su mano y toma la mía—. Lo resolveremos juntas, ¿está bien? Te ayudaré, cuenta conmigo para lo que sea. —Todo lo hago por ella, por mantener esa hermosa sonrisa en su rostro que me hace levantar cada mañana y luchar, así se me vaya la vida en el proceso. —Todo va a estar y salir bien. Necesitas descansar porque si te enfermas no ayudarás a tu pequeña. Recuerda que la esperanza y la fe, es lo último que se pierde. Es verdad, para qué negarlo cuando me siento más agotada que nunca. Tengo varios meses durmiendo solo cuatro horas, tres trabajos incluyendo este y siento que consumen mis energías por completo. El agotamiento que siento no es normal, pero debo guerrear aún más, no puedo rendirme ahora que solo faltan dos meses para reunir ese dinero, tan solo espero y ruego cada día para que mi bebé aguante hasta entonces. Al dejarme en la puerta de mi casa me despido de Amanda, quedamos en vernos mañana en mis tres horas libres para poder visitar a mi hija en la clínica. Cuando creo poder ver la luz al final del túnel, nuevamente caigo en la oscuridad. ¿Acaso estoy pagando algo realmente malo que hice en mi vida pasada o ajena a mis actos? ¡Dios, hasta cuando! Cierro la puerta detrás de mí, no tengo ganas de abrir estos sobres. Ya sé lo que son… más deudas. Estoy cargada de tantos pasivos que, me tienen la vida triste. Me acuesto en el sofá que está en la sala, abro el sobre y el monto me deja alucinando. Es demasiado dinero, lo que me aterra de todo esto es que saquen a mi hija de la clínica si no pago lo que se ha acumulado el último mes. No me queda de otra que vender esta casa, necesito saldar cuentas sin tocar el dinero que tengo en el banco que es para la operación de mi hija. ¡Dios si existes, ayúdame!La mañana llegó rápidamente a mí, ni siquiera me di cuenta cuando me quedé dormida en el mueble de la sala. Me levanto con pesadez y me adentro en el baño para hacer mis necesidades y poder asearme. Al estar lista me hago un desayuno rápido y lo acompaño con café, necesito la cafeína para mantenerme despierta. Justo cuando termino de desayunar se escucha la bocina del auto de Amanda, tomo mi bolso y unas cosas que preparé para llevarle a mi niña y salgo a toda prisa de la casa. Desde el auto le doy una última mirada a mi hogar, ese que estuvo cargado de risas y sueños alguna vez, para luego sumirse en la tristeza, desolación y dolor.—Buen día, Amanda. Gracias por venir a recogerme.—Buen día, Erin. Dije que te ayudaría y es lo que voy a hacer.—Lo sé, Amanda. Solo que no he tenido ninguna clase de ayuda los últimos meses y me parece sorprendente que tú lo hagas sin esperar nada a cambio. Es decir, nos conocemos desde hace poco, no hemos hablado mucho y…—Y se te hace difícil confia
Una semana después de haberme reunido con Dominic, me llama y me dice que todo está listo para el gran espectáculo. Esa noticia me agrada, aunque una vez que esté desatada la guerra no habrá marcha atrás. Igual no tengo nada que perder; quizás este sea mi pase directo al infierno, pero luego de acabar con todos y cada uno de mis enemigos. No tengo intenciones de quedar con vida, al fin y al cabo solo vivo para cobrar venganza. La idea que me dio Dominic cada vez se hace más clara en mi mente, puedo visualizarla y me gusta, pero me falta la pieza fundamental y no la tengo, esa mujer… ¿De dónde saldrá?, o... ¿De dónde la sacaré?El sonido de mi teléfono me saca de mis cavilaciones, veo en la pantalla un nombre, sonrío y enseguida pienso en ella para el trabajo. —¡Amanda!, ¡qué milagro!—me acomodo en la silla—. Cuéntame. ¿Qué necesitas de mí?—Me gusta que siempre vayas al grano Axel. Sabes que tengo poca paciencia.—Entonces, tú dirás para qué necesitas a este humilde servidor—me rio
Después de que salí del consultorio del doctor le conté mi mala suerte a Amanda, enseguida me abrazó y lloró conmigo.Amanda se ha convertido en un ángel para mí. Saber que no estoy sola, que alguien me incita a continuar, que cuento con un consejo, una mano amiga e incluso un abrazo me reconforta y me llena el alma. —¿Qué piensas hacer?—me pregunta.—Venderé mi casa y, si tengo que prostituirme, vender mis órganos o lo que sea, voy hacerlo—digo desesperada y convencida al mismo tiempo—, si mi hija se muere por no poder pagar esa maldita operación, siento que no podré seguir sin ella—mis ojos se llenan de lágrimas—. Es la única razón por la que vivo. —Tranquila, nada de eso va a suceder porque no lo permitiremos, recuerda que estamos juntas en esto. Tan solo pensemos en positivo, ¿sí?—me tranquiliza—. Ahora vuelvo. Amanda salió de la habitación con el teléfono en la mano, supongo que fue hacer una llamada. Yo no tengo cabeza en estos momentos para pensar en nada más, toda mi atenci
—Me he pasado dos minutos—digo y no me deja continuar. —En realidad fueron tres, pero te los perdono porque has quedado muy bien. —Gracias. Ahora mi pregunta es, ¿de qué trata el trabajo que tengo que hacer? Porque no creo que solo tenga que acompañarlo y disfrutar de la fiesta como una invitada más. —Me gusta que seas directa—sonríe con malicia—. Tienes carácter y eso me encanta, supongo que por lo que haz tenido que pasar te has vuelto así. —¿Qué sabe de mí?—De ti, lo sé todo Erin. Sé que tienes un precioso lunar en tu seno derecho y unos más hermosos en otras partes de tu cuerpo—me sorprendo—, como también sé, que tienes un expediente bien largo por carreras ilegales de autos. Lo positivo de todo esto es que en todas has sido bastante escurridiza y no han podido atraparte, eso me gusta. Todo lo que te queda es tu hija, una casa que no vas a poder vender porque no es tuya y…—¿Cómo que no es mía? La compré con el que era mi esposo y acordamos que es para nuestra hija. —Lament
18 de diciembre de 1996.°AXEL COX°—Mamá, papá ya llegué. A medida que caminaba lo único que me acompañaba era un total silencio, podía escuchar mi propia respiración y palpar con mis manos el miedo latente que había en mí. Podía sentir que la muerte me respiraba en el cuello y algo no terminaba de convencerme.Mi hermanita de cinco años siempre está pendiente de mi llegada pegada en la ventana y sale a recibirme cuando llego de la universidad, pero esta vez no lo hizo y me hace estar alerta. Mi padre desde una temprana edad me enseñó todo lo que sé, desde el manejo de armas blancas y de fuego hasta caminar sin hacer el mínimo ruido, mi padre dice que soy como un gato astuto, sigiloso y desconfiado. No es secreto que mi familia pertenece a uno de los grandes carteles de la mafia Neoyorquina y que estamos en el ojo del huracán como dice mi padre. El poder y la ambición por estar en la cima de este bajo mundo tiene un alto precio que pagar, es simple; vives o mueres y yo no estoy di
10 de Abril del 2010. AXEL COXMi vida desde entonces, no ha sido nada fácil, tener que lidiar con los altos, bajos y el peso en tus hombros de lo que un imperio puede significar y hacerte ver ante el mundo es avasallante.Me siento encadenado a cumplir, a vivir una maldita condena, a llevar a cabo una venganza que, hasta que no vea caer el último peón, el último alfil y la última torre no tendré descanso. Es la única manera de sentir que la muerte de mi familia no fue en vano.Tener empresas textiles, de comunicaciones y clínicas en varios países claves donde el negocio es bastante favorable, no es tarea fácil de llevar, no cuando llevas el peso de más de setecientas mil familias inocentes sobre tus hombros. Quise abrir estas empresas con el fin de proporcionar trabajo a los más necesitados, donde sean muy bien remunerados y obtengan todos los beneficios de ley.Aunque me dejan excelentes ganancias es la manera de rendir tributo a mi madre. Sé que a ella esto le habría encantado, l