Sábado, 18 de octubre
El repetitivo timbre de la puerta me despierta y bostezo, estiro mi cuerpo tratando de relajar cada uno de mis músculos, pero me veo obligada a sostener mi cabeza con fuerza al sentir el golpe de dolor que me azota de repente, el insistente timbre no ayuda en nada. Aparto las sábanas y me quedo de piedra al notar cómo estoy vestida... o desvestida, debería aclarar.
¡¿Qué he hecho ahora?!
Sé que le escribí anoche, pero no recuerdo nada más allá de su nombre o, por lo menos, es la manera en que quiere que lo llame. Gavin, sólo eso recuerdo. Ya debería tener muy claro que el licor y yo no somos muy buenos amigos. Aunque ahora puedo asumir que es hombre, eso me alivia.
Vuelven a tocar la puerta con más insistencia y me levanto para ponerme un pantalón de sudadera y una camiseta ancha cubriendo esa insinuante y c
Domingo, 19 de octubreEl sonido de mi teléfono me despierta, pero me niego a abrir los ojos, e inconscientemente llevo mi mano a la mesita de noche donde lo dejo cada noche. Entrecierro los ojos esforzándome por «abrirlos» para enfocar la vista en la pantalla del móvil, y abro el mensaje de Gavin. He dormido demasiado, casi doce horas, como si no hubiera dormido en años y el cansancio me derribó.Gavin: Buen día, cariño.Tuerzo la boca al recordar cómo me dejó en visto anoche, y empiezo a teclear la sencilla respuesta que le doy. Ya no me siento tan nerviosa con este intercambio, pero sí ansiosa por saber quién es él y por qué la reacción de anoche. Hay fracciones de segundos donde creo estar cometiendo un inmenso error y me voy a arrepentir por ceder a estos mensajes.Desde que quedé embarazada por primera vez, h
Lunes, 20 de octubreAbro mis ojos luchando por despegarme de mi cama «succiona almas». No he dormido nada en lo absoluto y, justo diez minutos atrás, al fin mis ojos y mi cerebro se rendían. Pero, como mi calvario apenas empieza, me siento como un zombi mal trecho. Tal parece que hoy será un extraño día de maquillaje para disimular esas horrorosas ojeras que se han formado. Tomo mi teléfono, el que cariñosamente ha interrumpido mi intento de sueño, e intento sonreír. A veces no sé si sentirme animada o estar precavida con todo lo que respecta a este hombre —todavía sigo asumiendo que es un hombre—, y aún más con la reacción de mis hijos anoche.Creo que mi «yo» alcohólica no piensa igual que la sobria. Que me trague la tierra.Gavin: Buenos días, cariño.Este hombre mani
Martes, 21 de octubreEl sueño hoy estuvo bastante esquivo esta noche, pero, extrañamente, siento una energía que me impulsa desde la boca del estómago. Hablar con Lucy con respecto a la relación del señor Collins con mis hijos me dejó muy inquieta. Mi pequeña niña escogiendo un color de pintauñas para pintar las uñas de un hombre según el color de corbata.Eso fue hilarante.Y encantador.¿Qué tan alejada estoy en la vida de mis hijos?Por suerte, la mañana con mis niños es bastante apacible. Mi Amy ayer estuvo muy tranquila y Jake parece más calmado con respecto a cómo serán las cosas de ahora en adelante en esta casa. Anoche logramos hablar mientras jugábamos, en especial de su amistad con el hombre más serio que conozco, y disfruté ser retada por él mientras mi ni&ntild
Martes, 21 de octubreLlego al instituto y recorro con afán los desocupados pasillos hacia la dirección, tratando de no desesperarme pensando en lo que le habrá pasado a mi niño. Ya no hay estudiantes, más que los que vi en el campo de fútbol y de béisbol. Al parecer, todo se ha dado a la salida de las clases. Veo a mi niño sentado afuera de la oficina del director y otro chico más fornido que él, con la nariz rota, a un par de sillas más allá. Levanta la mirada al escuchar mis pasos y se yergue cuando nuestras miradas se cruzan recorriéndome de pies a cabeza con el ceño arrugado, lo que provoca que quiera reír. Me detengo frente a él y me arrodillo tocando el moretón en su mejilla.—¿Qué sucedió, mi bebé?Baja la mirada, avergonzado, y sujeta mi mano para estrecharla. Cierro mis ojos y le devue
Miércoles, 22 de octubreGavin: Buen día, mi preciosa valiente, un nuevo día inicia.Yo: Buen día para ti también.Es todo lo que soy capaz de escribirle luego de ver el mensaje por un largo rato. Hoy me siento decaída, ridículamente extrañando la normalidad de mi antigua rutina donde no había cabida para nada más que mis hijos, mi trabajo y mi casa. Aún todo esto me parece extraño y se siente como si en algún momento despertaré para volver a mi rutinaria vida junto a mis hijos y mi esposo. Aun así, hoy parece ser un mejor día que ayer; sus mensajes ya se están convirtiendo en una dulce costumbre. Es bueno tener algo con lo que empezar el día y una sonrisa que compartir con los demás gracias a una persona que te hace sonreír sin esperar nada de ti. Anoche volvió a insistir con
Jueves, 23 de octubreTermino de preparar el desayuno y escucho a Amy cantar esas tontas canciones contagiosas que le gustan, robándome una sonrisa. Me gusta mucho su nueva actitud animada, como si todo en su vida fuera perfecto, y eso hace que me pregunte si la relación como la llevábamos su padre y yo, tan distante y poco cálida, era lo que la mantenía tan cohibida. Ha estado aún más apegada a su padre y espero que eso no nos vaya a afectar en un futuro próximo. Le doy un beso y le sirvo su comida. Subo a ver a Jake, toco y me permite pasar, así que abro y lo encuentro jugando en el computador, lo que le ofrece la única luz a la habitación, una lámpara de mesa.—Buenos días, mi cielo.—Buenos días, ma. ¿Ya te vas?—Ya casi —murmuro, camino hacia la ventana para abrir las cortinas de par en par. Rio cuando sise
Viernes, 24 de octubre—¿Ustedes que hacen en mi armario? —les recrimino al trío de mujeres que me miran con «inocencia» mientras se revuelcan sobre mi ropa. La única ropa que se está salvando es la que no quiero utilizar—. Las estoy odiando más a cada segundo. Ya no puedo contar ni con Georgina.La nombrada sonríe.—Necesitas esto, reconócelo —dice ella.—No necesito que me estén mirando el trasero a cada paso que doy.—Un trasero digno de palmear —interviene Paula y ruedo los ojos—, y me veré obligada a ello si no obedeces.—Nos más pijamadas para ustedes, engendros del infierno. —Dejo sus risas atrás para volver a la cocina—. Las odio. Las odio. Las odio, más de lo que las amo.Me van a enloquecer. No fue suficiente con que las tres hallamos desperta
Viernes, 24 de octubreSu música es relajante, se escucha tan suave y apacible que provoca dormir y dormir sólo con ella en mis sueños haciéndolos dulces. Quedarme aquí, a su lado, tan tranquila como me encuentro, sosegada por su perfume electrizante y dominante, sin pensar en este nuevo problema, sintiendo su auto moverse por las calles —a donde sea que me esté llevando—, sólo escuchando la voz ronca del cantante.—¿Quién canta? —le pregunto, hablando por primera vez desde que me sacó de la ciudad, sin mirarle.—Floyd Lee —contesta como si nada. Y nada más—. ¿Se encuentra mejor? Conducir me siempre ayuda relajar, espero le ayude.—Su música ha hecho gran parte del trabajo, además del silencio.—Entonces no sigo hablando.Rio entre dientes y miro su duro perfil, pero que ahor