Lunes, 20 de octubre
Abro mis ojos luchando por despegarme de mi cama «succiona almas». No he dormido nada en lo absoluto y, justo diez minutos atrás, al fin mis ojos y mi cerebro se rendían. Pero, como mi calvario apenas empieza, me siento como un zombi mal trecho. Tal parece que hoy será un extraño día de maquillaje para disimular esas horrorosas ojeras que se han formado. Tomo mi teléfono, el que cariñosamente ha interrumpido mi intento de sueño, e intento sonreír. A veces no sé si sentirme animada o estar precavida con todo lo que respecta a este hombre —todavía sigo asumiendo que es un hombre—, y aún más con la reacción de mis hijos anoche.
Creo que mi «yo» alcohólica no piensa igual que la sobria. Que me trague la tierra.
Gavin: Buenos días, cariño.
Este hombre mani
Martes, 21 de octubreEl sueño hoy estuvo bastante esquivo esta noche, pero, extrañamente, siento una energía que me impulsa desde la boca del estómago. Hablar con Lucy con respecto a la relación del señor Collins con mis hijos me dejó muy inquieta. Mi pequeña niña escogiendo un color de pintauñas para pintar las uñas de un hombre según el color de corbata.Eso fue hilarante.Y encantador.¿Qué tan alejada estoy en la vida de mis hijos?Por suerte, la mañana con mis niños es bastante apacible. Mi Amy ayer estuvo muy tranquila y Jake parece más calmado con respecto a cómo serán las cosas de ahora en adelante en esta casa. Anoche logramos hablar mientras jugábamos, en especial de su amistad con el hombre más serio que conozco, y disfruté ser retada por él mientras mi ni&ntild
Martes, 21 de octubreLlego al instituto y recorro con afán los desocupados pasillos hacia la dirección, tratando de no desesperarme pensando en lo que le habrá pasado a mi niño. Ya no hay estudiantes, más que los que vi en el campo de fútbol y de béisbol. Al parecer, todo se ha dado a la salida de las clases. Veo a mi niño sentado afuera de la oficina del director y otro chico más fornido que él, con la nariz rota, a un par de sillas más allá. Levanta la mirada al escuchar mis pasos y se yergue cuando nuestras miradas se cruzan recorriéndome de pies a cabeza con el ceño arrugado, lo que provoca que quiera reír. Me detengo frente a él y me arrodillo tocando el moretón en su mejilla.—¿Qué sucedió, mi bebé?Baja la mirada, avergonzado, y sujeta mi mano para estrecharla. Cierro mis ojos y le devue
Miércoles, 22 de octubreGavin: Buen día, mi preciosa valiente, un nuevo día inicia.Yo: Buen día para ti también.Es todo lo que soy capaz de escribirle luego de ver el mensaje por un largo rato. Hoy me siento decaída, ridículamente extrañando la normalidad de mi antigua rutina donde no había cabida para nada más que mis hijos, mi trabajo y mi casa. Aún todo esto me parece extraño y se siente como si en algún momento despertaré para volver a mi rutinaria vida junto a mis hijos y mi esposo. Aun así, hoy parece ser un mejor día que ayer; sus mensajes ya se están convirtiendo en una dulce costumbre. Es bueno tener algo con lo que empezar el día y una sonrisa que compartir con los demás gracias a una persona que te hace sonreír sin esperar nada de ti. Anoche volvió a insistir con
Jueves, 23 de octubreTermino de preparar el desayuno y escucho a Amy cantar esas tontas canciones contagiosas que le gustan, robándome una sonrisa. Me gusta mucho su nueva actitud animada, como si todo en su vida fuera perfecto, y eso hace que me pregunte si la relación como la llevábamos su padre y yo, tan distante y poco cálida, era lo que la mantenía tan cohibida. Ha estado aún más apegada a su padre y espero que eso no nos vaya a afectar en un futuro próximo. Le doy un beso y le sirvo su comida. Subo a ver a Jake, toco y me permite pasar, así que abro y lo encuentro jugando en el computador, lo que le ofrece la única luz a la habitación, una lámpara de mesa.—Buenos días, mi cielo.—Buenos días, ma. ¿Ya te vas?—Ya casi —murmuro, camino hacia la ventana para abrir las cortinas de par en par. Rio cuando sise
Viernes, 24 de octubre—¿Ustedes que hacen en mi armario? —les recrimino al trío de mujeres que me miran con «inocencia» mientras se revuelcan sobre mi ropa. La única ropa que se está salvando es la que no quiero utilizar—. Las estoy odiando más a cada segundo. Ya no puedo contar ni con Georgina.La nombrada sonríe.—Necesitas esto, reconócelo —dice ella.—No necesito que me estén mirando el trasero a cada paso que doy.—Un trasero digno de palmear —interviene Paula y ruedo los ojos—, y me veré obligada a ello si no obedeces.—Nos más pijamadas para ustedes, engendros del infierno. —Dejo sus risas atrás para volver a la cocina—. Las odio. Las odio. Las odio, más de lo que las amo.Me van a enloquecer. No fue suficiente con que las tres hallamos desperta
Viernes, 24 de octubreSu música es relajante, se escucha tan suave y apacible que provoca dormir y dormir sólo con ella en mis sueños haciéndolos dulces. Quedarme aquí, a su lado, tan tranquila como me encuentro, sosegada por su perfume electrizante y dominante, sin pensar en este nuevo problema, sintiendo su auto moverse por las calles —a donde sea que me esté llevando—, sólo escuchando la voz ronca del cantante.—¿Quién canta? —le pregunto, hablando por primera vez desde que me sacó de la ciudad, sin mirarle.—Floyd Lee —contesta como si nada. Y nada más—. ¿Se encuentra mejor? Conducir me siempre ayuda relajar, espero le ayude.—Su música ha hecho gran parte del trabajo, además del silencio.—Entonces no sigo hablando.Rio entre dientes y miro su duro perfil, pero que ahor
Sábado, 25 de octubreHe leído todos y cada uno de los mensajes preocupados de Gavin. Toda la tarde y la noche de ayer estuvo tratando de hablarme, pero no deseaba distraerme de disfrutar mi tarde con Alex y mis hijos. Apagué mi teléfono desde que Alexander me dijo que lo acompañara a cierto lugar, nunca esperé que fuera el zoológico, donde me reuniría con mis hijos para que terminara mi tarde. Dentro de poco tengo que irme a desayunar con mis locas amigas y no quiero contestar sus mensajes. No quiero mentir y tampoco deseo decir la verdad. Al llegar a casa encontré un enorme ramo de rosas y tuve que darles excusas a todos diciendo que quizás fue alguna equivocación, una dirección errada. Y Amy salvó mi dignidad asegurando que yo odio las rosas. Quizás odiarlas no sería el término, es más bien que nunca llamaron mi atención de manera e
Domingo, 26 de octubreMe remuevo, siento mis huesos hechos gelatina y me quejo al mismo tiempo por mi cabeza a punto de estallar. Siento como si me hubiera tomado la barra entera. Tapo mis ojos con mis manos, en un vano intento de traer a mi mente alguna imagen que salve mi reputación, pero es inútil y me odio al instante. Lo último que recuerdo es abrazar a las chicas cuando brindábamos por los nuevos bebés de la familia.Eso es todo.¿Por qué tendré que ser así? Es tan frustrante.¿Será que Gavin iría? Aunque no creo que él quisiera que lo vieran. Suspiro y me siento en mi cama, pero me congelo al ver mi cuerpo desnudo. Toco mi entrepierna, el alivio llega al notar que tono allí abajo sigue igual de abandonado, pero... ¿por qué estoy húmeda y sensible allí?No me habré tocado, &