Regina se talló la cara cuando el sueño amenazó con vencerla, había dormido realmente poco la noche anterior a causa de cierto rubio ojiazul – Creo que es hora de partir— mencionó observando que eran de las pocas personas presentes en el lugar.Jane suspiró cansadamente y recargó sin ganas su cuerpo en la silla -. Supongo que tienes razón— mencionó sin mucho ánimo – ¿Quién era el conductor designado?—¿Eh? – mencionó Anthony y detuvo el movimiento de su mano que llevaba la última cerveza a sus labios.Giancarlo rodó los ojos – Iremos en mi auto— indico al ponerse de pie y dirigirse a la barra a pedir la cuenta.Anthony se levantó e intentó replicar, pero la mirada de advertencia de Jane lo abstuvo de hacerlo.El grupo salió entre charlas del bar entrada la madrugada todavía con los últimos ánimos encendidos, y se dirigieron al estacionamiento del camellón donde se localizaban los autos.Giancarlo llegó a su coche y desactivó los seguros, en un segundo Anthony, Jane e incluso Erick, qu
—Parece que están peleando— comentó sin mucho interés Alma a Regina que permanecía en el interior de la palapa observando, hasta ese momento sola, a la juvenil pareja.—Eso parecía— mencionó en voz baja al verlos abrazarse.Dio un suave respingo y se obligó a girarse cuando vio la suspicaz mirada de Fiama fijarse en ella a pesar de la distancia.—Bah, a quién le importa— mencionó hastiada la pelicorta.Estaba cansada por la noche anterior, pero al igual que todos pretendía aprovechar ese último día.— Ven, vayamos con Erick y los chicos a jugar voleibol — agregó Alma y la jaló, los pies desnudos de las chicas encontrarían refrescante la suave arena de la playa segundos después.Ella se forzó a sonreír y a ignorar a la pareja que ahora se separaba, al parecer Fiama regresaría al interior de la casa y Giancarlo se quedaba de pie frente a la playa, guardó un par de pulseras en la bolsa trasera de ese blanco y pequeño short que usaba, acompañado únicamente del sostén de un bañador negro.
Volteó su rostro buscando a Alma y ya no la encontró, su vista se fijó en las escaleras e inevitablemente pensó en Giovanni y en que él había sido un distractor, bastante peculiar, al dolor que sentía al desquebrajarse su rosado sueño adolescente, todos los problemas con su madre, todo lo que en su vida miserable había acontecido, casi se le había olvidado por completo gracias al hombre lobo.Bajó apresurada a reunirse con el resto, antes de pensar más de lo que debía en ese arrogante ojiazul que quería seguir teniéndola en sus manos, sus amigos ya la esperaban y no tardó mucho en estar riendo entre el alboroto causado por Alma, Erick e incluso Anthony y Jane.Asomado desde el gran ventanal, Giovanni veía con sus fríos ojos azules al escandaloso grupo de jóvenes al que acompañaba, había salido de bañarse y terminaba recién de acomodar su rubio cabello, vio desinteresado ya lo lejos al motivo de su molestia correr al ser perseguido por Jane e introducirse sin pensar en el agua, negó en
—Déjate de tonterías, esto ha sido mi culpa — habló con su voz gruesa en molestia y la cargó en brazos para llevarla a su auto — Debes ver a un médico — termino de decir Giancarlo.Fiama ladeó su rostro, sus celos eran reales, aunque el sentimiento que profesaba a Giancarlo no fuera del todo sincero.Regina, quien también se había asomado a ver lo ocurrido, tuvo que hacerse a un lado para dejar pasar a Giancarlo con Fiama en brazos, su respiración se hizo lenta y su mirada se entristeció en ese instante… él pasó y no la volteó a ver…y su madre ya sabía lo que había ocurrido, seguramente, se armaría un escándalo tremendo…uno que no deseaba.—Me adelantaré con ella — le informé a todos — Necesita ver a un médico— su tono fue amargo y Regina supuso que por que se sintió mal por el accidente ocurrido a su querida novia.Se abrazó a sí misma y apretó la delgada tela del vestido a dos piezas que usaba, según Alma el tono rosa pastel de la parte superior del mismo contrastaba con la falda ne
Regina lo vio con desconfianza y se obligó a pensar en otra cosa que no fue el cosquilleó en su estómago, por encontrarse otra vez en una situación bastante peculiar con Giovanni. Habían recorrido durante diez minutos la terracería por una angosta vereda, llegaban a una planicie. Observó con las luces del auto un gran y viejo árbol que era rodeado por arbustos y pastos altos. —¿Hay un nuevo mirador? — preguntó y se sintió tonta ante su absurda y desubicada pregunta al recordar las palabras dichas por él. Ahora que se veía ahí, el nerviosismo y expectación por el qué ocurriría y cómo ocurriría, la invadieron. —Sí, uno kilómetros más adelante, con vista al mar y la ciudad — le dijo mientras volteaba atrás para estacionar el auto bajo el espeso follaje del viejo árbol de roble. Cuando Giovanni apagó el auto quedando casi en penumbras el nerviosismo de Regina se hizo mayor, ya no le funcionaría eso de hablar o pensar en otros temas. —A-allá van los chicos— mencionó al ver a lo lejos
—Entonces— mencionó y la traspasó con su endurecido miembro al dejarla caer sobre él. Regina gimió a pesar de morder su labio y él no contuvo un ronco gemido placentero al volver a sentir su miembro ser acogido por la apretada carne de Regina, se tensó por unos segundos cuando ella se abrazó a él al soportar el placer mezclado con un ligero dolor al recibirlo — Entonces— repitió—, puedo disfrutarte a placer — finalizó para apretar sus dedos en la cadera femenina forzándose a entrar todavía más en ella. —Ah, Giovanni— gimió Regina al volver a llevar su rostro suavemente hacia atrás. —¿Estás bien? — le preguntó al comenzar a deslizar por sus brazos la blusa de ese vestido y el sujetador al mismo tiempo. Regina asintió y volvió a sentir la sensación de completo llenado que el grueso miembro del rubio provocaba en ella— Si— mencionó en un gemido. Ayudado por la cooperación femenina, Giovanni por fin tuvo frente a sus labios el par de carnosos senos de Regina, los mismos que lo venían
Aquel fin de semana en la playa había sido todo lo que se esperaba. Finalmente, Regina se había entregado a él, y poco a poco el aroma de su sangre lobuna se comenzaba a liberar. No la había marcado, hacerlo cuando aun estaba sellada en ese frágil cuerpo humano, podría haberla matado. Tambien, aun cuando Regina había comenzado a tomar anticonceptivos, sabia que la semilla de un lobo no sería exterminada por métodos anticonceptivos humanos. Comenzaba a perder la paciencia, cada vez, las cosas en la manada se ponían mas tensas. Sin embargo, poco había para hacer al respecto, mientras la sangre de Regina no despertara completamente, nada más podría hacer el.—Esto es serio, sinceramente, creí que el apareamiento cambiaría las cosas, pero no ha sido de esa manera, ¿Ya lo hablaste con los ancianos? — cuestionaba Benedicto con seriedad.—No lo he hecho, se que dirán que la dejé de lado y me aparee con otra hembra para engendrar un heredero, pero es el aroma de Regina el que me vuelve loco,
Una nueva semana daba comienzo, la noche anterior, apenas había hablado poco con su hermano y Jane se estaría quedando en su casa, Regina estaba agotada después de ese largo fin de semana, y por la tarde quería festejar con su hermano, quien había estado esperando por ella.Apenas había salido de su dormitorio dejando una adormilada Jane, cuando su celular vibró, lo sacó del pequeño bolsillo de su falda y al ver el identificador supo que no sería nada bueno.Casi cae al trastabillar a causa de las zapatillas altas y su presuroso paso combinados, maldijo internamente y se apresuró a dirigirse al estacionamiento, llegaría tarde a su primera clase por culpa de Giovanni y sus absurdas órdenes, ¿quién se estaba creyendo?El sol del mediodía bañaba su cuerpo y el mismo era cubierto, en ocasiones, por la sombra de los otoñales árboles de ébano y de roble que regaban al aire sus verdes hojas todavía en esplendor, Intentaba no ver al par de trabajadores que llegaban a cruzarse en su camino, pu