Regina lo vio con desconfianza y se obligó a pensar en otra cosa que no fue el cosquilleó en su estómago, por encontrarse otra vez en una situación bastante peculiar con Giovanni. Habían recorrido durante diez minutos la terracería por una angosta vereda, llegaban a una planicie. Observó con las luces del auto un gran y viejo árbol que era rodeado por arbustos y pastos altos. —¿Hay un nuevo mirador? — preguntó y se sintió tonta ante su absurda y desubicada pregunta al recordar las palabras dichas por él. Ahora que se veía ahí, el nerviosismo y expectación por el qué ocurriría y cómo ocurriría, la invadieron. —Sí, uno kilómetros más adelante, con vista al mar y la ciudad — le dijo mientras volteaba atrás para estacionar el auto bajo el espeso follaje del viejo árbol de roble. Cuando Giovanni apagó el auto quedando casi en penumbras el nerviosismo de Regina se hizo mayor, ya no le funcionaría eso de hablar o pensar en otros temas. —A-allá van los chicos— mencionó al ver a lo lejos
—Entonces— mencionó y la traspasó con su endurecido miembro al dejarla caer sobre él. Regina gimió a pesar de morder su labio y él no contuvo un ronco gemido placentero al volver a sentir su miembro ser acogido por la apretada carne de Regina, se tensó por unos segundos cuando ella se abrazó a él al soportar el placer mezclado con un ligero dolor al recibirlo — Entonces— repitió—, puedo disfrutarte a placer — finalizó para apretar sus dedos en la cadera femenina forzándose a entrar todavía más en ella. —Ah, Giovanni— gimió Regina al volver a llevar su rostro suavemente hacia atrás. —¿Estás bien? — le preguntó al comenzar a deslizar por sus brazos la blusa de ese vestido y el sujetador al mismo tiempo. Regina asintió y volvió a sentir la sensación de completo llenado que el grueso miembro del rubio provocaba en ella— Si— mencionó en un gemido. Ayudado por la cooperación femenina, Giovanni por fin tuvo frente a sus labios el par de carnosos senos de Regina, los mismos que lo venían
Aquel fin de semana en la playa había sido todo lo que se esperaba. Finalmente, Regina se había entregado a él, y poco a poco el aroma de su sangre lobuna se comenzaba a liberar. No la había marcado, hacerlo cuando aun estaba sellada en ese frágil cuerpo humano, podría haberla matado. Tambien, aun cuando Regina había comenzado a tomar anticonceptivos, sabia que la semilla de un lobo no sería exterminada por métodos anticonceptivos humanos. Comenzaba a perder la paciencia, cada vez, las cosas en la manada se ponían mas tensas. Sin embargo, poco había para hacer al respecto, mientras la sangre de Regina no despertara completamente, nada más podría hacer el.—Esto es serio, sinceramente, creí que el apareamiento cambiaría las cosas, pero no ha sido de esa manera, ¿Ya lo hablaste con los ancianos? — cuestionaba Benedicto con seriedad.—No lo he hecho, se que dirán que la dejé de lado y me aparee con otra hembra para engendrar un heredero, pero es el aroma de Regina el que me vuelve loco,
Una nueva semana daba comienzo, la noche anterior, apenas había hablado poco con su hermano y Jane se estaría quedando en su casa, Regina estaba agotada después de ese largo fin de semana, y por la tarde quería festejar con su hermano, quien había estado esperando por ella.Apenas había salido de su dormitorio dejando una adormilada Jane, cuando su celular vibró, lo sacó del pequeño bolsillo de su falda y al ver el identificador supo que no sería nada bueno.Casi cae al trastabillar a causa de las zapatillas altas y su presuroso paso combinados, maldijo internamente y se apresuró a dirigirse al estacionamiento, llegaría tarde a su primera clase por culpa de Giovanni y sus absurdas órdenes, ¿quién se estaba creyendo?El sol del mediodía bañaba su cuerpo y el mismo era cubierto, en ocasiones, por la sombra de los otoñales árboles de ébano y de roble que regaban al aire sus verdes hojas todavía en esplendor, Intentaba no ver al par de trabajadores que llegaban a cruzarse en su camino, pu
Uno de los socios recién agregados está teniendo problemas para cubrir la nueva inyección al capital, para el nuevo lanzamiento — Informó el hombre del otro lado de la línea y sentado frente a su escritorio en el gran edificio de la corporación para la cual laboraba, sostenía en sus manos una carpeta con el historial del socio en cuestión.¿Y qué demonios quieres que haga? Ya te lo dije, negocios son negocios, presiónalo, él adquirió derechos y obligaciones con el paquete de acciones que adquirió, confiando en tú criterio, debe ser alguien fiable y con solvencia económica demostrada, para ser dueño de una porción de la empresa —respondió, demostrándole al Director Ejecutivo que el chico, a pesar de su juventud, estaba tomando decisiones dignas del dueño de la empresa, uno crudo y estricto.Stefano guardó silencio un segundo— Giovanni en este caso creo que podríamos extenderle una prórroga, el señor…¿Prórroga? ¿Qué somos? ¿La beneficencia? ¿Desde cuándo, que no me enteré? – Interrumpi
—Yo tampoco quiero un hijo contigo, Regina, quiero divertirme y gozar a tu lado, aunque no me lo estás poniendo muy fácil — le aseguró con voz ronca y reconoció al pegarse a ella.Ella se estremeció, se maldijo, Giovanni siempre terminaba provocándole extrañas sensaciones, odio no poder huir de ese lugar— ¿Por qué debo cuidarme yo? Pudimos habernos evitado esto, si tu usaras un… - susurró y desvió su rostro ruborizado.—¿Un condón? ¿En serio crees que usar uno basta? ¿Qué nunca tuviste platicas de sexualidad responsable? – mencionó y sonrió de medio lado, la tomó de las piernas y la sentó en la barra metálica destinada al soporte del usuario.—¿Qué? – La cobriza apenas encontró la voz cuando él le separó las piernas y se metió entre ellas.—Entiéndeme algo, Regina—, le susurró al oído al mismo tiempo que movía su sedoso cabello y aspiraba su adictivo aroma – A mí tampoco me agrada estar aquí, pero prefiero eso, a que luego ocurra algo de lo cual los dos nos arrepentiremos —su voz se h
—¿Dónde demonios se habrá metido Regina? – se preguntó el pelinegro al marcarle por quinta vez en esas tres horas que la había estado buscando y el aparato le negara el tono.—¡Ey, Giancarlo! – Saludó un alegre ojiazul —¿Qué haces? – llegó hasta él en el estacionamiento del campus de la universidad.Anthony recién llegaba, y Giancarlo estaba por marcharse.—Intento comunicarme con Regina, pero no responde el móvil— respondió Giancarlo con fastidio.—¿Y se puede saber para qué la buscas? – Cuestionó curioso su joven e inseparable amigo.Giancarlo rodó los ojos— Regina le dijo a mi madre lo de Fiama— respondió agriamente.Anthony abrió los ojos con sorpresa— ¡Wow! … no se lo dijo la vez anterior ¿por qué lo haría ahora? – Le cuestionó curioso.El rubio revolvió frustrado su plateado flequillo – Es lo que quiero saber ¿qué razón debería? ¿Qué cambió? – cuestiono más para el mismo.—Tal vez solo lo dijo sin pensarlo – dijo Anthony restando importancia.El otro negó — Regina es muy cuidado
Escuchó un suspiro del otro lado — Bien, ¿Te parece bien a mediodía? – pregunto Regina.El joven asintió sin importarle perder esa hora —perfecto – respondió.Regina sonrió —entonces nos vemos mañana — mencionó y tras escucharlo afirmar una nueva vez, finalizó la llamada.Se apresuró por su toalla y se dirigió a la regadera, el agua debía estar fría pues no era hora habitual de baño, pero ella necesitaba quitarse el aroma y sabor de Giovanni de la piel, todavía podía sentirlo y eso era peligroso.Después de verla casi correr al dejarla partir, el rubio suspiró profundamente y negó en silencio… le gustaba sobremanera hacerlo con ella, Regina era tímida al inicio, pero se rendía con él… y esa manera de terminar y llegar al orgasmo era…revolvió su flequillo mientras sacaba su mochila del asiento trasero… Regina era un gran capricho… casi una obsesión.—No dejes que se te salga de las manos— se dijo al comenzar a caminar por el largo camino asfaltado del estacionamiento y sombreado por la