TohbíasEstá esperando una reacción de mi parte, pero cómo rayos voy a reaccionar de manera normal cuando siento mi verga crecer bajo bóxer. ¿O sea finjo que estoy molesto? Mis ojos caen en sus pezones que se ponen duros bajo mi mirada, traga con fuerza desde su lugar expectante.Sus manos se cruzan a la altura de sus pechos tapando así los mismos. —¿Contenta?—Pues no, estoy cansada de esta situación voy a tomar a mi hijo y vamos a volver a nuestro hogar.Mi mandíbula se aprieta pensando en verme de nuevo sin ellos.—Su hogar es junto a mí —decreto con firmeza.Sus párpados se abren asombrados por mi reacción.—Mi hijo está sufriendo por tu culpa...—Es nuestro hijo y no pienses que me pone feliz que esté en medio de nuestros líos.—Pues eso demostraste cuando siquiera te importó que ella le gritara eso a los cuatro vientos —espeta y su tono es realmente molesto.Está realmente cabreada y en el fondo me hace gracia que esté así, porque nunca antes la había visto perder tanto los p
MollyNo sé siquiera cómo mis piernas andan caminando por el azulejo del aereopuerto de New York, ayer bien tarde en la noche reservé un vuelo hacia Ontario. Lo mejor es volver allá por un tiempo, dejar a mi hijo con su padre que necesita de él y alejarme también de Max. Pensar las cosas es lo que debí hacer, pues desde que Tohbías regresó a mi vida solo se ha virado todo al revés.Pero dios, ¿por qué es tan difícil dejar a mi hijo?Sus gritos y llantos aún taladran y martillan mis tímpanos y su dolor lo siento tan latente en mí que me hace sentir la peor madre del mundo. Sin embargo su padre fue bien claro, si me lo llevaba conmigo sería la última vez que lo viese. Pero siento como si arrancasen una parte de mí al quedarse allá. Agarro con fuerza la maleta de ruedas caminando rumbo hacia mi salida. Mis ojos aún arden y mi cabeza la siento dar vueltas.Al final esto es justo lo que él quería en un principio. Desde que salí aquel día del hospital dejándole solo, ahora nunca nada será
MollyHoras antes..."Pasajeros con destino a Ontario Canadá, aproxímense hasta la estación número..."Mis piernas no siguen caminando en cuanto mis ojos caen sobre una familia. Es una compuesta por una madre y su pequeño hijo de escasos años. El niño está siendo sostenido con fuerza por una señora mucho más mayor que la mujer, mientras que él no deja de gritar y llorar por su madre que ya se encuentra de espaldas a el pequeño y camina en dirección a su estación.Mi interior se encoje por ver tal escena y es como si me verticen agua helada encima.¿Qué diablos estás haciendo Molly? ¿Acaso vas a dejar a tu hijo cuando tú misma sufriste en carne propia lo que es no tener a tus padres a tu lado?Tras pensar varios segundos en lo que haré, giro mi cuerpo hasta salir fuera del aereopuerto. Tomo el primer taxi que veo hasta la mansión del abuelo de mi hijo. En el camino de vuelta pienso en sus alaridos y cómo aún me revuelven la vida, su sufrimiento y pesar pues jamás había pasado por algo
TohbíasSu olor está calado en cada fibra de mi cama, es tan denso que aunque lleve ya varios minutos que ella se encerró en el baño, sigue en mis instintos como si estuviese aún desnuda a mi lado.Verla despertar ha sido todo un espectáculo, jamás había detenido en ver a ninguna mujer tan despacio como con ella. Su cuerpo desnudo está hecho a la medida del mío, cabía a la perfección entre mis brazos y el vaivén de caderas moviéndose en la penumbra me hace querer reventar la maldita puerta y volver a hacerla mía de nuevo.Di un paso en nuestra relación si así podría llamarle a lo que ambos tenemos, dejé que me arrastrara al profundo precipicio que es su cuerpo. De un momento a otro la puerta se abre dejándome ver el reluciente rostro de la madre de mi hijo.Sus ojos cafés me ven y bajan la mirada. ¿Es en serio? ¿Tiene vergüenza?—Voy a preparar el desayuno —habla excusándose.Me enderezo sentándome sobre la cama.—Molly...—Basta Tohbías, estoy confundida ahora mismo.Ni siquiera pue
Molly Lo último que viví con ella aún me persigue y aunque no estaba en todas mis facultades sé que sí pasó. Fue justo la tarde en que abrí mis ojos en el hospital, esa fue la primera a vez que me vistió, luego sus amenzas fueron claras ese otro día.FlashbackLuego de mi padre decirme que había perdido a mi bebé, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie. Pasé horas llorando, creo que las lágrimas se secaron debido a que no tenía alguna más que derramar. Un dolor profundo estaba abriéndose paso cada vez más en mi interior. El sentido de pérdida hacía estragos en mí, tantos que papá se las tuvo que ingeniar para hacerme comer.A zancadas se metía en la habitación de hospital ya que yo no quería ver a nadie. Estaba realmente preocupado por mí. Pero yo estaba vacía, no tenía sentido mi vida. Toda mi burbuja se rompió al suceder todo. La vida me mostró de la peor manera que nada es tan fácil. —Vete padre, déjame sola —pido acostada de lado mirando un punto fijo en la pared.No
TohbíasLa palidez de Molly me hace correr hasta su sitio tras ubicar a mi hijo en el suelo. Llego en segundos a su lugar cuando ella cae inconsciente en mis brazos. Suelto maldiciones y empiezo a gritar por ayuda médica. Mi padre se encamina a mi dirección, pero busco un lugar donde recostarla. La levanto en mis brazos y la pongo sobre un sofá que había cerca.Todos a nuestro alrededor nos miran curiosos y tomo el celular que había caído de sus manos y mi padre me lo tiende. Un sabor amargo me recorre cuando noto el nombre de la persona que la llamó la última vez.Nuestro hijo llega hasta su madre y le toca la cara con sus manitas. Aprieto el celular entre mis manos y lo hago añicos contra el suelo.—¿Qué mierda miran todos? Mejor vayan a cagar políticas a otro sitio —les grito a todos los que me rodean que me miran mal.Mi padre hace de las suyas y en minutos la sala se desocupa dejándonos solos a los tres. Sin embargo, mi vista va a unos tacones que hacen eco sobre el suelo. Una mu
MollyLo más doloroso de perder a alguien es que ni siquiera hay chance de decir adiós. Hacía semanas que no hablaba con mi padre, el mismo nunca fue perfecto pero siempre estuvo ahí y solo por estar ahí me desgarra tanto su partida. Mi respiración se dificulta cada vez que le pienso, que recuerdo su sonrisa y sus abrazos repentinos. Aún no creo que cuando le llame ya no esté para responderme, que cuando le necesite no esté para mover tierra y mar por mí, jode y arde el afrontar que está muerto. Que el cuerpo de el hombre que me dio amor desde que abrí los ojos está sepultado casi dos metros bajo tierra, solo y frío, sin vida, sin nada. Comienzo a llorar frente a Tohb en el jardín de la mansión. —¿Cuándo vas a dejar de llorar mami? —su pregunta me abruma cuando le miro a sus preciosos ojos azules. —Mamá siente mucho dolor en su corazón cariño...—Pero... —me interrumpe.—Shhh, ven y abrázame.Me envuelve la cintura con sus manitas y mis temores se van acumulando. Todo es un jodid
MollyEl grito ahogado que suelto hace casi que hiperventile buscando oxígeno. Mis neuronas no hacen más que repetirme lo mismo una y otra vez y nuevamente veo mis miedos cobrar vida. Siento que me asfixio con cada respiro acumulado. Siento que una parte de mi no está. La adrenalina comienza a correrme por la sangre y corro hacia el auto. Mi celular empieza a sonar y al ver el nombre en la pantalla solo me hace tirarlo a los asientos de atrás. Malcom corre alcanzándome pero piso el acelerador yendo hasta lo que mis instintos señalan. No oigo, no pienso, no veo nada más que la imagen de mi pequeño muerto entre mis brazos. Aprieto el volante y acelero a más de los kilometrajes requeridos. Desvío entre el gentío que cruza y me llevo varios semáforos en pleno centro de Manhattan. Estaciono el auto sintiendo los policías pisándome los talones. Huyo del auto y subo directamente hasta el piso donde se está hospedando. Mi corazón papita desbocado en mi pecho y mi pulso es demasiado agita