¡Hola, hola! Siento mucho la hora, pero no quise dejarlas sin capítulo, así que aquí estoy, madrugando para ustedes. Necesito una ayudita y sé que puedo contar con ustedes, así que les dejaré una pregunta y respondan con seriedad, por favor :P Considerando la personalidad de nuestro ogro sexy, ¿cómo debería decirle Owen a Fla con cariño? Las leo en los comentarios, no olviden dejar sus opciones en los comentarios. Los nombres más llamativos o que se repitan más se irán a votación, así que anímense y pónganse creativas. Nos leemos más rato. Las quiero <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗—¿Te quedas hasta tarde? —pregunta Robert, acercándose a la puerta. Levanto la mirada y frunzo el ceño, notando que ya es tarde al ver el reloj en la pantalla del computador.—No, salgo en unos minutos. Ni me había dado cuenta de la hora —respondo, algo sorprendido—. No te preocupes, yo cierro.—Vale… ¿Todo bien, Owen? Pareces más distraído de lo normal —comenta, algo incómodo, sabiendo que no soy el más abierto para entablar una conversación amistosa.—Solo tengo varias cosas en la cabeza, pero estoy bien. Mejor que bien —contesto con una sonrisa que no puedo evitar. Saber que al llegar a casa estaré con las personas que más me importan me tranquiliza.—Genial. Nos vemos mañana —dice mientras sale de la oficina, cerrando la puerta tras de sí.Se me había pasado la tarde en un abrir y cerrar de ojos. Tenía tanto que hacer, entre preparar la documentación para la charla de mañana y mantener todo en orden, ni siquiera noté lo rápido que pasaron las horas. Sin embargo, haber
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Maya me lanza una mirada divertida, con esa sonrisa pícara que ya me conozco de memoria.—Fla, no es por nada, pero Owen no deja de mirarte —susurra, acercándose para que los chicos no escuchen. Sube el volumen de la música, pero aun así baja la voz—. Te lo juro, se sienten las chispas entre ustedes dos. No sé cómo te has aguantado sin saltarle encima —comenta, con una carcajada contenida.Me río también, porque sé que tiene razón. Mis ojos se van inmediatamente a Owen, que está en la cocina con Josh y me sorprende mirándolo. Le sonrío y me devuelve la sonrisa, sintiendo cómo el calor se me sube a las mejillas. Sus miradas siempre me ponen nerviosa, pero de ese modo en que el corazón se acelera y todo dentro de mí quiere más. Es un juego constante, una tensión en el aire que va creciendo con cada día que pasamos juntos. Maya lo nota, claro que lo nota, y me lo deja saber con esa complicidad que solo ella tiene.—No sé cómo lo hace él —le respondo entre risas—. Es como si
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Aún siento su sabor en mi boca, mientras mi pecho sube y baja agitado por la excitación. Flavia está aquí, frente a mí, regulando su respiración. Su piel resplandece por el orgasmo que acabo de darle y sus ojos…, joder, esos ojos grises me están matando. Está desnuda, completamente entregada y expuesta, y yo… yo no sé cómo he llegado hasta aquí sin perder el control antes. Y ahora que la tengo así, tan cerca, siento como si todo lo que he contenido durante tanto tiempo estuviera a punto de desbordarse.La miro con intensidad, cada curva de su cuerpo ahora más pronunciada, más tentadora. Sus pechos más llenos que antes, suben y bajan con cada inhalación y sus pezones erectos, me muestran lo sensible que está. La sensualidad en su cuerpo es una combinación perfecta de ternura y provocación, y me cuesta la vida mantener el control. Ella me mira con una mezcla de anhelo y vulnerabilidad, y eso solo intensifica mi deseo. No tengo palabras para expresar lo que siento, pero estoy
—Maya, por favor, déjame ayudarte, aunque sea un poco —insisto por milésima vez.—Fla, estoy bien —responde con seguridad, lo que me hace dudar si realmente necesita ayuda—. Te lo prometo, tengo todo bajo control. Además, es Estrella la que lo está haciendo todo. Yo estoy aquí como director de orquesta, solo dando instrucciones. —Suspiro, sabiendo que es terca, pero no puedo dejar de preocuparme.—Pero Maya, tú apenas puedes moverte y con el riesgo de parto prematuro… No quiero que te esfuerces más de lo necesario —replico, sabiendo que estoy caminando sobre terreno peligroso. La conozco lo suficiente como para saber que detesta que la traten como si fuera de cristal, pero no puedo evitarlo.—Lo sé, pero créeme, amiga, no voy a correr riesgos. Además, ni que tú estuvieras mejor con esos dos bebés que traes a cuestas —se burla, sin contener una risilla—. Yo estoy instalada en el sofá con mi block de dibujo y no pienso moverme hasta mañana, te lo juro —asevera—. Ahora, ¿ya entregaste las
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Llevo más de veinte minutos frente al armario y sigo sin decidir qué ponerme. Las opciones están tiradas sobre la cama, y, aunque ya me duché, maquillé y ondulé el cabello, todavía no logro dar con algo que me haga sentir... perfecta. Tal vez es porque esta Navidad es diferente, especial. Owen y yo estamos empezando algo nuevo y seremos padres, por lo que no puedo evitar querer que esta noche sea memorable.Cory salió hace un rato, diciendo que hacían falta un par de cosas, además que me hacía falta azúcar impalpable para el acabado final del Panettone que decidí preparar esta mañana. Lo cierto es que me aburría tanto dando vueltas por el apartamento que terminé en la cocina, amasando y mezclando, dejándome llevar por ese pequeño antojo navideño de casa. Y que, por suerte, con su ayuda, ya está listo. Aunque aún no sé si habrá salido como debía.Owen sigue en la oficina, así que me queda tiempo, pero eso no quita la inquietud. Esta es nuestra primera Nochebuena juntos y
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Ver la cara de Flavia cuando su nonna apareció por la puerta hizo que todo el esfuerzo valiera la pena. No soy el tipo de hombre que disfruta planeando sorpresas, pero con ella... todo cambia. Ver sus ojos llenarse de lágrimas, escuchar su risa y sentir cómo me abrazó después... joder, no hay nada que supere eso. Verla feliz, tranquila y rodeada de la única familia que le queda, me da una sensación de paz que hacía tiempo no sentía y en este momento, todo está en su lugar: Flavia, los bebés, nuestros amigos... No puedo pedir más.Convencer a la señora Fiorella no fue nada fácil, aunque tampoco esperaba que lo fuera. Es una mujer fuerte, bastante directa, de las que no se guardan nada, así que, cuando la llamé, supe que tendría que pasar por un buen interrogatorio. Aunque no me conocía en persona, probablemente, su única referencia de mí era lo que Flavia le había contado... y con lo que pasó entre nosotros, quién sabe qué versión tendrá, pero me sorprendió su disposición a
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗La despedida fue rápida, pero cargada de emociones. Mientras todos se abrazaban y compartían buenos deseos para el resto de las fiestas, yo no podía dejar de pensar en lo que vendría después. Maya me había dejado muy claro que tenía una misión esta noche. Y, por alguna razón, la idea de cumplirla me hacía sonreír. No sólo porque Owen se merece un buen cierre para la noche, sino porque también yo estoy lista para jugar mi parte.Cory, Hannah y Tyler se marcharon juntos, riendo y comentando su viaje para ver a sus padres a Filadelfia, con quienes pasarían la semana hasta el Año Nuevo. Mi nonna, en cambio, insistió hasta el cansancio en quedarse con Maya y Josh, algo que, para ser sincera, me tranquilizó y, además, me daría la libertad para poder hacer lo que quería hacer sin tener que contenernos.La conversación de camino a casa es ligera, pero hay una tensión en el aire que no podemos ignorar. Owen conduce con una mano en el volante y la otra sobre mi muslo, trazando con
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen ríe suavemente, una risa baja y gutural que reverbera en mi pecho. Me doy cuenta de que está al límite, pero también de que está disfrutando del juego tanto como yo. Es como una danza en la que ambos nos conocemos a la perfección, en la que no hace falta apresurarse.Una de sus manos viaja desde mi nalga y se desliza por mi muslo, perdiéndose en el vértice de mi cuerpo y colándose bajo las diminutas braguitas. Owen emite un gruñido cuando comprueba lo mojada que estoy para él.—Estás tan mojada y perfecta… —susurra contra mi clavícula, mientras deja un recorrido de besos húmedos por mi cuello mientras su mano libre desata hábilmente uno de los lazos sobre mi hombro derecho y la tela se abre cual cinta de regalo, liberando mi seno. Lo lleva a su boca, lo que provoca que una descarga eléctrica recorra todo mi cuerpo y se concentre en mi clítoris.Por instinto, comienzo a mover mis caderas sobre su ya abultada erección, buscando algo de fricción. Lo escucho gruñir mien