Laura giró el rostro para mirarlo y preguntó con indiferencia:—¿Por qué?Antes ella amaba a Miguel, tanto que deseaba estar pegada a él las veinticuatro horas del día. Pero después de escuchar lo que Miguel acababa de decir, ¿con qué cara podría acercársele ahora? Definitivamente, cuanto más lejos estuviera de él, mejor.Mario se quedó sin palabras ante su irónica pregunta. ¿Acaso debía decirle directamente que el señor Soto estaba enojado?—¿El señor Soto no está ocupado? ¿Por qué no sube al auto? ¿Y si nos vamos adelantando? —sugirió Laura con expresión desinteresada—. La verdad es que tengo algunos asuntos pendientes y debo darme prisa.Con una semana de medicamentos, su abuela podría sentirse mejor. Tan solo por eso, debería disculparse con Jenny. Y lo haría de buena gana. En cuanto a la vil trampa que Jenny le había tendido, ya ajustaría cuentas con ella cuando descubriera toda la verdad. La venganza es un plato que se sirve frío.Mario miró asustado hacia fuera del auto. Por sue
Todo lo relacionado con Jenny parecía ser su culpa. Si Jenny tenía problemas, era por ella. Si el abuelo estaba molesto y quería enviar a Jenny al extranjero, era porque ella había ido a quejarse. En resumen, cualquier cosa relacionada con Jenny era siempre su responsabilidad. El corazón de Miguel estaba tan parcializado que había perdido por completo toda objetividad.Miguel, irritado, gruñó en voz baja:—¡Laura! ¡Explícate ahora mismo!Laura contuvo su enojo y borró al instante la sonrisa de su rostro.—Miguel, si no me crees cuando te digo que no llamé al abuelo, ¿qué más puedo explicarte?Cuando se trataba de Jenny, Miguel parecía perder toda capacidad de razonamiento lógico.Mario apresurado subió la división del auto y arrancó. Aunque no aprobaba cómo el señor Soto trataba a la señora Soto, no podía hacer nada al respecto para convencerlo, ni tenía el poder para ayudarla. A veces sentía verdadera lástima por la señora Soto.Miguel, ya alterado por el asunto de Jenny, no pudo cont
—Jenny está sola y embarazada, ¿qué tiene de malo que la ayude? —respondió Miguel con indiferencia.Jenny le había salvado la vida una vez, así que era natural que él la ayudara ahora que estaba en problemas. En cambio, Laura siempre le reprochaba su ayuda a Jenny. Su mezquindad la hacía un ser desagradable.Laura, al ver su actitud despreocupada, supo que no tenía caso alguno seguir hablando. ¡Nadie puede despertar a quien se hace el dormido!—Solo tienes que ir conmigo a tramitar el divorcio, después puedes ayudarla o casarte con ella, simplemente lo que quieras —dijo ella. Se iría sin nada, les dejaría el camino libre. En ese círculo social no encontrarían otra mujer tan comprensiva como ella; Miguel debería estar feliz.Miguel la miró con una sonrisa siniestra.—Laura...En ese momento, sonó el teléfono interrumpiendo sus palabras.Laura observó su rostro y sonrió levemente.—Es tu cuñada, contesta.Ella sabía muy bien lo ansioso que se ponía Miguel por Jenny. Contestaba sus llamad
Miguel preocupado se masajeaba las sienes mientras su mirada se desviaba de manera inevitable hacia Laura, quien estaba a su lado.No podía entender por qué su abuelo mostraba tanta preferencia por ella.¡Le había entregado las acciones de Nexus sin pensarlo dos veces, e incluso las reliquias familiares de los Soto!Laura no era más que simplemente una mujer manipuladora y cruel, ¿qué tenía de especial?—Estoy por llegar al hospital, hay cosas que necesitamos discutir en persona —hizo una pausa y agregó—: Laura viene conmigo.Al escuchar que Laura también estaría presente, el tono de Emiliano se suavizó de inmediato. —Bien, los esperaré.Después de colgar, Miguel respiró profundo.¡La repentina decisión de Emiliano de enviar a Jenny al extranjero seguro escondía algo más!Si llegaba a descubrir que Laura estaba tramando algo a sus espaldas, ¡no tendría piedad!Pronto, el auto se detuvo frente al hospital.Miguel ayudó a Laura a bajar, sujetándola con fuerza del brazo.—Miguel, ¡suéltam
La voz de Santiago sonaba suave.Laura se quedó perpleja por un instante. —¿Qué pruebas? —preguntó.¿Serían pruebas sobre el accidente de Jenny?¡Pero ella no le había contado a nadie sobre eso!¡Ni siquiera Patricia lo sabía!—Las pruebas del accidente de tu cuñada.La mente de Laura explotó a mil.¡Realmente era sobre eso!¿Cómo se había enterado Santiago de esto?—No te preocupes por esto, las pruebas se obtuvieron por medios legales —se apresuró a explicar Santiago, que conocía bien a Laura. Por supuesto, se guardó los detalles de cómo las había conseguido.—Ahora tengo un asunto urgente que atender, ¿podría contactarte después? —Laura sabía muy bien que incluso si le mostraba las pruebas a Miguel en ese momento, él no creería que Jenny fuera la responsable, solo la acusaría de falsificarlas.El favoritismo de Miguel no era nada nuevo para ella.—Está bien, esperaré atento tu llamada —respondió Santiago con amabilidad, sin indagar sobre el asunto urgente.Laura sostenía temblorosa
Laura contestó alegremente. —¡De acuerdo!Emiliano se marchó satisfecho.No le importaba lo que hiciera Miguel, mientras Laura estuviera contenta.Cuando Emiliano salió de la habitación, Jenny de inmediato le hizo señas a Miguel. —Miguel, sal un momento, ¡quiero tener una charla íntima de hermanas con Laura!Miguel estaba a punto de hablar cuando Laura lo interrumpió. —No te vayas, quédate como testigo.Jenny era muy astuta, y si después negaba que Laura se había disculpado, Miguel volvería a darle problemas.La mirada sombría de Miguel se posó justo en su linda cara.¿Qué pretendía esa mujer?Laura se acomodó un poco el cabello detrás de la oreja y caminó elegantemente hasta la cama de Jenny. La miró desde arriba y, con una ligera mueca en los labios, dijo: —Lo siento mucho.Antes de entrar, pensó que sería difícil pronunciar esas palabras, pero la verdad, resultó ser más fácil de lo que esperaba.Bastó con abrir la boca y ya está.Jenny sorprendida levantó la cabeza para mirarla. Su
Miguel la jaló con delicadeza de vuelta a la cama —¡Estás herida, deja de moverte tanto! Además, ¿por qué deberías disculparte? ¡No has hecho nada malo! — su tono de reproche dejaba entrever cierto cariño.Laura observaba cómo su esposo cuidaba con tanta delicadeza y esmero a otra mujer. Aunque le dolía el corazón, se dio media vuelta sin decir palabra.Al ver que Laura se marchaba despreocupada, Jenny empujó a Miguel y saltó de la cama apresurada.Con un fuerte golpe, cayó de rodillas. Con los ojos llorosos, le gritó a Laura mientras se alejaba: —¡Laura, perdóname, fue mi culpa! ¡No debí hacer que te disculparas! ¿Por favor, no te enojes con Miguel? — suplicaba entre lágrimas, luciendo completamente miserable.Laura se detuvo por un momento, frunció el ceño y siguió caminando despreocupada sin responder. Jenny era experta en montar escenas dramáticas y con Miguel presente, lo mejor era mantener su distancia.La mirada de Miguel se clavó en la espalda de Laura, tornándose amenazante y
Miguel soltó una risa sarcástica —Ya te lo había advertido, su embarazo es delicado. Debes ceder ante ella siempre, no puedes hacerla enojar. Si algo le pasa a ese bebé, te las verás conmigo.La mirada amenazante de su esposo hizo que Laura sintiera un escalofrío. Le ardía la nariz, conteniendo las lágrimas. Levantó con tristeza la cabeza, forzándolas a retroceder, y cuando volvió a mirarlo, sus ojos ya no mostraban emoción alguna.—Miguel, ¿alguna vez me has tratado como tu esposa? ¿Me has respetado? Llevamos tres años casados y me tratas peor que a una amante— afuera, otros hombres colmaban a sus amantes de regalos: flores, diamantes, coches, casas, incluso las llevaban a eventos sociales. Mientras que ella no tenía absolutamente nada.Miguel entrecerró los ojos —¿Qué pasa? ¿Ahora quieres los privilegios de ser la señora Soto? Laura, ¿no crees que estás pidiendo demasiado?Las palabras de Miguel hicieron que Laura sintiera que todo era inútil. Se acomodó un poco el cabello y dijo —si