Poco después, Mario entró a la oficina.Miguel levantó la vista buscando detrás de él. —¿Dónde está Laura?Mario vaciló por un momento antes de responder: —¡Mandé a buscarla al baño de mujeres, pero no hay nadie!Apenas terminó de hablar, el rostro de Miguel se ensombreció. —¡Llámala! ¡Que se venga de inmediato! Si no, ¡que se atenga a las consecuencias!Mario lo miró, preocupándose en silencio por Laura.¿Qué habrá hecho la señora Soto para que el señor Soto esté tan furioso?—¡Llámala ya! —ordenó Miguel con voz aterradora.Mientras tanto, Laura estaba sentada en un jardín frente al edificio, atendiendo una llamada.El médico de su abuela le informaba que alguien había enviado medicamentos especiales para una semana, y que ya se los habían administrado a su abuela, quien ahora mostraba mejor semblante.Al oír esto, las lágrimas que Laura acababa de contener volvieron a brotar de nuevo. —Iré a ver a mi abuela en un momento, gracias doctor.—No me agradezcas a mí, ¡agradécele a quien e
Laura giró el rostro para mirarlo y preguntó con indiferencia:—¿Por qué?Antes ella amaba a Miguel, tanto que deseaba estar pegada a él las veinticuatro horas del día. Pero después de escuchar lo que Miguel acababa de decir, ¿con qué cara podría acercársele ahora? Definitivamente, cuanto más lejos estuviera de él, mejor.Mario se quedó sin palabras ante su irónica pregunta. ¿Acaso debía decirle directamente que el señor Soto estaba enojado?—¿El señor Soto no está ocupado? ¿Por qué no sube al auto? ¿Y si nos vamos adelantando? —sugirió Laura con expresión desinteresada—. La verdad es que tengo algunos asuntos pendientes y debo darme prisa.Con una semana de medicamentos, su abuela podría sentirse mejor. Tan solo por eso, debería disculparse con Jenny. Y lo haría de buena gana. En cuanto a la vil trampa que Jenny le había tendido, ya ajustaría cuentas con ella cuando descubriera toda la verdad. La venganza es un plato que se sirve frío.Mario miró asustado hacia fuera del auto. Por sue
Todo lo relacionado con Jenny parecía ser su culpa. Si Jenny tenía problemas, era por ella. Si el abuelo estaba molesto y quería enviar a Jenny al extranjero, era porque ella había ido a quejarse. En resumen, cualquier cosa relacionada con Jenny era siempre su responsabilidad. El corazón de Miguel estaba tan parcializado que había perdido por completo toda objetividad.Miguel, irritado, gruñó en voz baja:—¡Laura! ¡Explícate ahora mismo!Laura contuvo su enojo y borró al instante la sonrisa de su rostro.—Miguel, si no me crees cuando te digo que no llamé al abuelo, ¿qué más puedo explicarte?Cuando se trataba de Jenny, Miguel parecía perder toda capacidad de razonamiento lógico.Mario apresurado subió la división del auto y arrancó. Aunque no aprobaba cómo el señor Soto trataba a la señora Soto, no podía hacer nada al respecto para convencerlo, ni tenía el poder para ayudarla. A veces sentía verdadera lástima por la señora Soto.Miguel, ya alterado por el asunto de Jenny, no pudo cont
—Jenny está sola y embarazada, ¿qué tiene de malo que la ayude? —respondió Miguel con indiferencia.Jenny le había salvado la vida una vez, así que era natural que él la ayudara ahora que estaba en problemas. En cambio, Laura siempre le reprochaba su ayuda a Jenny. Su mezquindad la hacía un ser desagradable.Laura, al ver su actitud despreocupada, supo que no tenía caso alguno seguir hablando. ¡Nadie puede despertar a quien se hace el dormido!—Solo tienes que ir conmigo a tramitar el divorcio, después puedes ayudarla o casarte con ella, simplemente lo que quieras —dijo ella. Se iría sin nada, les dejaría el camino libre. En ese círculo social no encontrarían otra mujer tan comprensiva como ella; Miguel debería estar feliz.Miguel la miró con una sonrisa siniestra.—Laura...En ese momento, sonó el teléfono interrumpiendo sus palabras.Laura observó su rostro y sonrió levemente.—Es tu cuñada, contesta.Ella sabía muy bien lo ansioso que se ponía Miguel por Jenny. Contestaba sus llamad
Miguel preocupado se masajeaba las sienes mientras su mirada se desviaba de manera inevitable hacia Laura, quien estaba a su lado.No podía entender por qué su abuelo mostraba tanta preferencia por ella.¡Le había entregado las acciones de Nexus sin pensarlo dos veces, e incluso las reliquias familiares de los Soto!Laura no era más que simplemente una mujer manipuladora y cruel, ¿qué tenía de especial?—Estoy por llegar al hospital, hay cosas que necesitamos discutir en persona —hizo una pausa y agregó—: Laura viene conmigo.Al escuchar que Laura también estaría presente, el tono de Emiliano se suavizó de inmediato. —Bien, los esperaré.Después de colgar, Miguel respiró profundo.¡La repentina decisión de Emiliano de enviar a Jenny al extranjero seguro escondía algo más!Si llegaba a descubrir que Laura estaba tramando algo a sus espaldas, ¡no tendría piedad!Pronto, el auto se detuvo frente al hospital.Miguel ayudó a Laura a bajar, sujetándola con fuerza del brazo.—Miguel, ¡suéltam
La voz de Santiago sonaba suave.Laura se quedó perpleja por un instante. —¿Qué pruebas? —preguntó.¿Serían pruebas sobre el accidente de Jenny?¡Pero ella no le había contado a nadie sobre eso!¡Ni siquiera Patricia lo sabía!—Las pruebas del accidente de tu cuñada.La mente de Laura explotó a mil.¡Realmente era sobre eso!¿Cómo se había enterado Santiago de esto?—No te preocupes por esto, las pruebas se obtuvieron por medios legales —se apresuró a explicar Santiago, que conocía bien a Laura. Por supuesto, se guardó los detalles de cómo las había conseguido.—Ahora tengo un asunto urgente que atender, ¿podría contactarte después? —Laura sabía muy bien que incluso si le mostraba las pruebas a Miguel en ese momento, él no creería que Jenny fuera la responsable, solo la acusaría de falsificarlas.El favoritismo de Miguel no era nada nuevo para ella.—Está bien, esperaré atento tu llamada —respondió Santiago con amabilidad, sin indagar sobre el asunto urgente.Laura sostenía temblorosa
Laura contestó alegremente. —¡De acuerdo!Emiliano se marchó satisfecho.No le importaba lo que hiciera Miguel, mientras Laura estuviera contenta.Cuando Emiliano salió de la habitación, Jenny de inmediato le hizo señas a Miguel. —Miguel, sal un momento, ¡quiero tener una charla íntima de hermanas con Laura!Miguel estaba a punto de hablar cuando Laura lo interrumpió. —No te vayas, quédate como testigo.Jenny era muy astuta, y si después negaba que Laura se había disculpado, Miguel volvería a darle problemas.La mirada sombría de Miguel se posó justo en su linda cara.¿Qué pretendía esa mujer?Laura se acomodó un poco el cabello detrás de la oreja y caminó elegantemente hasta la cama de Jenny. La miró desde arriba y, con una ligera mueca en los labios, dijo: —Lo siento mucho.Antes de entrar, pensó que sería difícil pronunciar esas palabras, pero la verdad, resultó ser más fácil de lo que esperaba.Bastó con abrir la boca y ya está.Jenny sorprendida levantó la cabeza para mirarla. Su
—Laura, estoy embarazada. Tienes que divorciarte de Miguel lo antes posible. ¿No te da lástima que mi hijo nazca sin padre? —la voz llorosa de la mujer resonaba por el teléfono.Laura se masajeó las sienes y respondió con frialdad:— Si hay algo más que quieras decir, dilo pues rápido, estoy grabando todo. Esto me servirá para sacarle más dinero a Miguel en el divorcio.—¡Zorra de mierda! ¡Me estabas grabando! —gritó la otra antes de colgar.Mientras escuchaba el tono de línea muerta, Laura bajó instintiva la mirada hacia su prueba de embarazo positiva. Las palabras "4 semanas de gestación" parecían brillar con cruel ironía.Había planeado contarle a Miguel sobre el embarazo esa noche, pero ahora... esto ya no tenía caso. Este bebé llegaba en el peor momento de su vida, pero sería su salvación.*Al regresar del trabajo, apenas cruzó la puerta cuando Sandra salió a recibirla.—Señora, ya preparé todos los ingredientes según el menú que me dio esta mañana. En cuanto se cambie puede empe