Capítulo 97
Laura giró el rostro para mirarlo y preguntó con indiferencia:

—¿Por qué?

Antes ella amaba a Miguel, tanto que deseaba estar pegada a él las veinticuatro horas del día. Pero después de escuchar lo que Miguel acababa de decir, ¿con qué cara podría acercársele ahora? Definitivamente, cuanto más lejos estuviera de él, mejor.

Mario se quedó sin palabras ante su irónica pregunta. ¿Acaso debía decirle directamente que el señor Soto estaba enojado?

—¿El señor Soto no está ocupado? ¿Por qué no sube al auto? ¿Y si nos vamos adelantando? —sugirió Laura con expresión desinteresada—. La verdad es que tengo algunos asuntos pendientes y debo darme prisa.

Con una semana de medicamentos, su abuela podría sentirse mejor. Tan solo por eso, debería disculparse con Jenny. Y lo haría de buena gana. En cuanto a la vil trampa que Jenny le había tendido, ya ajustaría cuentas con ella cuando descubriera toda la verdad. La venganza es un plato que se sirve frío.

Mario miró asustado hacia fuera del auto. Por sue
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