Capítulo 40
‒ Nadie sabe quién es el nuevo dueño, todo es muy misterioso. Pero no hay prisa alguna, ¡mañana lo veremos en persona!

‒ Y también dicen que compró un Vértice para regalárselo a su prometida. ¡Así nada más, regalando bufetes! ¡Qué suerte ser la prometida de un magnate!

‒ Laura, siendo tan guapa, seguro conseguirás un marido rico.

Laura inquieta se mordió el labio. Manuela tenía razón, había conseguido un marido rico.

Pero su marido no la amaba.

‒ ¡Ah, Laura! Hoy cenamos en el Pabellón Rojo a las seis. ¡Estaba tan metida en los chismes que casi olvido lo más importante!

Laura envidiaba el gran optimismo de Manuela. En sus dos años en el bufete, siempre rebosaba energía.

Ella apenas tenía 25 años, pero ya había experimentado las amarguras de la vida. Su espíritu se sentía viejo.

‒ Laura, ¿estás triste? ¿Por qué no dices nada? ‒ Manuela continuó: ‒ ¡Todos especulan que el nuevo dueño mejorará nuestros salarios y beneficios! ¡Imagina que nos dupliquen el sueldo, sería algo maravilloso!

Soñ
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