Laura dejó los cubiertos sobre la mesa y alzó la mirada hacia Zoe, quien estaba sentada frente a ella.Cuando recién habían empezado en el bufete de abogados, solían salir juntas a buscar clientes corporativos. En aquellas reuniones, los ejecutivos las presionaban a beber hasta el punto del vómito. Sin embargo, ella nunca se quejó, sino que apretó los dientes y siguió adelante.En el fondo, siempre había estado agradecida con Zoe por acompañarla durante aquellos tiempos tan difíciles. Durante los últimos dos años, de manera ocasional habían trabajado juntas investigando casos, y cada colaboración había sido placentera. Laura no era del tipo que expresaba sus sentimientos fácilmente ni se abría con cualquiera, pero Zoe era diferente para ella.En ese preciso momento, sintió una punzada de dolor en el pecho.Manuela, notando su malestar, apresurada tomó la copa de Laura y la vació de un trago.—Laura no se encuentra bien, yo beberé por ella. ¡Por usted, jefe! —exclamó Manuela.Laura ni s
—¡Y él no movería ni un dedo por ella!—Ya, ya, dejen de envidiarme —la voz melosa de Jenny destilaba presunción—. De todas formas, conozco a muchos jóvenes ricos de la alta sociedad. En algún momento le diré a Miguel que organice algo para presentárselos. ¡Quién sabe, tal vez encuentren a su media naranja!Laura respiró hondo, conteniendo el dolor en su pecho. Miguel cumplía cada capricho de Jenny; tal vez hasta le bajaría las estrellas del cielo si ella se lo pidiera.Después de un rato de estar adulando a Jenny, el grupo finalmente se marchó.Laura se masajeó las sienes mientras salía de su cubículo y le mandó un breve mensaje a Manuela pidiéndole que le alcanzara su bolso. Una vez que lo tuvo en sus manos, se fue.Esa noche, el espectáculo de fuegos artificiales en Santa Clara fue algo sensacional. Todos se enteraron de que una mujer llamada Jenny había sido extremadamente consentida por su prometido.Laura se acurrucó en su cama, abrazando con tristeza las cobijas, y no logró conc
La mirada de Miguel se deslizó por la mano del jefe, sin expresión alguna en el rostro.El jefe, asustado, retiró la mano temeroso."¡Qué mirada tan intimidante tiene el señor Soto! ¡Sentí como si me fuera a arrancar la mano!"En ese preciso momento, la puerta se abrió y una voz femenina y dulce llegó a sus oídos:—Miguel, ¿cómo es que no me esperaste y subiste solo?Al escuchar la voz de Jenny, Laura se quedó perpleja, recordando el chisme que Manuela le había contado ayer.Le había dicho que alguien había comprado Vértice para regalársela a su prometida.Antes había especulado si Santiago podría ser quien compró Vértice.Ahora quedaba claro que había sido Miguel quien la adquirió.Ayer fue el cumpleaños de Jenny, tal vez ese fue su regalo.En efecto, al instante, Miguel habló con tono sereno:—Vértice queda bajo tu administración. Tendrás libertad para gestionar y organizar al personal. Si necesitas ayuda, llámame, y para materiales de oficina, comunícate con Mario.El corazón de Lau
—Tengo asuntos pendientes en la empresa, me retiro —dijo antes de darse la vuelta y marcharse.Jenny alzó con ternura la mirada hacia la silueta del hombre mientras se alejaba, esbozando una sonrisa satisfecha, y se apresuró a seguirlo.Cuando ambos salieron de la oficina, el antiguo dueño de Vértice se acercó y dijo respetuoso:—He reunido a todo el personal para que se presenten, así el señor Soto y la señorita Urquiza podrán conocerlos rápidamente.Aunque por un momento se arrepintió de haber vendido Vértice, el precio había sido excelente y debía realizar una transición adecuada.Miguel arqueó una ceja por un momento y se detuvo.Jenny instintivamente se ocultó tras él.Para los demás, ese gesto parecía tanto íntimo como el de una mujer mimada.Laura, parada al fondo, observaba con detenimiento a la pareja con un dolor agudo en el pecho y los puños apretados.Aunque Jenny era la otra, se atrevía a pararse de forma descarada junto a Miguel, recibiendo la admiración y el respeto de t
—Laura siempre ha sido fría y distante con todos, hoy actuó normal —dijo alguien.—Se suponía que Laura sería promovida a jefa de grupo, y ahora viene alguien de fuera y le quita el puesto. ¡Es comprensible que esté molesta! —comentó otro.—¿Soy la única que notó que el señor Soto miró a Laura por más de un minuto? ¿Será que tiene otras intenciones con ella?—¡Laura seguro se le adelantará y se meterá en su cama antes de que él intente algo! Al fin y al cabo, ¡en estos cuatro años ha tenido bastante experiencia metiéndose en camas ajenas!Laura sonrió con frialdad y habló pausadamente:—Pensé que la lección de ayer a Bianca bastaría para callarlos. No imaginé que mi vida privada les seguiría interesando tanto. ¿Por qué no van a comprar algo para picar y seguimos chismoseando?Si una mujer era hermosa, la veían como un adorno inútil.Si era hermosa y capaz, la acusaban de ser manipuladora, de usar artimañas y acostarse con hombres para ascender.Desde que llegó a Vértice hace cuatro año
Después de llamarla así, ¡solo quería morderse la lengua de la frustración!¡Qué atrevida!¡Qué manera tan horrible de llamarla!Jenny respondió con un tono extremadamente alegre.Laura, al escuchar cómo la dueña se dirigió a ella, partió en dos los documentos que tenía en la mano. Respiró profundo antes de decirle a Manuela: —Ve a investigar los detalles con el cliente. Yo necesito hablar con la señorita Urquiza.Manuela echó un vistazo rápido a los papeles destrozados en las manos de Laura y, sin atreverse a quedarse más tiempo, salió apresurada.Laura parecía estar muy molesta.Aunque era comprensible su enojo, después de todo alguien le había arrebatado su posición como líder de equipo.Manuela, en su inocencia, ni siquiera consideró la verdadera razón detrás de la tensión entre Laura y Miguel.—Laura, ¿qué te pasa? ¿Por qué no contestas mis llamadas? —atacó Jenny apenas Manuela abandonó la oficina.Laura levantó la mirada con pereza. —Si la señorita Urquiza tiene dudas sobre el tr
—Me acabo de enterar que Laura tenía una relación sospechosa con el antiguo jefe. Salían juntos frecuentemente y ella se pasaba medio día en su oficina. Dicen que sus buenos resultados en el bufete los consiguió acostándose con él. ¡En toda Santa Clara tiene vínculos con una gran cantidad de hombres! —Jenny se detuvo, como si le costara continuar.—Ahora eres abogada, deberías saber que se necesitan pruebas para acusar a alguien. ¿Me molestas con chismes de oficina cuando sabes lo ocupado que estoy? La próxima vez, verifica si algo es verdad antes de venir a contármelo —respondió Miguel malhumorado, masajeándose las sienes con evidente fastidio.Durante sus tres años de matrimonio, aunque Laura siempre estuvo ocupada, se levantaba temprano para prepararle el desayuno, cocinaba la cena al volver del trabajo y lavaba su ropa a mano. Podía dudar de sus sentimientos, pero no creía que ella se vendiera de esa manera.A veces la intuición masculina puede ser bastante certera.Aun así, escuch
Manuela se quedó perpleja por un momento antes de aceptar con la cabeza —¡Entiendo!Pensó para sus adentros que el hecho de que el nuevo jefe viniera personalmente con Jenny era prácticamente un anuncio oficial. Si Jenny no era la esposa del jefe, ¿entonces quién lo sería?Sin embargo, si Laura decía que no lo era, ¡entonces no lo era! Después de todo, ella confiaba de manera incondicional en la palabra de Laura.El sonido del teléfono interrumpió de forma abrupta la conversación entre ambas.Laura tomó su celular y, al ver un número desconocido, dudó un momento antes de contestar.—Buenos días, despacho jurídico Vértice.—Laura, soy yo —se escuchó una voz fría al otro lado de la línea. Laura al instante reconoció que era la madre de Miguel y, apretando los labios, respondió con untono distante—: Señora Soto, ¿en qué puedo ayudarla?Desde que se casaron, Fiona siempre le había exigido que la llamara señora Soto.Solo de manera ocasional, frente a extraños, fingía llamarla "suegra".—V