Si Miguel era demasiado violento, ¿qué pasaría con el bebé?Miguel, al verla actuar como una mujer reservada, sintió que su ira aumentaba cada vez más:‒ Laura, ¡aún no estamos divorciados! ¿Por qué no podría tocarte?Laura respiró de manera profundan y lo miró fijamente:‒ Porque me das asco.¡Ya tenía un hijo con Jenny y aún quería tocarla!Miguel entrecerrólos ojos y le mordió el lóbulo de la oreja:‒ ¿Dices que te doy asco? Pues con más razón lo haré.Laura se alarmó y respondió:‒ Si estás insatisfecho porque Jenny está embarazada, puedo encontrarte a alguien más, te garantizo que será limpia y te complacerá, ‒ mientras hablaba, su mente se llenaba de imágenes de ellos dos en la cama.¡Todo lo que Miguel había hecho con ella, también lo había hecho con Jenny!¡De solo pensarlo le daba náuseas!La hostilidad de Miguel era evidente:‒ La señora Soto es tan generosa, ¿debería alabarte por ser tan comprensiva y sensata?Laura giró el rostro:‒ Solo pienso en tu bienestar.Y, además no
‒ Nadie sabe quién es el nuevo dueño, todo es muy misterioso. Pero no hay prisa alguna, ¡mañana lo veremos en persona!‒ Y también dicen que compró un Vértice para regalárselo a su prometida. ¡Así nada más, regalando bufetes! ¡Qué suerte ser la prometida de un magnate!‒ Laura, siendo tan guapa, seguro conseguirás un marido rico.Laura inquieta se mordió el labio. Manuela tenía razón, había conseguido un marido rico.Pero su marido no la amaba.‒ ¡Ah, Laura! Hoy cenamos en el Pabellón Rojo a las seis. ¡Estaba tan metida en los chismes que casi olvido lo más importante!Laura envidiaba el gran optimismo de Manuela. En sus dos años en el bufete, siempre rebosaba energía.Ella apenas tenía 25 años, pero ya había experimentado las amarguras de la vida. Su espíritu se sentía viejo.‒ Laura, ¿estás triste? ¿Por qué no dices nada? ‒ Manuela continuó: ‒ ¡Todos especulan que el nuevo dueño mejorará nuestros salarios y beneficios! ¡Imagina que nos dupliquen el sueldo, sería algo maravilloso!Soñ
‒ Tú no le temes, ¡pero Laura es otro asunto diferente! Bien sabes de lo que es capaz ‒ comentó Miguel objetivamente.‒ ¡Dame los respectivos documentos! Me voy ‒ Emiliano entendía la fuerte preocupación de Miguel y añadió: ‒ Transfiere tus acciones a Laura, y en unos cuantos días haré un testamento dejándote todas las acciones mías.‒ No quiero tus acciones, ¡y no hagas testamento alguno! Debes vivir muchos años más.‒ Ya tengo ochenta años, he vivido lo suficiente. Mi mayor deseo ahora es tener un bisnieto, ¡aunque sea una bisnieta! Miguel, llevan tres años casados, ¿por qué Laura no se ha embarazado? ¿Acaso tú no puedes? ‒ el tema del embarazo lo disgustaba cada vez más.En el grupo de WhatsApp, sus amigos presumían constantemente fotos de sus adorables bisnietos, ¡cómo los envidiaba!Miguel parecía estar en buena forma, ¿por qué no podían tener hijos?‒ Laura es joven y está ocupada con su trabajo, ¿cuándo tendría tiempo para hijos? ‒ Miguel no amaba a Laura, obviamente no tendría
—¿Deberíamos avisarle a la señora? —preguntó Mario.Si le avisaban con anticipación, ella podría elegir su propio vestido. Al final, uno siempre elige mejor lo que le gusta.—No es necesario, yo le avisaré cuando sea el momento apropiado—respondió él, pensando que, si le decía a Laura con anticipación, ¿cómo podría disfrutar del espectáculo?—El instituto de investigación llamó en ese momento. Alguien los contactó queriendo comprar el nuevo medicamento experimental a un precio muy alto. Investigué al comprador y... ¡es su esposa! —Mario por fin logró decirle esto al señor Soto, después de estar dudando cómo hacerlo.Miguel arqueó una ceja. —¿La abuela de ella no recibe un subsidio mensual especial para sus medicamentos? Si necesita algún medicamento, el hospital debería proporcionárselo directamente. ¿Por qué está comprando medicamentos costosos por su cuenta?Lo más intrigante de todo era que estaba dispuesta a pagar un precio tan alto.—Aparentemente, este nuevo medicamento se produc
Pero con Maite y los Sánchez, eso era algo difícil de predecir.Si no era Santiago, ¿entonces quién?—Laura, te ves terrible, ¿qué te pasa? ¿Será que estás preocupada porque con el nuevo jefe ya no tendrás los mismos privilegios de antes? ¡Esto debe dolerte bastante! —dijo con cierta malicia.Al escuchar esa voz, Laura levantó instintiva la mirada hacia la mujer que tenía enfrente.Bianca.Habían entrado juntas al bufete, pero hasta ahora ella no había llevado ningún caso en la corte por su cuenta, dedicándose principalmente a la mediación de casos civiles.Mientras tanto, Bianca se había renombrado un nombre de alto prestigio, convirtiéndose en una abogada estrella con excelente reputación.Laura sabía que Bianca la envidiaba y la odiaba.Si respondiera a sus provocaciones, los demás la verían como la mala del cuento por "abusar" de Bianca.En ese preciso momento, todos aquellos que la envidiaban y la despreciaban saldrían de sus escondites para juzgarla desde su supuesta superioridad
Bianca, furiosa y avergonzada por las palabras de Laura, se abalanzó directo sobre ella intentando arañarle la cara mientras gritaba:—¡Cállate! ¡Estás diciendo puras mentiras!Era evidente que Laura lo sabía desde hace muchísimo tiempo, pero había guardado silencio, esperando el momento preciso para atacar. ¿Cómo podía ser tan calculadora esta mujer?Laura se apartó y la empujó hacia atrás.—Si tanto dices que miento, ¿por qué no revisamos las cámaras de seguridad? Ahí quedará todo claro.Si hoy no ponía a Bianca en su lugar, después todos en el bufete la pisotearían. ¡Ella, no era ninguna tonta!—¡Si Bianca dice que Laura miente, vamos a ver las grabaciones! ¡Así sabremos de una vez por todas la verdad! —comentó alguien, claramente buscando más drama.—¡Vamos todos a verlo!—Bianca, ¿vienes?La multitud comenzó a agitarse cada vez más, mientras Bianca perdía toda compostura. ¡Si revisaban las cámaras, todo quedaría expuesto! Y no solo ella saldría perjudicada, sino también Daniel. ¡E
¡Qué diferente era antes, cuando la trataba con tanta dulzura! Jamás le había levantado la voz, ni siquiera hablado con dureza.Daniel, notablemente irritado, le dijo:—Si con todo este escándalo el nuevo jefe decide despedir a uno de nosotros, dirás que tú me sedujiste y que esa fue la primera vez en la oficina. Bianca quedó tan impactada que hasta se le olvidó llorar.—¿Qué estás diciendo?¿Este era el mismo hombre responsable y comprometido que ella conocía?¡No! ¡Tal vez había escuchado mal!—Tú solo eres mediadora, ni siquiera has estado en un juicio formal. Dejar Vértice no afectará tu futuro. En cambio, si me despiden por problemas de conducta, me será difícil encontrar trabajo. Si tú pierdes el empleo, yo puedo mantenerte, pero si yo lo pierdo, ¿podrías acaso mantenerme tú? —la miró con intensidad y urgencia.Esta mujer siempre había sido fácil de manipular, creía todo lo que él decía.Bianca rompió en ese instante en llanto:—¡Antes decías que yo era una excelente mediadora!
Laura dejó los cubiertos sobre la mesa y alzó la mirada hacia Zoe, quien estaba sentada frente a ella.Cuando recién habían empezado en el bufete de abogados, solían salir juntas a buscar clientes corporativos. En aquellas reuniones, los ejecutivos las presionaban a beber hasta el punto del vómito. Sin embargo, ella nunca se quejó, sino que apretó los dientes y siguió adelante.En el fondo, siempre había estado agradecida con Zoe por acompañarla durante aquellos tiempos tan difíciles. Durante los últimos dos años, de manera ocasional habían trabajado juntas investigando casos, y cada colaboración había sido placentera. Laura no era del tipo que expresaba sus sentimientos fácilmente ni se abría con cualquiera, pero Zoe era diferente para ella.En ese preciso momento, sintió una punzada de dolor en el pecho.Manuela, notando su malestar, apresurada tomó la copa de Laura y la vació de un trago.—Laura no se encuentra bien, yo beberé por ella. ¡Por usted, jefe! —exclamó Manuela.Laura ni s