Capítulo 36
‒ El abuelo está... ‒ Miguel miró a Fiona e interrumpió de inmediato a Laura ‒ Mario te llevará a casa.

Con el abuelo en este estado, la transferencia de acciones definitivamente tendría que esperar.

‒ Me iré cuando el abuelo despierte, no estaré tranquila hasta entonces ‒ Laura seguía preocupada por la salud de Emiliano y no se sentiría en paz sin ver que estuviera bien.

Miguel posó su sombría mirada en el rostro de ella por un momento, apretó los labios y no dijo nada más.

Su entorno lo había hecho reaccionar así: sombrío con todos.

No iba a ser del todo cordial con Laura solo porque fuera su esposa.

‒ ¡Aunque el viejo despierte, no podrá transferirte las acciones! ¡Vete ya! ‒de repente le recriminó Fiona enfurecida.

Laura la ignoró.

Esta era la oficina de Miguel; mientras él no la echara, podía ignorarla.

Fiona, al verse ignorada, se llenó de rabia, pero con Miguel presente no se atrevía a expresarla.

‒ Mario, acompaña a la señora Soto afuera ‒ ordenó Miguel con rostro serio y con
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