El ataque sorpresa y el exceso de velocidad juega en nuestra contra y es por eso, que a Noah le resulta difícil poder tomar el control del auto. Con sus brazos tensionados al punto de ver sus venas resaltar y escuchar el sonido que hace al mover sus dientes uno contra otro, diría que está perdiendo el control incluso de sus emociones.

El auto se mueve bruscamente y yo me preparo para comenzar a girar o recibir algún impacto directo, que posiblemente acaben con mi vida.

Pero afortunadamente, lo único que sucede es que escuchamos el chirrido de las llantas que anuncian que Noah está derrapando con el auto mostrando que es la única opción para evitar tener un accidente automovilístico.

De inmediato, yo me aferro a todo lo que hay en el auto que pueda ayudarme a impedir que termine siendo lanzada fuera, mientras todos vemos como el hipódromo está tan cerca que solo tres metros serían sufic