Narra José Luis…En este momento me siento de la patada, pensé que mi chica se arrepentiría a último minuto, pero no fue así, ella firmó el maldito divorcio, convirtiéndome en un hombre en desgracia y abandonado.Sé que ella no lo hizo por la fortuna que le di, ella lo hizo porque ya no quiere sufrir estando a mi lado y eso me duele mucho, pero la entiendo y estoy consciente que se merece estar alejado de mí y… quizá también merece encontrar a un hombre que desde un inicio la trate como a una princesa, cosa que por mi odio hacia ella, yo no lo pude hacer. Y cuando me di cuenta de mi error lo traté de enmendar, pero ya fue demasiado tarde, ella ya había tomado su decisión de separarse de mí.Me duele tanto separarme de ella, y sé que será peor el dolor cuando yo vaya a visitar a mis hijos, y ella ya se halla echo dueña de otro hombre, un hombre que no será un imbécil como yo, un hombre al que quizá mis hijos le llamarán papá algún día y él se sentirá afortunado de tenerlos con él aunqu
Han pasado tres días y yo aún no sé nada de mis amores, Clara Isabel no se ha comunicado conmigo y a mí me urge hablar con ella y saber si están bien y preguntarle por qué tomó la decisión de irse de la mansión, yo fui claro y le dije que eso le pertenece a ella y a mis hijos, sino quiere aceptar todo lo demás, pero aunque sea esa propiedad debería de agarrar para que en ella crezcan nuestros hijos.También quiero ponerla al tanto sobre la investigación que Alberto y yo hemos hecho a sus espaldas, y pedirle perdón de nuevo, quizá ahora sabiendo que este imbécil que se casó con ella por una venganza, estaba equivocado, le pediré que me perdone y volvamos a empezar, pero esta vez lo haremos con el pie derecho.Bueno, aunque al día siguiente de que ellos se marcharon, la niñera de mi hijo me envió un corto mensaje de texto, solo me dijo que todos están bien y que ella cuidará de los míos. Yo intenté llamarle una y mil veces a ella, pero tampoco respondió y al final salió con apagar su c
Un mes después…José Luis…Ya es tiempo de que regrese a mi casa, un mes me ha parecido como una eternidad sin tener la oportunidad de ver a mi hijo, un mes ha sido suficiente para que mi vida haya dado un giro de ciento sesenta y cinco grados, me he quedado a medias con este maldito viaje al que quizá, nunca debí de haber venido.Voy en camino al aeropuerto internacional de Tocotín, solo mi amigo Alberto sabe de mi llegada y es quien me estará esperando para trasladarme en su auto hasta mi casa. La esposa de Alberto no sabe en qué lugar he estado, no sabe en donde me vine a refugiar para escapar del amor que siento por su amiga Clara Isabel.Al llegar a la ciudad de Tegucigalpa le llamé a mi amigo para que me fuera a ayudar con mis maletas, traigo una que viene hasta el tope de juguetes para mi hijo, de los mejores que puede haber en el mundo, él es el príncipe que está cuidando a la mujer que amo y, por lo tanto, se merece lo mejor de lo mejor.—¿Todo bien, hermano? —Pregunta Albert
Clara Isabel sintió como si sus fuerzas le fallaban, pero la otra chica fue muy amable y la sostuvo del brazo para que no se cayera, a clara Isabel le ha pegado fuerte las palabras de esa muchacha que le acaba de confesar que es la nueva esposa de su José Luis.—¿Ya te sientes mejor? Si gustas puedo invitarte a mi casa para que te tomes un vaso con agua. —Ofreció la muchacha muy amablemente.—No, gracias, ya me siento muy bien, solo fue un ligero mareo por mi embarazo, te agradezco tu amabilidad. —Clara Isabel quiere actuar de manera indiferente, como si no le importase la noticia que su gran amor ya la ha reemplazado. Pero es muy difícil saber que lo tendrá frente a ella y no lo podrá ver como un esposo, ahora él ya no significa nada en su vida, ella luchará para sacarlo de su mente y de su corazón para siempre.—No es nada, no te preocupes. Entonces te esperarás aquí a que te traiga a mi hijastro o prefieres entrar?.—Prefiero esperar aquí al bebé, ve y dile que su mamá me ha enviad
Clara Isabel recogió a su hijo y lo llevó a su casa para interrogarlo, no quería hacerlo para no revivir las palabras que la muchacha le dijo, pero es que la curiosidad es tan grande que no se ha aguantado las ganas ni por un minuto más.—¿Quiénes son los señores que te estaban cuidando, mi amor? —Preguntó ella, haciendo que su voz suene muy normal.—Pues la muchacha no sé cómo se llama, pero el esposo de ella es un teniente de las Fuerzas Armadas y tienen un bebé casi de mi misma edad, yo jugué con él por un gran rato hasta que tú llegaste por mí. —Mintió el pequeño.—¿Eso es cierto, mi vida? Yo pensé que era tu padre el que estaba allí.—No mamita, es otro señor y estaba vestido con traje de teniente, si tú lo vieras qué guapo está ese hombre te enamorarías de él. —bromeó el chiquillo.—Ay, hijo, no me digas esas cosas, ese hombre está casado y debemos de respetar su condición. Además de que yo ya no tengo ojos para otro hombre en este mundo que no sea tu papá.—¿Tú extrañas a mi pa
Clara Isabel se puso a llorar y a gritar como una loca, pidiéndole a José Luis que le devuelva a su hijo, ella no cree esa teoría de que no fue él quien se lo llevó de sus propias narices, ella está cien por ciento segura de que fue él, porque hasta su hijo lo reconoció y corrió hacia él, en pocas palabras, ella está diciendo la verdad y no fue una confusión o alucinación porque también el pequeño lo miró.—José Luis, dime lo que hablaron mi hijo y tú el día que él estuvo aquí. —ella quiere saber si lo que hablaron coincide con lo que el pequeño Toni dijo hoy por la mañana.—Muchas cosas, hablamos sobre varios temas y la mayoría sobre él y sus juguetes favoritos.—¿Hablaron sobre mí?—Clara Isabel, no te martirices por nuestra relación fallida, por favor.—Contéstame si le mencionaste algo que tenías planeado conmigo.—Bueno, sí, pero solo lo dije para que él no se dé cuenta de que tú y yo… estamos separados.—Mi hijo te reclamó hoy por la mañana, porque según él, tú le dijiste que me
Poco tiempo después llegó la joven Yeni, ella anda sola porque su esposo Alberto desde hace mucho rato se ha unido a la búsqueda del pequeño Toni. Ella aún no puede creer que haya otra persona con el mismo rostro de José Luis, y por ello le ha dado una buena insultada desde que entró a la mansión.—¡Por Dios, José Luis! ¿Eres tú? —exclamó la chica al ver al hombre sentado en el sofá, y es que podemos decir que él, ni se reconoce, ya que tiene vendado una parte de su rostro y en la otra parte hay una marca que apenas está cicatrizando.—Pues claro, ¿o es que acaso también creíste que yo soy el que se robó a mi propio hijo? —dijo el hombre, sonando irónico.—Perdón, es que no sé qué más pensar, todos están como locos repitiendo que es idéntico a ti el hombre que se lo llevó. ¡Ay, no qué confusión la que se tienen! Pero tú mejor cuéntame que fue lo que te pasó y por qué andas como pata de zopilote golpeado y cojeando con esa pierna enyesada. —la chica le ha causado gracia ver así al homb
Al finalizar la conversación, todos se reunieron en la sala de la casa, allí le comunicaron a la policía sobre la llamada que el pequeño Toni les hizo y casi de inmediato una gran cantidad de efectivos se hicieron presente a la mansión, trayendo consigo un aparato en el cual podrían detectar con facilidad la ubicación de ese número de teléfono con tan solo una llamada con duración de tres minutos como mínimo y sabrán de su paradero.Esa fue la estrategia que José Luis, tuvo cuando les dijo a las chicas que le dijeran a su hijo que en unos minutos más tarde le devolverían la llamada. Su propósito era que los expertos estuviesen aquí para llevar a cabo la respectiva investigación del caso.—Les recomiendo que devuelvan la llamada, supongo que no le volverán a dar el teléfono al menor para que él llame. —Dijo el oficial.—Hazlo pequeña, pero si te responde, por favor ten mucho cuidado con lo que le vas a decir. No se te vaya a salir decirle a nuestro hijo que su padre no es ese hombre. —