Alberto trata de calmar la furia de su esposa, —Cariño, no estés molesta conmigo, mira que yo me siento muy triste cuando tú me haces estos desplantes y quisiera salir corriendo detrás de ti y gritarte en medio de tanta gente que te detengas porque te amo con toda mi alma.Pero no lo hago porque sé que la cosa sería mucho peor cuando ya estemos a solas, porque tú te desquitarás muy fuerte conmigo. —Le comentó Alberto, en son de broma, cuando regresó al hotel y la encontró acostada en la cama viendo un programa en la televisión.— Ja, ja, ja, qué irónico. Bien que me conoces, verdad cínico, y ni así fuiste capaz de regalarme un pinche artefacto de barro al cual he soñado con tenerlo desde hace un tiempo, pero como nunca había venido aquí no lo había comprado.— Prometo que en otra ocasión te lo compraré mi amor, por el momento no se puede porque andamos celebrando nuestra luna de miel y aún nos faltan algunos días para irnos, ¿acaso crees que el hotel te va a permitir que guardes eso a
En la fábrica de aceite de palma africana…Debido al arduo trabajo que ha hecho en este día, Clara Isabel se siente muy cansada, tanto física como mentalmente.— Ahora entiendo el motivo por el cual en ocasiones José Luis se duerme al poco tiempo de que llega a la casa y deja jugando a nuestro hijo solo, ser el jefe es muy matador. Comenta para sí misma.A las cuatro y treinta minutos de la tarde, José Luis le envió un mensaje de texto para que se vaya a descansar a la casa, él sabe que estar todo el día sentado es muy agotador, y mucho más para ella que está en estado de gestación de su hijo.Ni corta ni perezosa, ella apagó la computadora y recogió sus cosas para ir a su casa y abrazar al pequeño Toni.— Tú disfruta a tu amante José Luis, yo disfrutaré de la mejor compañía que puede existir en el mundo, mi hijo.Clara Isabel está siguiendo al pie de la letra las indicaciones que su médico le mencionó con respecto a sus vitaminas prenatales y el ejercicio suave que deberá de hacer.L
Clara Isabel está aterrorizada y su corazón siente que está a punto de salir de su pecho.— Suéltame, imbécil atrevido. —exigió la chica y se levantó con tanto miedo que hasta tuvo la fuerza necesaria para lanzarle una feroz patada al hombre, sin antes ver de quien se trataba.— ¡Auch eso me dolió! —Se quejó el hombre mientras coloca su mano abarcando su miembro por encima del pantalón. — ¡Joder! Me has dado tan fuerte que creo que ya no volveremos a tener hijos. —Dijo el hombre mientras se lamenta encorvado por el fuerte dolor.— ¿José Luis? —Preguntó atónita la chica, y en un momento quiso pedirle disculpas al verle con su rostro pálido, pero luego recordó que está molesta con él y entonces comenzó a reír carcajadas.— Amor, no te creo que te estés riendo de mi desgracia. —le reclamó su marido.— ¿Tú crees que no me he asustado, José Luis?, por favor no vuelvas a hacer eso con una mujer embarazada. —Renegó la chica, pero ahora llorando debido al susto que se llevó.— Perdóname mi vi
En algún lugar del mundo…Aquella noche fue la más larga y horrible que la joven Yeni ha experimentado en su corta vida, ella ni siquiera pudo dormir pensando que en qué momento su esposo Alberto se levantará y le hará daño cuando ella esté dormida y no podrá siquiera defenderse.Pero lo que la dejó muy sorprendida y a la vez confundida, fue que al día siguiente Alberto volvió a ser el mismo de antes, amoroso y tierno. Pero ella a partir de la noche anterior ya no es la misma y quizá no lo vuelva a ser nunca más por la desconfianza que ahora él genera en ella.— Te noto bastante rara pequeña, ¿pasa algo? —le consultó el joven Alberto, ya que ella no reaccionó de la misma forma que otras veces, cuando él le dio un beso.— Eh… no. No, no pasa nada. —Respondió ella frunciendo el ceño.— Si estás aburrida, dímelo y yo mismo me encargaré de llevarte a un lugar que sé que te encantará y me pedirás que volvamos. —Se jactó.— No es necesario que sigamos aquí Alberto, por favor regresemos a nu
Yeni se ha quedado helada con esa confesión que le hizo su esposo, aunque en su mente se repite que eso es una maldita broma.— ¡Oh por Dios, Alberto, como dices eso! —dijo la chica indignada.— Así sucedió, mi amor. Ellos me obligaron a tomar el arma que ellos tenían y me exigieron que disparara, yo les dije que no, que jamás en mi vida asesinaría a mi propia sangre.Entonces ellos me hirieron el abdomen con un cuchillo y yo caí al suelo desangrándome.— ¿Entonces, esa cicatriz que tienes fue producto de ese incidente, y no de una caída como tú me lo has dicho?— Exactamente, y por eso es que cuando tú me preguntaste la primera vez que me viste desnudo, que como me la había hecho, yo solo te besé y te mentí al decir que me caí por andar haciendo piques en las carreras clandestinas con la motocicleta.— Ahora entiendo, pero… mejor sigue contándome y desahógate todo lo que quieras en este momento.— Gracias mi amor.Bueno, siguiendo con la historia, como yo no le quise disparar, entonc
Clara Isabel se debate entre decirle o no a su esposo que ya sabe sobre su relación con aquella mujer y sobre la supuesta hija que viene en camino. Desea hacerlo, pero no sabe cómo decírselo sin que él trate de negar todo y acusarla de que se imagina cosas que ni por cerca son realidad.Aunque ella está muy triste, le encanta escuchar las fuertes y ruidosas risotadas que su pequeño Tony hace cuando está jugando con su padre, y en el fondo de su corazón le duele que un día no muy lejano ella tenga que separarlos para irse lejos de aquí a empezar una nueva vida en donde José Luis, ya no formará parte.Un rato después, Clara Isabel salió y se sentó en un sofá para disfrutar de la felicidad de su hijo, José Luis se le quedó viendo con una mirada llena de deseo por su esposa, pero ella solo le dio un medio vistazo y luego lo ignoró, allí murió todo su amor por él, haciendo que el corazón del millonario se quiebre en pedazos.José Luis le pidió a la niñera que por favor lleve a su hijo al p
José Luis siguió manejando y aunque se ve muy relajado, pero en el fondo siempre está preocupado por pensar en lo que hará si Clara Isabel no le cree y decide seguir con la estúpida idea de un divorcio.— ¿Por qué me traes a la empresa? —preguntó ella, cuando se dio cuenta de que iban entrando al mismo estacionamiento privado del que salieron hace unas horas.— Porque quiero mostrarte algo, esposa mía.— Pero si no es hora de estar trabajando.¡Ay no! Tú me has traído a que haga horas extras por las que perdí por la tarde, verdad, eres un animal con la madre de tus hijos, ¿no me tienes piedad ni porque estoy embarazada? —dijo la chica haciendo sus famosos pucheros que le sirven para derretir y manipular a su marido.— Clara Isabel, por favor, ya deja de estar suponiendo cosas que no son, relájate por favor.— Es que tu actitud me pone de los nervios. Me has traído prácticamente a rastras contigo y me tienes en ascuas.— Por favor, entra a la habitación y, ya que estamos completamente
José Luis se acercó con preocupación y colocó su mano en la pierna de ella, a modo de estar indignado por lo que ha escuchado.— Amor, dime que no es cierto que seguirás con la absurda idea de que nos divorciemos.— ¿Y por qué no?, si eso es lo que yo más deseo en este momento, separarme de un hombre que solo me trae dolores de cabeza cuando me doy cuenta de que se revuelca con cuanta mujer se le cruce por sus ojos.— Pero ya la escuchaste, mi amor, yo… yo no tengo padres… ellos murieron cuando yo aún era un niño y escuchaste muy bien que ella menciona a mi madre. Ella está mintiendo, mi amor, ella se está inventando esas cosas para dañar nuestro matrimonio. —Dijo el hombre suplicando y caminando por la habitación, tirando de su cabello hacia atrás por los nervios y la desesperación que siente porque su esposa lo quiere abandonar y al parecer es irremediable su decisión firme.— Ya no sé ni que pensar, José Luis, estoy muy confundida y no sé a quién de los dos creerle.— Soy yo el que