La codicia de venganza emanaba en mí un sentimiento amargo. No sabía qué hacer.Realmente deseaba deshacerme de ese amor que sentí por Daemon, porque todavía lo tenía dentro de corazón, arraigado, enterrado como una espina imposible de quitar.—¿Por qué tuve que amarlo? —me pregunté, con los ojos llorosos.Matarlo, era algo que ni siquiera podía entrar en imágenes en mis pensamientos. El me vería a los ojos y eso me haría colapsar. A menos que pudiera matarlo por la espalda. De solo pensar en eso me dieron nauseas.—Llorar es bueno. Hace que nos desahoguemos. —la presencia de Scott era diferente a la de la mansión.Llevaba una camisa y unos jeans cargo. Su apariencia era bastante más formal que cuando lo conocí. Su mirada seguía siendo amable.Me tendió la mano. No la acepté.—¿Tú lo sabías? —pregunté, mi relación con Scott era notablemente diferente que con la de los demás.Él sabía que yo no era Cady, que estaba allí encubierta.—¿Qué mi hermano es un asesino? —puso los ojos en blan
Los nudillos me sangraron, no estaba acostumbrada en lo absoluto a dar golpes a una pared. Me sentí incapaz, impotente. Un ardor me recorrió de pies a cabeza, un enojo que solo crecía con el pasar de los minutos.Los pasos acercándose me hicieron volver a la realidad.—Ella dio su aprobación. —Scott me tomó de la mano y luego, mirando hacia atrás, me la soltó. —Lo siento, no quise ser invasivo.Lo miré fijamente. No éramos amigos, no era amiga de nadie en el mundo excepto de Carl. Sin embargo, yo no lo había apartado. El solo apartó su mano.Lo seguí hacia la habitación en donde, un doctor atendía las heridas de mi amigo. El sollozo fue desgarrador de mi parte. Me arrodillé en el suelo al contemplar su imagen en esa camilla.Estaba tan golpeado que apenas si podía reconocerlo. Él estaba despierto.—Ter… —soltó, tosiendo, me miró con el ojo derecho apenas abierto, el otro lo tenía cerrado por completo por la hinchazón.Me arrodillé a su lado.—Lo siento… Carl… Ha sido toda mi culpa… —b
DaemonEl silencio dentro de esta celda era atormentante, quería destruirlo todo con mis propias manos. Me quedé quieto, en el suelo, mirando al techo sin más esperanza que ella pudiera estar a salvo.Quizás esa sería mi redención. Quizás muriera aquí y ella podría salvarse. Lo haría sin pensarlo. Entregaría todo lo que ellos quisieran para que no le hicieran ningún daño.La voz de Claire era molesta en su totalidad. Me recordaba mi derrota. Supo cómo engañarme con el proyecto rubí. No imaginé que ella estaba encabezando esa cosa, no era una mafiosa, no tenía ese conocimiento del mundo criminal. Collin y Eduard debieron asesorarla para destruirme.No pensé que mi imperio se destruiría cuando hubiera encontrado a mi reina al fin. Era poético, trágico. Una manera de morir que no lo esperaba. Claire me utilizaría hasta que ya no le sirviera mi presencia y me mandaría a matar.Recordé el aroma de Teresa, cuando estuvimos juntos por primera vez. Tenía esa mirada que reflejaba inocencia, cu
—Lo sé, pero tuve fe en ti y puede que… La tenga todavía ahora. Nos conocemos desde que éramos niños, podría volver a arriesgarme contigo, aunque supiera que el desenlace sería este… —la sangre corrió por su boca, como hilos.La voz de Carl resonaba en mi cabeza como un martilleo casi insoportable. Un eco tormentoso. Algo no estaba bien.Concéntrate, Teresa. Es ahora cuando, todos y cada uno de mis sentidos, debían de agudizarse. —¿Nerviosa? —preguntó Collin, uno por uno, mis viejos colegas estaban ingresando a la sala donde las maquilladoras estaban haciendo su trabajo.—No mentiré. —respondí, estaba nerviosa, muy asustada, el tiempo parecía correr tan de prisa que ya no tenía noción de la hora.—Tranquila. Pronto terminará. Marie será vengada, al igual que Eduard. —Collin me abrazó.El muy cínico creía que me iría con él. Quizás no tuviera otra opción más amable, después de enfrentarme a Daemon… De matarlo, no tendría muchas opciones para sobrevivir. Sería un blanco para todos. Mi
—¿Qué demonios…? Maldita perra… —soltó Scott, sujetándose la herida en la pierna que le provocó la bala.Disparé nuevamente hacia su brazo, para que no pudiera sacar su arma. Logré darle cerca del hombro. La sangre comenzó a regar el suelo.—Eres… ¿Cómo has podido? —masculló, ensangrentado, tosiendo, mirándome con un odio terrible.Quería gritar, pero no tenía la fuerza, estaba muy herido. Me acerqué a él.—¿Creíste que me engañarías así de fácilmente? —pregunté, con un tono de voz severo.Daemon se acercó a mí, no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo.—Carl no me conoció cuando yo era una niña, nos conocimos de adultos. El me dio mi primer empleo. —vociferé, con rabia, pateé a Scott para que quedara tumbado en el suelo. —Daemon no fue quien lo secuestro, lo leí en los ojos de mi amigo sin que tuviera que decírmelo. Lo vi en sus ojos, cuando te miró a ti.—¿De qué…? —tosió nuevamente, la sangre regaba el suelo.Sentí que Daemon me quitaba el arma de las manos y la tomaba para t
Me hallaba utilizando toda la fuerza que tenía en mi interior para correr junto con Daemon. No importaba cuanta velocidad alcanzáramos, ellos eran muchos y estaban alcanzándonos. Daemon disparaba y me cubría las espaldas.Estábamos bajando las escaleras.—Sigue, ¡No mires atrás ni por un minuto! —Me gritó él, mientras me apartaba para que siguiera bajando las escaleras.Obedecí. Él sabía disparar. Yo iba más rápido, bajando los escalones de lo que asemejaba ser casi el segundo piso, no quedaba mucho. Este corredor era de los empleados de la limpieza, su tamaño era estrecho. Daemon utilizaba las paredes como ventaja para resguardarse antes de disparar.Nunca lo había visto en acción de esta manera. Su talento para las armas era indudable, desempeñaba su oficio de gángster con suma excelencia. Estaba deshaciéndose de los enemigos con mucha facilidad a pesar de ser solo uno.—No hay más balas. —Daemon se acercó a mí rápidamente, uniéndose a mi marcha rápida porque no teníamos más opción.
El conductor trataba de ir a máxima velocidad a pesar de que el vehículo no era tan nuevo ni mucho menos estaba en perfectas condiciones.—Espero que tu novio encuentre refuerzos rápido. —dijo él, mirando hacia el frente, enteramente concentrado y nervioso.Yo apenas si podía hablar. Solo miraba atrás para cerciorarme de que no hubieran herido a Daemon. Los autos iban acercándose.Nos desviamos por un camino de tierra y la camioneta pareció tomar ventaja en el terreno pedregoso.—Los autos más nuevos no son aptos para carreteras estropeadas. —me explicó el tipo. —Esta ruta lleva a las afueras de la ciudad.El camino iba cerrándose entre árboles frondosos. El poder observar la existencia de la naturaleza me dio una calma que no sabía que se podía tener en un momento así.Los autos solo podían entrar de a uno en el camino. Eso nos dio un poco más de respiro. Los muchachos atrás, en la caja, pudieron estar sin tener que cubrirse tanto de los disparos.Daemon habló por teléfono una vez má
Salir de la carretera traería todavía más caos. Eso lo tenía muy en claro, a pesar de que mis esperanzas rozaban la fantasía. Si tan solo pudiéramos huir volando como las aves y no volver a ver a toda esta gente nunca más en la vida.—¿Qué sucede? ¿A quién has llamado? —mi voz estaba ronca por los nervios y de tanto gritar.Los tiroteos eran tan intensos, el sonido de los disparos, todo aquello hizo que mis oídos no dejaran de zumbar.—A mis aliados. A mis subordinados, he hecho las llamadas correctas, bonita. —besó mi frente con suavidad, tranquilizándome.—Ellos… Ellos estuvieron detrás de todo. —murmuré, todavía guardaba la rabia dentro de mí.Scott. El me engañó desde el primer minuto. Todo encajaba ahora. El mandó a matar a Eduard para poner a Collin en contra de Daemon. Claire, era su reina y planearon todo desde las sombras. Un complot impecable. Este mundo no dejaba de sorprenderme.Mi hermana. Ella había sido enviada por el mismísimo Scott para espiar a Daemon. Con ella comen