El amigo

La codicia de venganza emanaba en mí un sentimiento amargo. No sabía qué hacer.

Realmente deseaba deshacerme de ese amor que sentí por Daemon, porque todavía lo tenía dentro de corazón, arraigado, enterrado como una espina imposible de quitar.

—¿Por qué tuve que amarlo? —me pregunté, con los ojos llorosos.

Matarlo, era algo que ni siquiera podía entrar en imágenes en mis pensamientos. El me vería a los ojos y eso me haría colapsar. A menos que pudiera matarlo por la espalda. De solo pensar en eso me dieron nauseas.

—Llorar es bueno. Hace que nos desahoguemos. —la presencia de Scott era diferente a la de la mansión.

Llevaba una camisa y unos jeans cargo. Su apariencia era bastante más formal que cuando lo conocí. Su mirada seguía siendo amable.

Me tendió la mano. No la acepté.

—¿Tú lo sabías? —pregunté, mi relación con Scott era notablemente diferente que con la de los demás.

Él sabía que yo no era Cady, que estaba allí encubierta.

—¿Qué mi hermano es un asesino? —puso los ojos en blan
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