—¿Podrías hablarme sobre la velada? —pregunté, mirando a Collin con atención.Este era un día atípico en la mansión. Pasaron dos días desde que sucedió lo de Eduard y tuve que aclimatarme rápidamente. Todos actuaban como si nada, incluso Sophie y la mismísima Sam. Ella era la que actuaba con más falsedad, estaba todo el día persiguiendo a Scott. Y él se notaba visiblemente molesto.Collin se dio vuelta para mirarme. Llevaba puesto un delantal de cocina y estaba sirviendo el desayuno para Sophie y para mí. Al parecer le gustaba cocinar. Además de todo lo demás que parecía interesarle. Era una pizca de normalidad.—Ha habido cambios. —Colli sirvió mi plato con hotcakes y jarabe de maple.Sonreí, comenzando a desayunar con ánimo. Era bueno poder hablar con ellos. Comenzaba a sentir más confianza y eso me llevaría más cerca de las pistas que tenía que descubrir. Hasta ahora, no tenía mucho.—¿Qué clase de cambios? —pregunté, no quería que se olvidara, porque siguió exprimiendo el jugo de
Me aparté de golpe. Mi corazón pasó de latir rápidamente a casi estallar por los nervios. Sentía miedo, muchísimo miedo. Esas palabras que creí, serían lejanas, estaban llegando a mis oídos.Él se había dado cuenta de la verdad.Estaba tan pálida como una hoja de papel.—No sé… —balbuceé, sin mirarlo, tratando de apartarme.No lo esperé, estaba confiada de que mi plan estaba estructurado y firme gracias a Scott. Ahora todo iba derrumbándose de una manera trágica y sin aviso previo.Tragué saliva, nerviosa. Estaba alterada, tanto que no sabía siquiera que hacer. Si salir del agua huyendo y correr lo más rápido que mis piernas me dejaran, o tratar de convencerlo.Oh, maldita sea, en sus ojos podía leer que sabía todo. Me descubrió.Me sentí como un ratón asustado.—Teresa. Es un bonito nombre… —sonrió, al tiempo en que, con un movimiento rápido, me atrapó entre sus fuertes brazos y me estrechó contra su pecho para inmovilizarme.—No es así… No es lo que crees. —busqué tratar de zafarme,
Quedé enteramente exhausta, sumergida en la piscina y flotando, tan relajada que pareció como si absolutamente todos mis problemas estuvieran resueltos.O al menos eso transcurrió por unos minutos antes de volver a ponerme a la defensiva.—¿Qué harás ahora? —pregunté, en alerta, con la mirada severa, aunque estaba desnuda y húmeda.Maldita sea, había perdido mi virginidad con él. Con un mafioso al cual en mi ingenuidad pensaba que yo intentaba manipular. Era una tonta, una completa tonta que para colmo de males disfrutó enteramente ser follada por un villano.—Eres impaciente. —dijo él, mirándome con esa sonrisa maliciosa y atrevida a la vez.Uf, esa sonrisa que tenía me volvía jodidamente loca. Tenía su apariencia severa de siempre.—Dime. —me crucé de brazos. —Si moriré ahora, al menos quiero que lo hagas rápido.Si era realista eso ocurriría. Solo habíamos hecho el amor porque ahora se desharía de mí. Y yo, cayendo en su jodida trampa, obedecí todo.El me miró con suspicacia y me h
Escucharme a mí misma revelando absolutamente todo lo que había ocultado por tanto tiempo era un completo shock.Sentía que me había vuelto completamente loca. Y eso me hacía sentir también como una tonta. Porque acababa de perder mi virginidad con este hombre mafioso sin escrúpulos. En cuerpo y alma me abrí a él. Ahora le estaba contando todos mis secretos.—Eres la hermana de Sissy. —dijo él, abriendo los ojos con sorpresa. —Nuestra antigua sumisa.—Ese no es su nombre. —repliqué, mi hermana no podía ser una sumisa, no quería creerlo.El nombre de mi hermana era Marie.—Era su nombre aquí. Al igual que el tuyo es Cady. —sonrió, con esa malicia que me volvía loca.Era tan jodidamente guapo.—Yo no la maté, si eso es lo que alguna vez pensaste. Ella no era de mi propiedad. —dijo, mirándome fijamente. —Era de Eduard.—¿Qué? —pregunté, eso no tenía sentido.Sophie no dijo nada de eso. Supongo que toda la información que acumulé hasta el momento era solo mentira, porque aquí nadie confia
Pensar en Daemon como un socio, como un aliado y no como mi jefe era diferente en su totalidad. Como si un enorme muro se interpusiera entre nosotros. Porque él era el hombre con el cual yo había perdido mi virginidad, y yo misma ahora lo hice alejarse.En realidad, no sabía bien lo que quería. No quería verlo con otra mujer y tampoco quería mostrarle que él tenía la razón. El muy engreído imaginaba que todavía era mi dueño. Yo no era una sumisa, todo esto fue una farsa para encontrar al asesino de Marie y nada más.Daemon solo buscaba dominarme como a una de sus tantas sumisas y yo no lo era. Era una mujer respetable que tenía una misión aquí.Y desempeñé tan bien mi papel que incluso yo me lo creía. Cené sola en mi cuarto y esperé que lo mejor sucediera en la cena que planeó mi socio.Al despertarme, me coloqué una falda hasta las rodillas y una camisa blanca. Quería verme formal para marcar una diferencia en Daemon.En el salón de desayuno no había nadie y eso me desconcertó. Escuc
Mi respiración se entrecortó, se me erizó cada parte de la piel. Su tacto en mi cintura iba tornándose más firme. Estaba pegándome a su cuerpo para que sintiera su fuerza, la valentía que tuvo para hacer semejante cosa.Mordió levemente mis labios en un beso que me pareció sumamente diferente. Mi corazón palpitó rápido y sentí una sensación rara. Me gustó, porque me hizo sentir eufórica, pero no fue lo mismo que sentí con Daemon.Lo aparté.—¿Te volviste loco? —pregunté, haciendo una mueca de enfado.El me miró con los ojos brillantes. Era apuesto, muy apuesto. En una forma diferente a Daemon. Era más relajado, parecía más amable. Su expresión no era la de un mafioso malvado como la de su hermano. Se veía mucho más humano.—Lo siento. —dijo, sin dejar de sonreír, parecía hipnotizado.—Ya deja de sonreír. Podrían matarnos. —solté, con furia, levantándome para irme de inmediato de la habitación. —Ni se te ocurra seguirme.Caminé de una manera apresurada, por los pasillos, alejándome y t
La práctica para el baile sería algo que me pondría notablemente nerviosa. Daemon estaba allí, de pie, tan imponente como siempre. Stella practicaba el baile de forma hábil. Era una joven talentosa. No pude evitar sentir una punzada de celos y me di vuelta para disimular, me concentré en la barra de tragos y en los bocadillos que había.Tomé un trago, bebí rápidamente. Luego, comí unos sándwiches. Estaba hambrienta. En este lugar siempre se te abría el apetito.Miré la barra de tragos para no concentrarme en nada más. Tenía que darle la información a Daemon en cuanto terminara esta estupidez de baile.Alguien se sentó a mi lado. Noté que era Collin por su aroma, tenía un perfume que me hacía acordar al café.—¿No miras la practica? —preguntó, con la voz amable. Sonreía como siempre, parecía que siempre estaba de buen humor.—Oh, no tengo muchas ganas hoy. —dije, sin poder fingir demasiado. Sonreí.—Bueno, esto no es lo más interesante del mundo hoy tampoco para mí. No me agradaban dem
El calor podía apoderarse de mí con una facilidad que me parecía sorprendente. Supongo que este lugar provocaba esos cambios. Porque antes, en mi pasado, me negué a cualquier sensación de placer. Estaba fría, como una roca, no quería que nada ni nadie me dañara. Ahora, sentía como si fluyera con el placer. Como si fuera parte de mis venas.El latido de mi corazón iba constante y conectado a todas esas sensaciones. Sophie me tomó de la mano.Cerré los ojos, mientras comenzábamos a jugar lentamente. Quería entregarme un poco a esa relajación. La activación de ese clima, de este calor que podía dominarme a la perfección.Como si bailara al son de la música lenta, suave, húmeda. Sophie pasó las yemas de sus dedos en mis hombros, masajeándome para quitarme toda la tensión. Apretó suavemente mis pezones y los hizo endurecerse.Su tacto comenzó a centrarse entre mis piernas, para que la humedad floreciera. Sentí ese cosquilleo. Fue cuando sentí otro tacto en mi piel. Diferente al de Sophie.