Esfumarse

—¿Qué demonios quieres? —preguntó Daemon, gritando hacia la puerta sin abrirla.

Yo estaba encima de él, toda mi desnudez brillaba y el seguía acariciándome por muy molesto que estuviera de la interrupción.

Sus ojos brillaron cuando me miró. Vi algo en ellos, algo indescriptible. Sentí que mi estomago cosquilleaba y la sensación de calor se transformó en emoción.

No, no era amor. Teresa, deja de pensar en esas tonterías. Un mafioso no puede sentir amor. El solo me ve como a una esclava con la cual puede entretenerse y yo solo lo estoy engañando para descubrir la verdad sobre mi hermana.

—Eduard pide la presencia de todos en la sala. —la voz era de Stella. —De los tres.

Valga la aclaración. Obviamente no pediría que las sumisas estuvieran allí.

Aquello me hizo volver de nuevo a la realidad. Daemon era un monstruo cruel. El me miró con complicidad, como si pudiera leer mis pensamientos.

Luego, se volvió hacia la puerta, sin abrirla.

—En media hora estaré allí, eso le dirás. —ordenó, con
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP