Tuve que hacer una gran fuerza mental para controlar mi impulso de decirle algo más. Sonreí, mientras caminaba hacia atrás, buscando verme lo más natural que era posible.No quería que Sophie o alguien más notara que estaba siendo celosa de Daemon.Escuché el sonido de la puerta cerrándose estrepitosamente. Miré hacia atrás.Stella estaba pálida, con un rostro estupefacto, visiblemente molesta.—¿Qué pasó, Stella? —preguntó Sophie, sonriendo, yendo a buscarla.—Nada. Daemon no parece estar de buen humor. —se encogió de hombros, con los ojos fijos en mí.Quise sonreír por mi triunfo. Me ahorré las explicaciones y suprimí mi sonrisa.Actriz, ante todo, era una buena actriz. De todas maneras, Daemon no quiso estar con otra que no fuera yo y eso me hizo sentir de un modo extraño. ¿Por qué estaba teniendo estos sentimientos? Quería que solo estuviera conmigo y eso no tenía sentido.—Estoy segura que tendrá mejor humor más tarde. Oh, cuanto lo extraño. —Stella se mordió el labio de una mane
—No creo que sepas en lo que estás metiéndote. —Scott hablaba en un tono pausado, estaba tan cerca de mí que podía entenderlo perfectamente.Me pareció extraño que me pegara a su cuerpo para hablar. Si no hubiera escuchado las palabras de Sophie, seguramente creería que era solamente para que nadie escuchara nuestra conversación.Lo miré a los ojos, como para comprobar que eso que dijo Sophie era una tontería.Su mirada resplandecía cuando me hablaba, sus ojos brillaban de un modo que era imposible de ignorar.Antes no me había dado cuenta. Me sonrojé, dando un paso hacia atrás.Él se desconcertó. Llevaba una chaqueta de jeans y una camiseta de color negro. Entrecerró los ojos con severidad.—Lo digo por tu bien. Deja que Sam se las arregle sola aquí. —Scott utilizó un tono duro para hablar. —No quiero que te mueras con ella.—¿Ella morirá? —me apresuré a preguntar.Él se calló. El silencio me dio todo lo que yo necesitaba, todas las respuestas que buscaba. El mafioso que sería su nue
—¿Podrías hablarme sobre la velada? —pregunté, mirando a Collin con atención.Este era un día atípico en la mansión. Pasaron dos días desde que sucedió lo de Eduard y tuve que aclimatarme rápidamente. Todos actuaban como si nada, incluso Sophie y la mismísima Sam. Ella era la que actuaba con más falsedad, estaba todo el día persiguiendo a Scott. Y él se notaba visiblemente molesto.Collin se dio vuelta para mirarme. Llevaba puesto un delantal de cocina y estaba sirviendo el desayuno para Sophie y para mí. Al parecer le gustaba cocinar. Además de todo lo demás que parecía interesarle. Era una pizca de normalidad.—Ha habido cambios. —Colli sirvió mi plato con hotcakes y jarabe de maple.Sonreí, comenzando a desayunar con ánimo. Era bueno poder hablar con ellos. Comenzaba a sentir más confianza y eso me llevaría más cerca de las pistas que tenía que descubrir. Hasta ahora, no tenía mucho.—¿Qué clase de cambios? —pregunté, no quería que se olvidara, porque siguió exprimiendo el jugo de
Me aparté de golpe. Mi corazón pasó de latir rápidamente a casi estallar por los nervios. Sentía miedo, muchísimo miedo. Esas palabras que creí, serían lejanas, estaban llegando a mis oídos.Él se había dado cuenta de la verdad.Estaba tan pálida como una hoja de papel.—No sé… —balbuceé, sin mirarlo, tratando de apartarme.No lo esperé, estaba confiada de que mi plan estaba estructurado y firme gracias a Scott. Ahora todo iba derrumbándose de una manera trágica y sin aviso previo.Tragué saliva, nerviosa. Estaba alterada, tanto que no sabía siquiera que hacer. Si salir del agua huyendo y correr lo más rápido que mis piernas me dejaran, o tratar de convencerlo.Oh, maldita sea, en sus ojos podía leer que sabía todo. Me descubrió.Me sentí como un ratón asustado.—Teresa. Es un bonito nombre… —sonrió, al tiempo en que, con un movimiento rápido, me atrapó entre sus fuertes brazos y me estrechó contra su pecho para inmovilizarme.—No es así… No es lo que crees. —busqué tratar de zafarme,
Quedé enteramente exhausta, sumergida en la piscina y flotando, tan relajada que pareció como si absolutamente todos mis problemas estuvieran resueltos.O al menos eso transcurrió por unos minutos antes de volver a ponerme a la defensiva.—¿Qué harás ahora? —pregunté, en alerta, con la mirada severa, aunque estaba desnuda y húmeda.Maldita sea, había perdido mi virginidad con él. Con un mafioso al cual en mi ingenuidad pensaba que yo intentaba manipular. Era una tonta, una completa tonta que para colmo de males disfrutó enteramente ser follada por un villano.—Eres impaciente. —dijo él, mirándome con esa sonrisa maliciosa y atrevida a la vez.Uf, esa sonrisa que tenía me volvía jodidamente loca. Tenía su apariencia severa de siempre.—Dime. —me crucé de brazos. —Si moriré ahora, al menos quiero que lo hagas rápido.Si era realista eso ocurriría. Solo habíamos hecho el amor porque ahora se desharía de mí. Y yo, cayendo en su jodida trampa, obedecí todo.El me miró con suspicacia y me h
Escucharme a mí misma revelando absolutamente todo lo que había ocultado por tanto tiempo era un completo shock.Sentía que me había vuelto completamente loca. Y eso me hacía sentir también como una tonta. Porque acababa de perder mi virginidad con este hombre mafioso sin escrúpulos. En cuerpo y alma me abrí a él. Ahora le estaba contando todos mis secretos.—Eres la hermana de Sissy. —dijo él, abriendo los ojos con sorpresa. —Nuestra antigua sumisa.—Ese no es su nombre. —repliqué, mi hermana no podía ser una sumisa, no quería creerlo.El nombre de mi hermana era Marie.—Era su nombre aquí. Al igual que el tuyo es Cady. —sonrió, con esa malicia que me volvía loca.Era tan jodidamente guapo.—Yo no la maté, si eso es lo que alguna vez pensaste. Ella no era de mi propiedad. —dijo, mirándome fijamente. —Era de Eduard.—¿Qué? —pregunté, eso no tenía sentido.Sophie no dijo nada de eso. Supongo que toda la información que acumulé hasta el momento era solo mentira, porque aquí nadie confia
Pensar en Daemon como un socio, como un aliado y no como mi jefe era diferente en su totalidad. Como si un enorme muro se interpusiera entre nosotros. Porque él era el hombre con el cual yo había perdido mi virginidad, y yo misma ahora lo hice alejarse.En realidad, no sabía bien lo que quería. No quería verlo con otra mujer y tampoco quería mostrarle que él tenía la razón. El muy engreído imaginaba que todavía era mi dueño. Yo no era una sumisa, todo esto fue una farsa para encontrar al asesino de Marie y nada más.Daemon solo buscaba dominarme como a una de sus tantas sumisas y yo no lo era. Era una mujer respetable que tenía una misión aquí.Y desempeñé tan bien mi papel que incluso yo me lo creía. Cené sola en mi cuarto y esperé que lo mejor sucediera en la cena que planeó mi socio.Al despertarme, me coloqué una falda hasta las rodillas y una camisa blanca. Quería verme formal para marcar una diferencia en Daemon.En el salón de desayuno no había nadie y eso me desconcertó. Escuc
Mi respiración se entrecortó, se me erizó cada parte de la piel. Su tacto en mi cintura iba tornándose más firme. Estaba pegándome a su cuerpo para que sintiera su fuerza, la valentía que tuvo para hacer semejante cosa.Mordió levemente mis labios en un beso que me pareció sumamente diferente. Mi corazón palpitó rápido y sentí una sensación rara. Me gustó, porque me hizo sentir eufórica, pero no fue lo mismo que sentí con Daemon.Lo aparté.—¿Te volviste loco? —pregunté, haciendo una mueca de enfado.El me miró con los ojos brillantes. Era apuesto, muy apuesto. En una forma diferente a Daemon. Era más relajado, parecía más amable. Su expresión no era la de un mafioso malvado como la de su hermano. Se veía mucho más humano.—Lo siento. —dijo, sin dejar de sonreír, parecía hipnotizado.—Ya deja de sonreír. Podrían matarnos. —solté, con furia, levantándome para irme de inmediato de la habitación. —Ni se te ocurra seguirme.Caminé de una manera apresurada, por los pasillos, alejándome y t