Capítulo 33

Aquel abrazo la reconfortó, para su sorpresa. Rodeó la cintura de Dober e inspiró hondo, llenando sus pulmones del aroma de aquel hombre; olía a lavanda, pero era un olor muy sutil y bastante fresco.

Su temblor se detuvo (llevaba horas con aquel miedo).

—Tranquila, tu mamá está protegida, no le harán daño —calmó Dober—. ¿Puedes contarme qué pasó en la aldea?

—Había un grupo de Exterminio —dijo Hiz con voz temblorosa—. Ellos sospecharon de mí.

Dober la abrazó con mayor fuerza y esto a Hiz la reconfortó mucho.

—Hiz, no vuelvas a salir sin guardias —pidió el hombre—. Es demasiado peligroso.

—Me di cuenta de eso.

El doctor Ramson tuvo que estabilizar el parche nutricional de Hiz porque la adrenalina que tuvo por la situación la alteró y le hizo desestabilizar.

Pasó dos horas monitoreada y le dieron un tranquilizante. En todo ese tiempo Dober estuvo a su lado, acostado a su derecha de la cama.

A ella le pareció bastante curioso el verlo sin zapatos y con pijama (pantalón gris y una camisa
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