Lo vio conversar con unos de sus empleados y tuvo que sacudirse la idea de que pudiera ser posible que él fuera ese niño y, encima, la recordara.Cuando el hombre se marchó, Dane entró con dos compañeras más y pusieron la mesa, llenándola con la cena.Cuando Dane se estaba marchando, se tocó la punta de la nariz dos veces mientras veía fijamente a su amiga: esa era su clave cuando necesitaban hablar.Volvieron a dejarlos solos. Dober se fue a lavar las manos y Hiz quedó totalmente concentrada en sus pensamientos, en si Dane le daría alguna noticia de su madre.Estuvo tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que Dober la llamaba, reaccionó al segundo llamado.—¿Sí? —preguntó.Él estaba de pie frente a ella, secándose las manos con un pañuelo blanco de seda.—Ve a lavarte las manos, vamos a cenar —le ordenó.Hiz se levantó del sillón e hizo caso.Cuando estuvo en el baño, lavándose las manos, volvió a ella el malestar de tener que comer frente a él. Se recordó a sí misma los
—¿Quieres tirar el sacrificio de tu madre? —Dane se veía muy acalorada—. Tu madre por fin puede tener el balde de la compra de su casa llena de comida, por fin puede fritarse una carne e invitar a mi mamá a comer y mi hermana por fin puede acostarse con el estómago lleno. Por fin todas las chicas no nos debemos preocupar por caminar hasta la aldea y temer que los agentes del Gran Grupo nos vayan a castigar por estar en la calle dentro del toque de queda. —Intentó calmar su enojo y las lágrimas caían a borbotones por sus mejillas—. ¿Sabes? Con las chicas a veces hablamos de que ojalá hubiéramos sido algunas de nosotras las que ese día nos hubiéramos quedado leyéndole ese maldito libro y no tú. No es que no estemos felices de que estés bien, en serio, no lo tomes a mal, pero es que… Ay, Hiz —los labios de Dane temblaron—. No te imaginas las ganas que yo tengo de poder irme de este basurero, poder darle una mejor vida a mi mamá y a mi hermana.Hiz ahora se sentía como una persona villana
El desayuno fue una sopa de lentejas con pollo desmenuzado. Así que Hiz se sintió más a gusto con la comida.Curiosamente esa mañana Dober sólo se tomó dos tazas de café sin azúcar y una manzana verde.Así que Hiz supo que él no había dormido en toda la noche. Pero se veía impecable, como si no tuviera nada de cansancio. ¿Ya estaría acostumbrado a no dormir?Ella nunca lo había visto dormido, ¿sería que no dormía?—Hiz, antes de irme, necesito dejarte a cargo de algo importante —informó Dober.Ella dejó de comer y lo miró con sorpresa.—Necesito que hagas firmar a todas las personas cercanas a ti el documento del que te hablé cuando despertaste —explicó—. El documento de Protegidos es para dejar dentro de un núcleo de protección a ciertas personas escogidas y a sus familias por una raza externa, en este caso, a los Plumas. La protección consiste en brindarles ante todo seguridad, una vigilancia y protección en salud en todo momento, así como alimento, vivienda y estudios. En este caso
—Te dije, ellos nunca hacen las cosas sin ningún motivo —Dane se levantó de la silla, sintiendo la comida revolverse en su estómago.—Pe-pero… anoche tú me dijiste que era bueno que yo estuviera con él, que me fuera —replicó Hiz asustada—. Por eso acepté los papeles y le agradecí.—Pero una cosa es que él se quedara con tu patria potestad y te cuidara, como una empleada, como un padrino o algo así —comenzó a sudar—. No que tengas que salir ante la sociedad portando su apellido y que todos te reconozcan como la mujer de Dober Momson. Te van a devorar viva si lo haces, Hiz. Y nosotros vamos a caer contigo. ¿O se te olvida el por qué nunca aceptaste que Ben fuera tu pareja? Tú misma lo decías: es una locura, terminarán matando a alguno de los dos.Hiz se abrazó a sí misma.—
Vio a su amiga quedar de piedra.—Yo le vi las dos plumas en su marca, pero no eran negras, eran del mismo color de esa luz. Él me agradeció por haberle salvado la vida. Estuvimos hablando por un largo tiempo y él… —se ruborizó— me dijo que le gustaba mi infinito, de hecho, lo besó.—¡¿Qué?! —Dane abrió su boca con impresión—. ¡¿A esa edad dejaste que te besaran la marca?! Hiz, de pequeña sí que eras bien rebelde y… pervertida.—Yo-yo no sabía el por qué hacía eso, tampoco sabía lo que significaba que me besaran la marca —puso su rostro serio y dejó rígida su espalda—. Además… él me dijo que la besó para poder reconocerme entre todas las personas.—Ay, Hiz, ¿crees que ese niño es Dober? —preguntó Dane con rostro preocupado—. ¿Crees que hace todo esto porque te conoce desde hace mucho?—No lo sé. Cuando lo conocí le vi mucho parecido con él. Pero después pensé que no, que no podía ser ese niño. Además, Dober no me ha hablado de ese día, si fuera ese
Dane hizo un gesto de desagrado.—…Yo quería ayudarlo, —prosiguió Hiz— pero era sólo una niña pequeña, así que decidí llevarlo con mi mamá para que lo socorriera. Pero, cuando quise tomarlo para arrastrarlo, sentí que algo me pasó corriente y después apareció esta marca —mostró su brazo izquierdo—. Era como una explosión de luz violeta.—¿Primero comenzó como una explosión de luz o fue después? —preguntó el doctor mientras tecleaba. —La luz fue primero, después se fue convirtiendo en la cadena que salió del cuello de Dober y se enrolló en mi brazo.El hombre alzó la mirada hasta la chica.—¿Salió de Dober?—Sí, salió de él mientras se le curaban todas las heridas.El do
—Automáticamente, señora Luz —respondió Hiz—. Sólo necesita firmar usted y todo su núcleo familiar queda dentro del seguro.—Ay, niña, muchas gracias —soltó la mujer mientras firmaba.Otras de las vecinas cercanas a la casa de Hiz se acercaron a ella para saludarlas y en vista de la noticia del seguro, no lo pensaron dos veces para firmar. De hecho, se fueron llamando unas a otras para que se acercaran a firmar los papeles.Así fue como Hiz sin antes de llegar a su casa logró reunir a un grupo algo grande de vecinos para que firmaran los papeles.Cuando todos terminaron de firmar y le agradecieron que pensara en ellos, en esos momentos, Hiz vio a lo lejos que Ben se acercaba en la calle.—¡Ben! —llamó Hiz bastante sonriente.—Niña, ahorita te llevo una taza de sopa —dijo la anciana y se despidió de l
Hiz sabía que era una muy mala idea que los Triángulos se reunieran en su casa. Lo confirmó cuando las dos mujeres quedaron pálidas.—Buenas tardes —saludaron los jóvenes.—Buenas tardes —respondieron las mujeres intentando ocultar su nerviosismo.La hermana de Dane salió del interior de la casa y corrió hasta abrazar a su mamá.—Siéntense, por favor —ofreció Hiz.En total eran diez muchachos (contando a Ben) y, cuando ocuparon los pocos muebles que había en la pequeña casa, quedaron cinco de pie.Hiz corrió a buscar algunas butacas del patio y así los demás muchachos pudieron sentarse, aunque la mayoría eran altos y quedaban con las piernas alzadas casi a la altura del pecho (se veían muy graciosos).Las mujeres quedaron de pie. Ben ofreció su sillón para alguna de el