El aire en el aeropuerto estaba cargado de actividad, pero yo me movía en una burbuja de concentración. Los constantes anuncios por los altavoces, el murmullo de las conversaciones, incluso el ruido de las maletas rodando sobre el suelo parecía amortiguado mientras repasaba mentalmente cada detalle del evento. El mensaje de mi madre aún rondaba en mi mente, dándome una especie de serenidad que no había sentido en mucho tiempo. La frase "estamos orgullosos de ti" resonaba como un mantra, alejando por momentos la ansiedad que amenazaba con instalarse en mi pecho.Emma caminaba a mi lado, sosteniendo su tableta con una lista interminable de detalles por coordinar. Ella hablaba con calma, enumerando cada punto logístico, pero yo apenas escuchaba. Asentía de vez en cuando, sin apartar la vista de las puertas de embarque. Estar en movimiento, avanzar físicamente hacia el evento, me daba una falsa sensación de control.—Ivy, ¿me estás escuchando? —preguntó Emma, mirándome por encima de sus g
El auditorio estaba lleno, y la luz de los reflectores hacía que el calor pareciera intensificarse con cada minuto que pasaba. Sin embargo, cuando tomé el micrófono y di el primer paso hacia el centro del escenario, sentí cómo el peso de los nervios comenzaba a disiparse. Este era mi momento, y estaba decidida a demostrar que Hart Tech merecía estar en este espacio. Todo se reducía a este momento, a este espacio, y a las palabras que estaba a punto de compartir.Había repasado esta presentación incontables veces, y cada palabra estaba calculada para transmitir confianza y determinación. Mientras hablaba, mis ojos recorrían el público, buscando conectar con las miradas que me seguían con interés. Fue entonces cuando lo vi: Adrian. Estaba sentado hacia la mitad de la sala, con su habitual expresión de apoyo incondicional. Su sonrisa tranquila me reconfortó de una manera que no esperaba. Me recordé a mí misma que él creía en mí, y eso reforzó la confianza que tenía en mi y en mi proyecto
La sala de espera estaba llena de murmullos emocionados. Mi equipo estaba ahí, celebrando entre susurros y sonrisas el éxito de la presentación. Cuando entré, todas las miradas se volvieron hacia mí, y por un instante, sentí una oleada de orgullo que me hizo olvidar los momentos tensos que había enfrentado en el escenario. Este no era solo mi logro, era nuestro.Emma fue la primera en levantarse, sosteniendo una carpeta en la mano y con esa expresión de mezcla entre emoción y profesionalismo que tanto admiraba en ella.—Ivy, lo hiciste increíble. Todos estaban completamente cautivados, incluso Wallace —dijo, y al mencionar su nombre, una pequeña risa nerviosa recorrió al equipo.Me permití sonreír, aunque el recuerdo del comentario de Wallace todavía me revolvía un poco el estómago.—Bueno, creo que capté su atención —respondí con una mezcla de ironía y satisfacción. —Aunque debo decir que habría preferido que su comentario fuera menos... ¿condescendiente?—Condescendiente no le hace
El reloj en la pared marcaba las 6:15 p.m., y la suite del hotel era un torbellino de actividad. Ropa cuidadosamente seleccionada estaba esparcida por las camas, zapatos relucientes alineados contra la pared, y accesorios distribuidos por todas las superficies disponibles. El aire estaba impregnado con el suave aroma del maquillaje y los productos para el cabello. Emma y Sarah estaban sentadas frente al gran espejo del tocador, ajustando los últimos detalles de sus atuendos mientras yo revisaba una vez más mi discurso de agradecimiento para la recepción.—Ivy, deja esos papeles ya —dijo Emma, girándose para mirarme con una mezcla de exasperación y diversión—. Tienes todo más que aprendido. Además, ¿no crees que deberías pensar más en qué vas a ponerte?—Es la recepción más importante de nuestra carrera, Emma. Si me quedo callada porque olvido algún detalle, nadie va a fijarse en mi vestido. —Intenté sonar convincente, aunque sabía que estaba buscando cualquier excusa para no pensar en
La recepción estaba en pleno apogeo cuando llegué al salón principal. Los reflectores iluminaban el espacio con un brillo elegante, mientras que el murmullo de las conversaciones llenaba el aire. Personas de diferentes sectores de la tecnología, la inversión y los negocios se movían entre las mesas decoradas con flores minimalistas y copas de vino blanco perfectamente alineadas en las bandejas de los camareros.Me movía entre los asistentes con una sonrisa educada, aceptando las felicitaciones y agradecimientos de inversores, colegas y otros asistentes que se detenían a intercambiar unas palabras conmigo. A pesar de mi mejor esfuerzo por concentrarme, mi mente seguía repasando la presentación y el intercambio tenso con Wallace. No podía dejar de analizar cada palabra, cada reacción, incluso después de haber recibido elogios por cómo manejé la situación.—¡Ivy! —La voz cálida de Adrian me hizo detenerme en seco. Cuando lo vi acercarse, su sonrisa despreocupada fue como un bálsamo que s
La recepción seguía en marcha, llena de conversaciones animadas, risas discretas y el entrechocar de copas. Adrian y yo permanecíamos en un rincón más tranquilo del salón, disfrutando de un momento de calma en medio de la vorágine. Su presencia siempre lograba equilibrarme, y aunque había algo inquietante en el encuentro con Victoria Myers, decidí no dejar que eso me distrajera. No ahora.—Deberías relajarte un poco, Ivy —dijo Adrian con una sonrisa mientras miraba a su alrededor—. No todo tiene que ser trabajo esta noche. Disfruta del reconocimiento; te lo has ganado.—Lo intento —respondí, soltando una risa breve—, pero no puedo evitar pensar en todo lo que viene después. Esto es solo el principio, Adrian. Aún hay mucho por hacer.Él asintió con comprensión, pero había algo en su mirada que parecía decirme que estaba pensando en algo más. La conversación con Adrian había sido como un refugio en medio de la tormenta. Su apoyo constante, su manera de recordarme lo que valía y lo lejos
—¿Interrumpo algo? —La voz de Adrian cortó el aire como una cuchilla afilada. Estaba de pie detrás de ellos, con las dos copas de vino en las manos. Su expresión seguía siendo tranquila, pero la corriente subyacente de autoridad en su tono era inconfundible. Aunque su postura era relajada, había algo en su mirada que me recordó por qué siempre lograba imponer respeto incluso en los entornos más tensos.Wallace y Bennett se giraron bruscamente, sus gestos traicionaron el nerviosismo que trataban de ocultar. Wallace, que hacía apenas segundos estaba completamente cómodo y dominante, parecía haberse encogido ligeramente, como si la presencia de Adrian alterara el equilibrio que creía haber establecido. Bennett, por su parte, intentó mantener una sonrisa que parecía cada vez más forzada.—Adrian —dijo Wallace, con un tono que pretendía ser casual pero que tenía un borde incómodo—. Solo estábamos teniendo una conversación con la señorita Hart sobre su… impresionante presentación.Adrian no
El salón estaba repleto de conversaciones cruzadas, risas educadas y el tintineo constante de copas de cristal. Las luces cálidas y el ambiente cuidadosamente curado irradiaban elegancia y éxito, pero yo apenas podía concentrarme en nada de eso. A pesar de que Adrian seguía a mi lado, proyectando esa seguridad inquebrantable que siempre lograba calmarme, mi atención gravitaba inevitablemente hacia un punto específico del salón.Xander.Él y la mujer rubia que lo acompañaba parecían perfectamente integrados al entorno. La manera en que ambos se movían, con una mezcla de confianza natural y un aire ligeramente altivo, los hacía destacar incluso en una sala llena de personas igualmente influyentes. Era imposible no notarlos.Xander estaba conversando con un grupo de hombres que parecían colgar de cada palabra suya, inclinándose hacia él como si sus opiniones fueran oro puro. La mujer a su lado no decía nada, pero su sola presencia parecía ejercer el mismo tipo de magnetismo que él. ¿Quié