Mark no sabía que era lo que más le molestaba de su nueva esposa, pero lo estaba volviendo loco. Desde que se casó, las cosas habían cambiado drásticamente, pues al convivir con ella había comenzado a notar todo aquello que había dejado pasar en los últimos meses.– ¿Por qué no me di cuenta antes? –se repetía un día frustrado tras pelear con su nueva esposa. Todo comenzó a ir mal desde el primer día de matrimonio. Tras una celebración en donde Mark gastó una fortuna para cumplir con los caprichos de su futura esposa, se topó de golpe con la realidad. Había despertado con dolor de cabeza por la borrachera para darse cuenta que su amada mujer no pretendía mover un pie fuera de la cama en todo el día. Así que de mala gana, bajó las escaleras de la mansión para prepararse algo de comer y tomar lo que sea que encontrara que sirviera para su malestar. En ese momento pensó en que Alicia siempre despertaba antes que él y le tenía el desayuno listo cuando el bajaba a la
La vida de Alicia había mejorado mucho en los últimos meses. Había llegado a la clínica cuando apenas iba a cumplir su segundo mes de embarazo y aquel día estaba cumpliendo el sexto. Se miraba al espejo su hermosa barriga que había crecido mucho más grande de lo que habría imaginado. Lucía radiante y feliz. – Es día de natación –exclamó una enfermera entrando en la habitación. Ella se giró para verla con una sonrisa.– Creo que hoy necesitaré más ayuda, estoy más grande –comentó riendo. El tratamiento que le estaban aplicando a Alicia había estado arrojando muy buenos resultados. A pesar de que todo avanzaba a paso lento, ella se había estado recuperando. Sus valores poco a poco se iban estabilizando y su embarazo estaba transcurriendo normal. Ella se sentía feliz y animada, al punto que había comenzado a asistir a distintas clases como yoga o natación, que le había dicho que no solo era bueno para su salud, sino para la de su bebé. La enfermera qu
Alicia estaba emocionada por la visita de sus amigas, quería contarle las buenas nuevas. Hacía un par de días que no las veía y sentía que tenían mucho de qué hablar. Isabel, Camila y Lisbeth llegaron en el horario de visita de esa misma tarde. Apenas la vieron, corrieron a abrazarla. – ¡Qué hermosa estás! –exclamó Lisbeth al verla. Hacía tiempo que no se veían, ya que ella no había podido ir visitarla. – Y grande también –dijo Alicia acariciando su vientre. Todas rieron. – ¿Ya sabes qué es? –preguntó Camila emocionada. Alicia asintió con una sonrisa. – Es niño –les dijo y todas gritaron de emoción. – Las enfermeras nos van a regañar –les recordó Isabel. Intentaron calmarse, pero estaban muy emocionadas. – Será nuestro primer sobrino –exclamó Camila con emoción. – ¿Cómo lo llamarás? –quiso saber Lisbeth mientras se acercaba para acariciarle el vientre. – Jonas –respondió sonriente. Isabel la observó seria, pero no dijo nada. – Es un bonito nombre –aseguró Lisbeth. Camila estuv
Anderson se había emocionado tanto por aquella respuesta afirmativa, que quería salir corriendo al hospital para abrazarla y besarla, pero ella le insistió que no lo hiciera, que lo esperaría al día siguiente para que pudiesen compartir y celebrar su compromiso de forma tranquila. Él aceptó y a la mañana siguiente, Alicia se estaba preparando para encontrarse con Anderson. Él le había prometido llegar al mediodía, pero aún faltaba una hora para eso, por lo que se estaba tomando su tiempo para prepararse. Su enorme barriga le impedía caminar o hacer cualquier tarea rápido, sin embargo, en medio de aquel proceso, algo captó su atención. Alicia creyó ver que la joven en la cama junto a la de ella se había movido. Aquella mujer llevaba varios meses en estado de coma, por lo que había sido una silenciosa compañera de habitación durante todo ese tiempo. Se quedó observándola durante unos segundos intentando asegurarse si el movimiento que había visto hacer a su mano había sido
Alicia miraba atenta a la mujer frente a ella. No lograba salir de su shock. Lisa la observaba en silencio recostada desde su cama a la espera de una respuesta. Solo le sonreía con los labios cerrados mientras la miraba con curiosidad. – Hola –dijo finalmente Alicia. – Hola –repitió Lisa. – ¡Estás despierta! –exclamó con mucha sorpresa. La mujer no pudo evitar soltar una pequeña risa. – Sí –susurró. – No sé ni por donde comenzar. Alicia se acercó para sentarse sobre la cama junto a la mujer y tras respirar profundo intentando terminar de salir de su conmoción, preguntó lo primero que se le ocurrió. – ¿Cómo llegaste aquí? – No lo sé –confesó. – Pero ¿tuviste un accidente o qué te pasó? – No sé. – ¿Y tu familia? – No recuerdo. La verdad es que no recuerdo casi nada –exclamó con tristeza. – Ok… pues… Supongo que es normal –respondió algo dudosa–, quiero decir… has estado muchos meses en coma, tal vez tome tiempo que recuerdes las cosas. – Sí, eso dijeron los médi
A diferencia de lo que Alicia creía, ella y Anderson no lo hicieron ese mismo día que hablaron. Él le dijo que no quería que su primera vez juntos fuese en aquel hospital, quería que fuese especial. Ella estuvo de acuerdo. Él prometió preparar todo y recogerla al siguiente día, por lo que cuando la hora llegó, Alicia se encontraba sumamente nerviosa. – ¿Estás lista? –preguntó Anderson al verla. – Sí –respondió nerviosa y tomándolo del brazo salieron de la habitación. – Divierte mucho –le gritó alegremente Lisa mientras los veía partir. Alicia no pudo evitar reír y sonrojarse. Le había contado a su compañera lo que sucedería ese día y le daba algo de vergüenza pensar en eso. – ¿A dónde vamos? –quiso saber cuándo Anderson la ayudaba a subir a su auto. – Es una sorpresa –sonrió. Unos minutos después se encontraban en la mansión de Anderson. Alicia detallaba con la mirada cada parte de aquel lugar, era increíblemente grande. Ella siempre pensó que la casa en donde vivía c
La fecha de parto de Yetzy se acercaba y a pesar de todos los problemas que Mark tenía con ella, incluyendo las quejas que mantenía sobre el nombre del bebé, él seguía emocionado e ilusionado con la idea de ser padre. Cada vez faltaba menos para tener a su hijo en brazos, así que se mantenía repasando la lista de cosas pendientes por hacer, necesitaba asegurarse que todo estuviese listo para cuando su hijo llegara. Mark arregló una habitación en la mansión con todo lo que pensó que su bebé necesitaría. La había pintado y decorado él mismo a pesar de las críticas de su esposa, pero habían logrado llegar a un acuerdo con ella, si ella dejaba que él decorara como él quisiera la habitación, entonces ella podría comprar para el bebé, todos los juguetes y ropa que deseara. El último trimestre pasó rápido y aunque su matrimonio no estaba en las mejores condiciones, durante ese periodo de tiempo las cosas habían comenzado a mejorar. Yetzy y él estaban empezando a hace
Después del maravilloso encuentro que Alicia y Anderson tuvieron, ambos permanecieron recostados en la cama durante largo rato. Disfrutaban del momento. Alicia mantenía apoyada su cabeza en el pecho de él mientras Anderson la rodeaba con sus brazos. Estuvieron en silencio entre caricias sutiles que de vez en cuando, causaba cosquillas a alguno de ellos. Tras varios minutos sin decir nada, comenzaron a hablar de cosas triviales como siempre lo hacían. Lo que más amaba Alicia de su relación con Anderson era la manera en que podía contarle lo que sea, desde las cosas más importante hasta las más tontas, él siempre estaba ahí para escucharla. El teléfono de Anderson sonó y él se incorporó para contestarlo. – De acuerdo –escuchó Alicia que su prometido decía de mala gana– Está bien. Tienes razón. Lo olvidé, pero pronto estaremos de regreso –exclamó para luego colgar la llamada y soltar un suspiro. – ¿Lucas? –adivinó ella con una sonrisa. – Sí, al parecer nos olvidamos de un chequeo que t