Muchas gracias por leer este capítulo. Aprovecho de invitarlos a leer la otra novela que tengo publicada en esta plataforma, se llama "Entre corazones y contratos". Espero también les guste. Gracias por el apoyo. Besos.
La fecha de parto de Yetzy se acercaba y a pesar de todos los problemas que Mark tenía con ella, incluyendo las quejas que mantenía sobre el nombre del bebé, él seguía emocionado e ilusionado con la idea de ser padre. Cada vez faltaba menos para tener a su hijo en brazos, así que se mantenía repasando la lista de cosas pendientes por hacer, necesitaba asegurarse que todo estuviese listo para cuando su hijo llegara. Mark arregló una habitación en la mansión con todo lo que pensó que su bebé necesitaría. La había pintado y decorado él mismo a pesar de las críticas de su esposa, pero habían logrado llegar a un acuerdo con ella, si ella dejaba que él decorara como él quisiera la habitación, entonces ella podría comprar para el bebé, todos los juguetes y ropa que deseara. El último trimestre pasó rápido y aunque su matrimonio no estaba en las mejores condiciones, durante ese periodo de tiempo las cosas habían comenzado a mejorar. Yetzy y él estaban empezando a hace
Después del maravilloso encuentro que Alicia y Anderson tuvieron, ambos permanecieron recostados en la cama durante largo rato. Disfrutaban del momento. Alicia mantenía apoyada su cabeza en el pecho de él mientras Anderson la rodeaba con sus brazos. Estuvieron en silencio entre caricias sutiles que de vez en cuando, causaba cosquillas a alguno de ellos. Tras varios minutos sin decir nada, comenzaron a hablar de cosas triviales como siempre lo hacían. Lo que más amaba Alicia de su relación con Anderson era la manera en que podía contarle lo que sea, desde las cosas más importante hasta las más tontas, él siempre estaba ahí para escucharla. El teléfono de Anderson sonó y él se incorporó para contestarlo. – De acuerdo –escuchó Alicia que su prometido decía de mala gana– Está bien. Tienes razón. Lo olvidé, pero pronto estaremos de regreso –exclamó para luego colgar la llamada y soltar un suspiro. – ¿Lucas? –adivinó ella con una sonrisa. – Sí, al parecer nos olvidamos de un chequeo que t
– ¿Qué ha pasado? –preguntó Isabel al llegar a la sala de espera de la clínica. – Aún no tenemos noticias –respondió Camila acercándose a ella para abrazarla. Isabel había corrido a la clínica en cuanto sus amigas le avisaron lo que estaba pasando. Las 5 amigas de Alicia se encontraban nerviosas y ansiosas, pero la que estaba tomando peor la situación era Patricia, ella ya había vivido ese momento y sentía que era como una pesadilla que se estaba repitiendo. Se encontraba sentada sola en una esquina con sus manos entrelazadas y apretándolas fuertes mientras contenía las lágrimas que amenazaban con salir. Isabel al verla, se acercó. – ¿Te encuentras bien? –preguntó con preocupación. Ella negó con la cabeza y se soltó a llorar. Isabel la abrazó fuerte y la situación hizo que las demás mujeres reaccionaran acercándose a ella para abrazarla también. Todas conocían la historia de Patricia, ella había estado en el mismo lugar en el que Alicia se encontraba en ese
La vida de Alicia cambió por completo, a partir del nacimiento de Jonas, las cosas no hicieron más que mejorar en su vida. Una semana después de dar a luz, la estaban dando de alta de la clínica y se mudaba a su nuevo hogar junto a su futuro esposo. Aquellos días en los que se la pasaba llorando, habían quedado atrás y ahora, sonreía a cada momento. – Tengo una sorpresa para ti –exclamó Anderson al llegar a casa. – ¿Qué es? – Ya verás –sonreía divertido, lo que hacía que Alicia también sonriera. Él la guió escaleras arriba. Ella llevaba a Jonas en sus brazos quien dormía plácidamente. Pronto se encontraron afuera de una habitación y Anderson se apresuró a tomar el pomo de la puerta para hacer una dramática presentación e invitarla a pasar. Alicia abrió los ojos impresionada al ver aquel lugar. – ¿Qué opinas? –preguntó él emocionado. Ella estaba tan sorprendida que no sabía que decir–. Este será el cuarto de Jonas –aseguró y ella le sonrió. Aquella habitaci
Mark había estado pendiente de todas las noticias que aparecían en los diarios, las redes sociales y la televisión sobre la próxima boda de su ex esposa con su rival de negocios. Se había obsesionado con el tema al punto de ser lo único a lo que dedicaba su tiempo durante todo el día, aunque intentó aparentar ante Isabel que no sabía nada del aquella noticia a la vez que intentaba aparentar que todo estaba bien, pues su plan era llegar ese día y detener esa boda, pero para lograrlo, nadie cercano a Alicia o Anderson debía enterarse o aumentarían la seguridad impidiéndole entrar. Luego de averiguar con discreción quienes de sus conocidos asistirían a aquella boda, logró convencer a un diseñador que le dieran la entrada de invitación que él tenía y a cambio, Mark prometió hacer que su casa de moda aprobara una de las colecciones del diseñador y la presentara en un próximo desfile. Teniendo la invitación en mano con la se escurriría en la boda, preparó todo para
La fiesta de la boda de Alicia continuó de manera normal. Cuando finalmente se calmó, ella e Isabel regresaron al salón y continuaron con la celebración como si nada hubiese pasado. Su amiga la había ayudado a colocarse algo de maquillaje para lucir bien en las fotos que pronto le tomarían junto a Anderson y a Jonas. Ella sonrió lo mejor que pudo en todo momento y aunque la mayoría de las veces era una sonrisa sincera, por momentos recordaba lo sucedido con Mark y tenía que esforzarse por mantener su alegría. Lo único que agradecía era que Anderson no se había enterado de nada. Continuaba ignorante de todo lo que había ocurrido mientras reía y disfrutaba de la celebración. Algunas horas después, los invitados se habían ido y Anderson, Alicia y Jonas quedaron solos en esa enorme mansión. Jonas dormía plácidamente, era claro que estaba tan cansado como ellos, pues aunque había reído y disfrutado jugando con todas sus tías, aquel evento era mucho para su corta edad, por lo qu
Anderson observaba atentamente a Alicia quien permanecía en silencio. No sabía qué decir y los labios le temblaban. No dejaba de pensar en que por fin la vida le estaba regalando algo bueno y ella lo había arruinado con sus caprichos. Anderson suspiró. –Está bien –dijo asintiendo como si aceptara aquello que estaba pensando. Alicia lo miro confundida–. No debería estar molesto –explicó haciendo una pequeña pausa mientras pensaba en sus palabras–, también tengo algo de culpa. –¿A qué te refieres? –Yo lo vi llegar –confesó–. Yo sabía que estaba ahí por ti, pero no dije nada, simplemente lo dejé estar ahí –soltó una pequeña risa como si aquella ironía le causara mucha gracia. –¿Por qué hiciste eso? –él suspiró. –Todos en algún momento tenemos que enfrentar nuestro pasado, pensé… –hizo un pequeño silencio–, pensé que quizás aquel encuentro era necesario para que pudieses enfrentar todo aquello que te atormenta, para que pudieses finalmente dejarlo atrás. No imaginé que terminarías llo
La pierna de Mark Vitolli se movía agitadamente, la ansiedad lo estaba matando. Llevaba más de una hora esperando por la mujer que le habían prometido, sería su salvadora. Toda la junta directiva se encontraba estresada por la situación de la empresa, pues no les quedaban muchas opciones.– ¿A qué hora piensa llegar esta mujer? ¡Es una irresponsable! –exclamó con furia.– No te quejes tanto, es tu culpa que estemos en esta situación –le aclaró su socia– ahora nos toca aguantar lo que sea que esta mujer quiera hacer o perderemos la compañía –replicó con furia.– Yo no sabía que el desfile sería un fracaso.– No tenías por qué hacer una inversión tan grande. Sabías muy bien que era un riesgo que estábamos corriendo y aun así, decidiste meter más dinero en juego.– Se debe invertir en grande para ganar en grande.– Estamos con la soga al cuello Mark. Dale gracias a dios que esta mujer aceptó ayudarnos y más te vale que no la riegues otra vez, porque no tenemos más opciones.