Bianca corre a través del bosque con desesperación, pero esta vez no para salvar su vida, no para huir de alguien, sino para encontrarse con el hombre que ama. Se enteró de que Julio fue a enfrentar a los cazadores que se adentraron en el territorio, y no puede evitar temer por él, tal vez no sean Donato, pero no tiene ninguna certeza de que no puedan atraparlo.Y esta vez no puede permitirse que los separen, no cuando necesita decirle cuánto se equivocó, cuando necesita que la estreche entres sus brazos, al bese y le diga que todo va a estar bien.Está tan concentrada en encontrarse con él, que se olvida por completo de que los cazadores se han adentrado en el bosque, y uno de ellos al verla le sale al encuentro apuntándole con su arma. Lo habitual sería dispararle sin vacilar, pero se permite un minuto para contemplar la hermosura de esa mujer, que debajo de la luz de la luna parece casi un sueño.Bianca se queda paralizada, observando la sonrisa arrogante en finos labios del hombre
“Esto no puede estar pasando, papá, es imposible”, murmura Julio en el estudio, sirviéndose un buen vaso de whisky.“Pues parece que no lo es, ambos vimos ese video y parece ser genuino. Yo no sé qué significará o qué sucedió, pero según parece ella está viva”, comenta el padre sabiendo cuán doloroso es para su hijo, pero no pudiendo negar la realidad.“Y si está viva, ¿por qué nunca volvió? ¿Qué hace en Nueva York? ¿Por qué nos abandonó?”, interroga el Alfa inundado por la impotencia, deseando poder tenerla frente a él y hacerle todas esas preguntas.“Esas son respuestas que solo ella puede dar, sé que es duro, pero no puedes dejar que esto te nuble el juicio. Se nos avecina una guerra, y ahora tenemos a los cazadores queriendo vengarse, no puedes dejar que tus emociones te dominen, si lo haces estás muerto”, señala Francis tratando de hacerlo entrar en razón.“Quisiera que fuese así, estar muerto parece la idea más seductora en este momento, me habría ahorrado sentirme tan traiciona
Recostado en la tina, Julio intenta pensar en lo que está sucediendo. Cuando volvió a la manada creyó que de lo único que debía preocuparse era de la guerra que se avecinaba contra Céar, pero desde entonces todo se ha ido complicando cada vez más.Y no bastando con eso ahora debe lidiar con una posible resurrección de Kayla y que haya surgido el nombre de Bela, soltando un largo suspiro intenta comprender qué es lo que la vida, el destino o Dios quieren de él. Parece que continuamente lo dejan entre la espada y la pared, el único momento de paz que ha tenido ha sido al hacer el amor con Bianca.De solo recordarlo se le dibuja una sonrisa en el rostro, ha sido tan mágico, cuánto le gustaría repetirlo, incluso tenerla allí con él en el agua. Sentir su piel, sentir el calor de su cuerpo, fundirse con ella. Pero no cree que pueda hacerlo, aunque no ha querido hablarlo con ella. la sombra de Kayla está encima, que esté viva significa que sigue siendo un hombre casado, que se debe solo a el
En el bosque el médico de la manada escudriña con cuidado las plantas que lo rodean, seleccionando unas hojas o flores para colocarlas en una cesta de juncos que lleva colgando del brazo, la mezcla que necesita hacer lleva varios ingredientes no muy fáciles de hallar. Sin embargo, no le queda más remedio que esforzarse por conseguirlos, necesita un poco de dirección, se había prometido así mismo no volver a usar magia, pero el regreso de Julio ha echado a perder su plan para derrocar a la familia Alfa. Con el viejo Francis a cargo tenía pensado hacerse cargo de él, nadie cuestionaría la muerte de un viejo, pero Julio es un Alfa jovén y fuerte, el veneno no será una opción con él, no al menos que tenga alguien a que inculpar. Ha estado considerando la posibilidad de incriminar a esa pelirroja que está como una de ellos, pero hacerlo podría ser difícil, se ha ganado el respeto incluso de los ancianos, y eso es mucho decir.“Ya casi tengo todo, solo me falta…”, murmura el anciano inter
Con los pies sumergidos en el agua de una orilla alejada del lago, Bianca echa el rostro hacia atrás, necesita un poco de paz, de silencio, de tranquilidad. Ya no sabe qué pensar, no sabe si conoce a alguien realmente, se siente tan confundida que al ver los rostros de quienes la rodean no sabe si son ellos realmente o simples máscaras.“Si esta vista no puede darme algo de paz, no sé que podría hacerlo”, murmura callando por un momento su mente para contemplar el frondoso bosque lleno de vida que se extiende rodeando el azul lago.Tomando una larga bocanada de aire puro se recuesta en el césped cerrando los ojos, no está segura de querer dejar ese lugar, allí se siente bien. ¿Será la soledad? No lo sabe con certeza, pero nuevamente vuelve a echar de menos la cabaña de Julio, aunque esta vez no lo imagina a él junto a ella. Aunque le duele, comienza a convencerse de que nunca llegó a conocerlo realmente, que solo vio lo que él le quiso mostrar.“Parece que no estoy tan sola como creí
Julio lanza un fuerte puñetazo a la bolsa de arena del patio, la cual no parece que vaya a resistir mucho más, ya que lleva más de una hora golpeándola con rabia. La bolsa se sacude siendo atravesada de lado a lado por un nuevo puñetazo, dejando salir su contenido que cae al piso, el Alfa ladea la cabeza contemplando el efecto de su golpe con indiferencia. “¿No crees que te has excedido un poco?”, pregunta Francis bajando los escalones de la mansión para ir a su encuentro.“Estamos en el umbral de guerra, es matar o morir, y preferiría seguir con vida para cuando termine”, responde Julio sin darle importancia al asunto.“Pero recuerda que la guerra terminará en algún momento, no debes permitir que te deje marcado”, advierte el padre cruzando los brazos sobre su pecho.“¿Realmente terminará? Tarde o temprano habrá otra manada a la que enfrentarse, es nuestro estilo de vida”, espeta el Alfa que está con un humor sombrío, sintiéndose traicionado por Bianca, por la mujer a la que le abri
Julio se muerde el labio inferior hasta hacerse sangrar sin poder apartar la mirada del cadáver de su padre, el dolor que siente poco a poco comienza a convertirse en una furia que amenaza con consumir todo a su alrededor. Por lo que aferrándose a ese furor se pone de pie y clavando sus ojos enrojecidos en los hombres que están de rodillas se dispone a ver lo más pronto posible sus cuerpos sin cabeza.“¿Qué sucedió aquí?”, pregunta el alfa obligándose a informarse de lo que es bastante obvio.“Tú padre quedó con estos hombres a solas ya que ordenó que saliéramos a buscarlos, cuando uno de nosotros volvió nos encontramos con esto”, informa uno de sus lobos con pesar, sintiendo que ha fallado estrepitosamente a su líder.“¿Qué es lo que ustedes tienen para decir en su defensa?”, interroga a Julio queriendo ver si los asesinos tienen el valor para confesar su crimen.“Nosotros solo seguimos las órdenes que nos dieron”, responde uno de los guardaespaldas sin mostrar el más mínimo remordim
“Así que en este aburrido viaje no hemos topado con una bella flor”, murmura Xako devorando con la mirada a la esbelta rubia que se ha encontrado en medio de su misión de reconocimiento.“¡Están muy lejos de su territorio, este es el bosque de la manada Tempestad! ¡No tienen derecho a estar aquí!”, advierte Kayla retrocediendo unos pasos, pero intentando no mostrarse intimidada.“¿Se supone que eso debería asustarnos? ¿Temer a esa estúpida manada?”, se burla otro de los hombres meneando su cabeza llena de finas trenzas atadas en una cola.“¡Si el Alfa de la manada aparece podría acabar fácilmente con ustedes cuatro, así que deberían marcharse antes de que sea demasiado tarde!”, amenaza la mujer con voz firme apretando las manos en puños a los lados de su cuerpo.“Tienes una boca demasiado descarada, parece que por aquí ya ni siquiera son capaces de enseñarle respeto a sus mujeres”, reclama Xako arrugando la nariz con disgusto, nadie le habla de esa manera y mucho menos una mujer.“¡Es