Belial se encuentra sentado en su sillón en medio de la sala de mando de la nave, los operarios en su mayoría parecidos a enormes lagartos de forma semihumana, teclean frente a los monitores recolectando información brindada por las miles de naves esparcidas alrededor de todo el mundo humano. El líder se mantiene con la cabeza gacha y la mirada perdida, frunce el ceño en su intento por poner en orden los pensamientos que revolotean en su mente. Su prominente trono creado para transmitirle confianza, para dejar en claro que él es superior a todos, ya no es capaz de lograr su cometido de brindarle confianza y hacerle sentir que esta por encima de toda otra criatura terrenal o espiritual.El plan perfecto que había trazado tan cuidadosamente durante siglos, en el que proyectó hasta la más pequeña consecuencia, empieza a presentar pequeñas brechas, diminutas fisuras, casi insignificantes, de tan poca importancia que serían desestimadas por otros líderes, pero no por él. Él es cuidadoso
En el refugio de la iglesia el grupo se ha dedicado a hacer los preparativos para su búsqueda de provisiones, decididos a arriesgar sus propias vidas para lograr el bienestar de su familia. El nerviosismo y el temor parece encogerles el estomago impidiéndoles aceptar la comida que Mabel les insiste ingerir para tener fuerzas para tan peligrosa misión.Sin embargo el Pastor ha decidido salir fuera del sótano, se encuentra sentado en la vereda sobre un gran escombro que solía formar una de las columnas de la entrada. Con la mirada taciturna contempla ese barrio reducido a ruinas, puede recordar a cada familia a las que le dedicó tantos años de trabajo y sacrificio.Recuerda a ese joven matrimonio que vivía al lado de la iglesia, cada día se escuchaban sus gritos, sus discusiones, los portazos, los niños llorando. Era una familia que estaba quebrándose y a punto de destruirse, unos niños que quedarían marcados para el resto de su vida, un hogar que parecía ya no tener remedio. Hasta qu
Tony mira hacia afuera a través del hueco de una pared del refugio improvisado en el que se han escondido para recuperar fuerzas. Puede ver que el día comienza a ponerse más oscuro, la noche está llegando, y por la lluvia que se ha convertido en una cortina de agua no puede ver nada a más de medio metro. Si bien no se siente muy cómodo de quedar sin un buen campo de visión, puede ser una ventaja para esconderse de los invasores que se den a la tarea de buscarlos en represalia por haber derribado una de sus naves. Con los labios apretados en una fina línea evalúa los efectos devastadores de la batalla y las posibilidades de resistir un nuevo ataque, y como de costumbre las probabilidades no están a su favor. Se masajea la sien con los dedos intentando calmar el dolor que aun persiste en su cabeza, todo lo que ha sucedido en las últimas horas sería suficiente para derrumbar la mente de una persona, pero él no se lo puede permitir, debe permanecer alerta por el bien de sus hombres. —H
Desde el umbral de la puerta del sótano el Pastor contempla las ruinas de su barrio empapadas por las gotas de la lluvia, las observa sintiendo una fuerte esperanza hinchándole el pecho, dentro de su corazón todo parece haber renacido, como cuando la lluvia cae sobre la tierra asolada por la sequía. En esas ruinas que formaban un vacío dentro de él, ahora ve la oportunidad de reconstruir, de renovar, de restaurar. Está convencido de que existe la esperanza de un mañana, teniendo la certeza de que el enemigo les teme, aunque no está seguro del motivo. —Ya vamos a salir Pastor —anuncia Víctor parándose detrás de él con su campera de cuero prendida hasta el cuello.—Esta bien, ha llegado el momento. Pero antes necesito saber algo que me he preguntado desde que llegaste. ¿Por qué decidiste volver hijo? —pregunta el Pastor volteándose para mirarlo fijamente a los ojos.—Por mi hijo, por mi familia, supongo que tenía la esperanza de poder recuperar lo que perdí —responde el escritor enc
Marcos es arrojado sin piedad hacia el interior de una reluciente celda por el guardia que le dedica una sonrisa burlona. Cae sin siquiera lograr apoyar sus manos en el piso para amortiguar la caída, rueda en el suelo hasta soltar un quejido al sentir el impacto contra la dura superficie de la pared. Punzadas de dolor son emitidas por sus huesos magullados, haciéndole soltar un par de lágrimas que no le es posible contener. Mordiéndose el labio y con los ojos cerrados logra sentarse en el frio piso de metal apoyando la espalda en la pared, lanza una mirada llena de rabia hacia su guardia que por alguna razón sigue con los ojos clavados en él con una sonrisa burlona.—Me alegra que estés disfrutando del espectáculo maldito engendro —dice Marcos arrugando la nariz con asco negándose a mostrarse frágil.—Eso no es nada comparado con lo que te espera. Aunque por desgracia no podré verlo, el Carcelero se toma su trabajo muy personal, así que no admite la presencia de nadie más que de él
—¿Algo nuevo afuera? —pregunta Tony a Norman que está en su turno de guardia sentado junto al hueco por donde vigilan.—No señor, lo único relevante es que la tormenta está pasando, el cielo está casi despejado. Pero ¿Por qué está levantado? Su turno es a las cinco, le queda más de una hora para descansar —reclama el soldado mirando las ojeras en el rostro de su líder.—No he podido dormir más que unos minutos, en mi cabeza no deja de darme vueltas esas granadas brillando en la mano de Vocal —contesta Tony con la mirada gacha intentando recordar, tratando de revivir ese momento, pero por más que lo intenta parece estar bloqueado.—Creo que eso ronda en las mentes de todos, pero los recuerdos están algo borrosos por la explosión —responde Norman encogiendo los brazos al reconocer que no puede ser de gran ayuda.—Es que al recordar ese brillo, ese destello de luz pura, hay algo extraño en eso, algo que mi mente quiere que comprenda. Y no es para menos en esa luz está la clave del a
Ayelén camina detrás de sus compañeros con los labios apretados, estaba segura que el escritor iba a elegir ir con ella, sobre todo con la atracción que hay entre ellos. Pero por alguna razón él decidió evitarla, y lo más probable es que se deba a esa amargada de Elizabeth, ha conocido varias mujeres como ella que no saben lo que quieren y por ende no dejan que los demás hagan su vida. Esa muchacha necesita que alguien le ponga los puntos, y deje de comportarse como una niña caprichosa.—Es una gran bendición tener este lugar tan cerca, y parece que somos los primeros en venir —dice el Pastor con una gran sonrisa.—Usted siempre ve bendiciones en todos lados. Aunque no puedo negar que casi siempre termina teniendo razón —responde Ber juntando unas bolsas de papas fritas que serán bien recibidas por los niños.—Eso es porque siempre hay una bendición detrás de todo lo que sucede, la diferencia está entre aquel que lucha por obtenerla, o el que se tira a morir sintiendo lástima por s
Un escalofrío recorre la espalda de Marcos, con la mirada desorbitada siente como si lo hubieran empujado a un abismo oscuro en el que no para de caer. Siente el dolor de una herida que creía cerrada hace tiempo en su corazón, su mente es asaltada por recuerdos oscuros que quisiera haber olvidado. Su respiración se agita, sus ojos que mantiene cerrados comienzan a llenarse de lagrimas, una dolorosa presión le estruja el corazón. Marcos abre los ojos frente a una pulida puerta de algarrobo soltando un suspiro, se siente extraño, ve su mano sobre el picaporte dorado, pero es como si no tuviera control sobre su cuerpo, como si fuera solo un espectador, incluso es ajeno a los pensamientos que vienen a su mente. Vacila en decidir si entrar o simplemente golpear la puerta, la nota que le tocó hacer en Vietnam debía durar una semana, pero se ha convertido en dos largos meses en los que no ha podido establecer la mínima comunicación con su esposa. Sabe lo que se va a encontrar al entrar,