El impacto del coche hace saltar las bolsa de aire, pero no evita que la pareja reciba unos fuertes golpes, que junto al estruendo del choque y los vidrios estallando los deja aturdidos por unos segundos. —Sofía… ¿Estás bien… cariño…? —pregunta Santiago soltando un gemido de dolor al sentir un par de descargas de dolor en las partes golpeadas de su cuerpo.La mujer aún aturdida y sin saber muy bien lo que ha sucedido solo es capaz de responder con un gemido, siente como si la cabeza le estuviese dando vueltas, e incluso la pregunta de su novio le suena muy lejana. Incluso mantener los ojos abiertos le supone un gran trabajo, si bien lo que ve es una imagen casi borrosa de lo que sucede a su alrededor. Pero al negarse a caer en la inconsciencia poco a poco su visión comienza a ser más clara viendo como una camioneta negra que parece ser la que los chocó comienza a retroceder, para según parece escapar de allí.—Ni siquiera lo sueñes, maldito gusano —murmura el mafioso endureciendo su e
Sentada en el asiento trasero del coche negro que ha pasado a buscarlos por su apartamento, Sofía se refriega las manos con nerviosismo, y no solo por la sensación de inseguridad que siente al pensar que esa gente podría haber entrado a su hogar estando ella dentro. Si no también por la idea de ir a vivir quién sabe por cuanto tiempo a la casa de Santiago, la cual según ha visto por la dirección que han tomado, que no se refiere a la Villa a la que ella fue cuando se casaron.—No estoy muy segura de que sea una buena idea que vaya a tu casa, puedo quedarme tranquilamente en un hotel, hay varios que tienen muy buena seguridad —comenta la mujer animándose finalmente a hablar, esperando que él no se lo toma muy a mal, pero sintiendo que no está preparada para que compartan un espacio juntos cada día.—Sé que los hay, pero esto no ha sido una simple irrupción a tu apartamento, ni siquiera una especie de robo. Ingresaron allí buscando algo puntual, algo que ya sabían que estaba allí —respon
Al sentir unos rayos de sol dándole en la cara, Sofía se despereza en la cama sintiendo que hace mucho tiempo que no ha despertado de esa manera. Al darse vuelta para saludar a su novio, se encuentra con que él ya no está acostado, según parece es un madrugador. Aunque eso no le molesta mucho, lo hizo quedarse durante toda la noche a su lado así que puede sentirse más que satisfecha. Saliendo de la ducha, siente que quizás no se le haga tan difícil acostumbrarse a ese lugar, incluso hasta piensa que fue algo tonto temer tanto a esa casa y a la convivencia. Si bien eso no significa que se haya resignado a dejar de investigar sobre él, y quizás ese momento a solas en la casa sea una buena oportunidad para hacerlo, ya que cuenta con la excusa de querer explorar el lugar.—Esta casa es enorme —murmura Sofía doblando por tercera vez en un pasillo, comenzando a perder su sentido de orientación, sorprendiéndose al llegar a cada nuevo espacio con obras de arte que está segura que valen una fo
Luego de un incómodo y silencioso desayuno, uno que estuvo muy lejos de ser lo que esperaba, Santiago se levanta y se dirige hacia la ducha. Si bien ha sido capaz de poner bajo control su enojo, sabe que no puede dejar pasar eso, no hay nadie más en quién confíe tanto como en Luna, pero justamente por eso es que debe ser más exigente con ella. Porque un error por su parte, podría significar la muerte para él, y su vida es algo que tiene en demasiada estima como para arriesgarla de esa manera.—En otras circunstancias sé muy bien lo que sucedería en una situación como esta —murmura Luna sentada en el borde de la cama de su jefe, mirándolo con deseo al salir del baño con una toalla atada a la cintura.—No deberías estar aquí —determina el mafioso con frialdad comenzando a buscar en el armario la ropa que se pondrá.—Yo no pienso lo mismo, creo que ese exactamente el lugar en el que ambos deberíamos estar, ¿o acaso temes que le pueda molestar a tu nuevo juguete? Esta nueva versión de un S
Luego de evaluar muy detenidamente sus opciones, Maxwell decide que en este caso no va a optar por un ataque frontal, ya ha visto que eso no sirve, o por el contrario en tal caso le resultaría mucho mejor llevarlo él mismo a cabo. Pero no por ahora, no hasta estar seguro de que Luna esté dispuesta a cumplir con parte de su trato, pues si está dispuesta a traicionar a su Jefe, no hay ninguna garantía de que no lo haga con él también. Así que se decide por enturbiar las aguas, pero manteniéndose al margen, que Sofía tenga una probada de lo que se le viene.—Congresista Mottola, es un gusto saludarlo —exclama Maxwell a través del celular al haber marcado el numero del político.—No puedo decir lo mismo, si vienes a ofrecerme uno de tus sucios tratos, puedes ir ahorrándome mi valioso tiempo, ya me he enterado que has metido en líos a tus contactos en la alcaldía —responde el político con un tono crítico, reteniéndose de cortar la llamada solo porque tienen mucha historia juntos.—Eso ha si
Con un fuerte pitido en los tímpanos por el estruendo de la explosión, Sofía logra levantarse de la acera soltando un gemido de dolor al sentir una punzada de su brazo cuya sangre ha empapado la venda. Al ver que en su mano aún sostiene el arma la deja caer como si quemara, mirando lo que ha hecho con ella, hace solo unas horas temía que su novio fuese un asesino, pero ahora ella lo es, se puede consolar diciéndose que ha sido en defensa propia, pero ni siquiera ese pensamiento es capaz de quitarle la sensación de suciedad que siente.— Yo… yo… tengo que salir de aquí —susurra yendo con pasos temblorosos hacia su auto llenos de agujeros de bala, sabiendo que no puede dejar evidencia de que estuvo allí, Santiago no puede saberlo, y mucho menos la policía, sobre todo al pensar de que han sido hombres de Alejandro que una vez más ha intentado quitarla de su camino.Conduciendo por calles secundarias, Sofía dirige la mirada a cada sonido fuerte que escucha, como si estuviese esperando que
Con temblor en las manos y mirando nerviosamente de un lado a otro, Mottola baja de un jet privado junto a su amante, la única persona querida que ha quedado con vida. Y si bien se encuentra en una isla en medio del Caribe, no puede dejar de sentir miedo, sintiéndose como el tonto más grande sobre la faz de la tierra por haber provocado a Santiago. Pecó de soberbia al pensar que ese Di Stefano era otro mafioso del montón, y ha pagado un alto precio por su descuido, toda su familia masacrada, asesinada, y él huyendo como un cobarde.—¡No sé en que demonios estaba pensando cuando permití que me metieras en la cabeza la idea de ir contra Santiago! —reclama el congresista al recibir una llamada de Max, sabiendo que no conseguirá nada culpándolo, pero es más fácil que cargar él solo con ese peso en la conciencia.—Estabas pensando en que eras un hombre con poder que podía vengar la humillación de su hija, y si hubieses hecho un buen trabajo, uno limpio y sin huellas, él nunca se habría ente
Parada en un rincón de la habitación de la clínica, Olivia observa a su inconsciente amiga recostada en la camilla. Con un nudo en la garganta siente que podría comenzar a llorar en cualquier momento, ver a su amiga tan frágil, tan vulnerable, casi pareciera que no es ella en realidad. Y lo peor es que no puede evitar sentir que ella es en parte culpable de lo que ha sucedido, que la manipuló para obligarla a aceptar a ese hombre e cual no resultó ser nada más que un peligro.—Olivia, yo… no esperaba verte aquí… —murmura Santiago con sorpresa al entrar en la habitación, sintiendo cierta incomodidad ante la mirada acusadora que ella le clava.—Sé que no estoy aquí porque tú te hayas tomado la molestia de decírmelo, ¿quién rayos te has creído para apartarme de ella como si no fuese nadie? —reclama la amiga sin ningún interés en ocultar su profundo enojo.—Yo solo he estado tratando de protegerla, ese ha sido mi único interés y a lo que me he dedicado —se justifica el mafioso tomando asie