Con un fuerte pitido en los tímpanos por el estruendo de la explosión, Sofía logra levantarse de la acera soltando un gemido de dolor al sentir una punzada de su brazo cuya sangre ha empapado la venda. Al ver que en su mano aún sostiene el arma la deja caer como si quemara, mirando lo que ha hecho con ella, hace solo unas horas temía que su novio fuese un asesino, pero ahora ella lo es, se puede consolar diciéndose que ha sido en defensa propia, pero ni siquiera ese pensamiento es capaz de quitarle la sensación de suciedad que siente.— Yo… yo… tengo que salir de aquí —susurra yendo con pasos temblorosos hacia su auto llenos de agujeros de bala, sabiendo que no puede dejar evidencia de que estuvo allí, Santiago no puede saberlo, y mucho menos la policía, sobre todo al pensar de que han sido hombres de Alejandro que una vez más ha intentado quitarla de su camino.Conduciendo por calles secundarias, Sofía dirige la mirada a cada sonido fuerte que escucha, como si estuviese esperando que
Con temblor en las manos y mirando nerviosamente de un lado a otro, Mottola baja de un jet privado junto a su amante, la única persona querida que ha quedado con vida. Y si bien se encuentra en una isla en medio del Caribe, no puede dejar de sentir miedo, sintiéndose como el tonto más grande sobre la faz de la tierra por haber provocado a Santiago. Pecó de soberbia al pensar que ese Di Stefano era otro mafioso del montón, y ha pagado un alto precio por su descuido, toda su familia masacrada, asesinada, y él huyendo como un cobarde.—¡No sé en que demonios estaba pensando cuando permití que me metieras en la cabeza la idea de ir contra Santiago! —reclama el congresista al recibir una llamada de Max, sabiendo que no conseguirá nada culpándolo, pero es más fácil que cargar él solo con ese peso en la conciencia.—Estabas pensando en que eras un hombre con poder que podía vengar la humillación de su hija, y si hubieses hecho un buen trabajo, uno limpio y sin huellas, él nunca se habría ente
Parada en un rincón de la habitación de la clínica, Olivia observa a su inconsciente amiga recostada en la camilla. Con un nudo en la garganta siente que podría comenzar a llorar en cualquier momento, ver a su amiga tan frágil, tan vulnerable, casi pareciera que no es ella en realidad. Y lo peor es que no puede evitar sentir que ella es en parte culpable de lo que ha sucedido, que la manipuló para obligarla a aceptar a ese hombre e cual no resultó ser nada más que un peligro.—Olivia, yo… no esperaba verte aquí… —murmura Santiago con sorpresa al entrar en la habitación, sintiendo cierta incomodidad ante la mirada acusadora que ella le clava.—Sé que no estoy aquí porque tú te hayas tomado la molestia de decírmelo, ¿quién rayos te has creído para apartarme de ella como si no fuese nadie? —reclama la amiga sin ningún interés en ocultar su profundo enojo.—Yo solo he estado tratando de protegerla, ese ha sido mi único interés y a lo que me he dedicado —se justifica el mafioso tomando asie
—¿No es algo temprano para que tú ya estés aquí? —pregunta Santiago al entrar en la habitación de la clínica y ver a Olivia sentada al lado de Sofía.—¿Acaso debo pedir permiso para venir? —replica la mujer sin siquiera mirarlo, ya que a su parecer no tiene mucho que hablar con él.—No es necesario que tengamos estos enfrentamientos, creo que a Sofía no le hacen ningún bien —señala el mafioso sabiendo que es mejor tenerla como aliada que como enemiga, consciente además de que lo mucho que pudo avanzar con Sofía fue también gracias a la ayuda de ella.—¿Y qué es lo mejor para ella según tú? Yo… te confié a mi amiga, te la presenté, te di cada oportunidad que necesitaste para que… la enamoraras. ¿Y todo para qué? Para que quede en coma en una m*****a camilla, sin tener idea de lo que le sucederá, eso… eso me hace tan culpable como tú —murmura Olivia mordiéndose el labio con impotencia, pensando que le ha fallado a su amiga, que no fue capaz de cuidarla como tendría que haberlo hecho.—Cu
—¡No puedo creer que hayas despertado, no sabes cuanto rogué que abrieras los ojos de una vez! —exclama Santiago sentado al borde de la camilla contemplando a su novia con los ojos brillosos por la emoción.—Por supuesto que iba a despertar, no van a librarse de mí tan fácilmente —murmura Sofía con una media sonrisa, aún algo desorientada, pero feliz de saber que él no la ha abandonado ni por un momento, demostrando una vez más su genuino amor.—De eso no tengo ninguna duda, y espero que jamás dejes de dar lucha, sin importar que tan dura sea la batalla —pide el mafioso acariciándole la mejilla con cariño, sintiendo que es el hombre más afortunado del mundo.—Yo también me alegro de que hayas despertado, has hecho que el largo viaje valga la pena —los interrumpe Constanza ya sin poder soportar la intimidad que ve entre ellos, aunque disimulando su disgusto con una gran sonrisa.—No era necesario que vinieras, te dije que debías quedarte en el pueblo —reclama la empresaria sentándose en
Recostada en la cama de la habitación de hotel que rentó junto a su hermana por una noche, Sofía comienza a pensar en lo que le ha sucedido, el tiroteo, el accidente, el estar una semana en coma. Sin duda Alejandro debió de estar más que feliz, pero no es el estado de ánimo de él lo que le preocupa, sino lo lejos que ese hombre ha sido capaz de llegar. Es una amenaza real, y no solo para ella, ahora que Constanza ha venido a la ciudad podría convertirla en su nuevo objetivo, incluso Olivia y Santiago podrían correr el riesgo de ser lastimado por ser personas cercanas a ellas.—No podría perdonarme que algo les sucediese a ellos —murmura la empresaria soltando un largo suspiro, pensando de qué manera podría llegar a protegerlos a todos cuando si ha sido incapaz incluso de protegerse a sí misma.—¿Aún despierta? —pregunta Constanza parándose en el umbral de la puerta de la habitación.—Pensé que a esta altura ya estarías acostumbrada a dormir sola —murmura Sofía soltando una risa diverti
—¿A qué le tienes miedo? —pregunta Constanza saliendo detrás de su cuñado y deteniéndolo en la calle al agarrarlo del brazo, quizás más bruscamente de lo que debería.—¿Por qué crees que le temo a algo? El hecho de que seas mi cuñada no quiere decir que deba involucrarme demasiado contigo, podemos coincidir en ciertos eventos y fechas, pero solo eso —determina Santiago mirándola con severidad, no muy conforme de la confianza algo desmedida de ella.—Puedes involucrarte conmigo tanto como desees, como quieras, creo que es lo que intentaste hacer en la florería, aunque claro que en ese momento comenzabas a considerar la posibilidad de que Sofía ya no volvería a despertar —plantea la mujer dispuesto a hacerlo aceptar lo que surgió entre ellos en ese momento, algo que no fue su imaginación o deseo, sintió que realmente algo había surgido entre ellos.—Yo solo fui amable con una desconocida, no sabía que eso fuese un crimen, y aunque Sofía estuviese aún inconsciente en esa camilla no la tra
—No es que intente justificar a mi padre, que de todas formas solo estaba haciendo su trabajo, pero no creo que tirarlo del auto en la banquina haya sido muy… apropiado —protesta Eric que avanza por medio de un camino de tierra siguiendo las indicaciones de su compañera.—Comienzo a creer que está muy lejos de querer hacer su trabajo o incluso querer que se sepa la verdad —murmura Sofia que ha estado considerando esa posibilidad desde su encuentro con el Comisario.—¿Qué? No lo creo, es solo un hombre que quiere atrapar a quien cree que es responsable de la muerte de su hijo, un hombre muy terco —replica el Detective meneando la cabeza con incredulidad.—Tú lo eras, sin embargo, ante la luz de las pruebas cambiaste tu objetivo. Fuiste capaz de aceptar que estabas persiguiendo a la persona equivocada —plantea la pelirroja mirándolo con seriedad.—No todos pueden llegar a ser capaces de hacer ese cambio de opinión tan rápido, a mi parecer no es más que un padre que quiere dar un cierre