La noche avanzaba mientras Karim trabajaba en silencio, sus dedos moviéndose con precisión sobre el teclado del portátil. El zumbido constante de los equipos llenaba el apartamento, pero para Agatha era un recordatorio del peligro en el que estaban. Samer se mantenía cerca, revisando armas y dispositivos que había traído, su semblante impenetrable.—Necesitaré unas horas más —murmuró Karim sin apartar la vista de la pantalla—. El servidor está bien protegido, pero ya encontré un punto de entrada.Agatha, sentada al otro lado de la mesa, observaba cada movimiento con atención. Aunque confiaba en la habilidad de Karim, algo en su actitud seguía pareciendo demasiado relajado para las circunstancias.—¿Cuánto tiempo más? —preguntó Samer, su tono cortante.—Paciencia —respondió Karim con una sonrisa irónica—. Esto no es algo que se pueda hacer apresuradamente si quieres resultados.Agatha soltó un suspiro y se levantó para estirarse. La tensión en el ambiente era casi tangible, y quedarse
La camioneta negra avanzaba por las calles poco iluminadas, moviéndose con una precisión casi militar. Samer conducía con una calma aparente, pero cada movimiento de sus manos en el volante delataba la tensión acumulada. Agatha, sentada en el asiento del copiloto, no dejaba de mirar el mapa desplegado en la pantalla de su teléfono, asegurándose de que no se desviaran del camino. Detrás de ellos, Karim revisaba su equipo portátil una vez más, sus dedos moviéndose rápidamente por el teclado.—Estamos cerca —dijo Agatha, su voz apenas audible en el silencio de la cabina.Samer asintió, su mirada fija en la carretera. La dirección que habían conseguido del archivo de Karim los llevaba a un complejo industrial abandonado en las afueras de Dubái. Según los registros, Ahmed utilizaba ese lugar como uno de sus principales centros de operaciones.—No podemos cometer errores —advirtió Samer, rompiendo el silencio—. Ahmed es peligroso, y si nos está esperando, será una emboscada.—Lo sé —respond
El grupo avanzaba a toda prisa por el oscuro corredor, guiados por las instrucciones de Karim, que mantenía su mirada fija en la pantalla de su laptop mientras caminaba apresuradamente detrás de Samer. Cada paso resonaba en el eco de las paredes, y el aire parecía cada vez más pesado. Los sonidos de los perseguidores se alejaban, pero nadie se atrevía a bajar la guardia.—Por aquí —dijo Karim, señalando una escalera al final del pasillo—. El túnel está en el sótano.Samer asintió y bajó primero, asegurándose de que el camino estuviera despejado. Agatha lo seguía de cerca, sosteniendo su pistola con fuerza, aunque sus manos temblaban ligeramente. Era la primera vez que se veía envuelta en un combate tan directo, pero sabía que no podía flaquear.—Mantén la calma —susurró Samer sin mirarla, como si pudiera leer sus pensamientos.Agatha respiró hondo y asintió.Llegaron al sótano, un espacio amplio y mal iluminado, con paredes de concreto que parecían estar al borde del colapso. Karim se
La noche era un manto silencioso mientras el grupo se resguardaba en un pequeño almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Samer revisaba las armas en una mesa improvisada mientras Karim descargaba información en su laptop, sus dedos moviéndose a toda velocidad sobre el teclado. Agatha observaba desde un rincón, tratando de calmar los latidos frenéticos de su corazón. Aunque estaba exhausta, sabía que no podían permitirse un descanso.—¿Cuánto tiempo más necesitas? —preguntó Samer, sin levantar la mirada de su trabajo.—Dame diez minutos más —respondió Karim, sin apartar la vista de la pantalla—. Estoy cruzando datos de Ahmed con las coordenadas que conseguimos. Estoy seguro de que hay algo que nos llevará directo a él.Agatha se acercó lentamente, intentando procesar todo lo que había sucedido. Apenas hace unas horas, habían estado bajo una lluvia de balas, y ahora se preparaban para enfrentarse al enemigo cara a cara.—¿Cómo sabemos que no es otra trampa? —preguntó, mirando a S
El edificio que Karim había identificado se alzaba imponente bajo el cielo nocturno, con su estructura moderna de cristal que reflejaba las luces de la ciudad. Desde afuera, parecía inofensivo, pero Samer, Agatha y Karim sabían que cada rincón podría estar lleno de trampas.El coche se detuvo a varias calles de distancia para no llamar la atención. Samer apagó el motor y miró a los demás.-De aquí en adelante, no habrá margen para errores -dijo con seriedad-. ¿Todos claros en lo que tienen que hacer?-Clarísimo -respondió Karim, revisando nuevamente su equipo de hackeo portátil.Agatha asintió, aunque sentía un nudo en el estómago. La tensión era casi palpable en el aire, pero no había tiempo para dejar que el miedo la dominara.El grupo se bajó del coche y caminó con cautela hacia el edificio, manteniéndose en las sombras. La entrada de servicio estaba poco iluminada, justo como Karim había anticipado.-Déjenme trabajar -dijo Karim mientras sacaba un dispositivo para desactivar la ce
Los pasos afuera del pasillo resonaban cada vez más cerca, como un tamborileo ominoso que marcaba su inminente captura. Samer, con el ceño fruncido, tiró del brazo de Agatha y señaló a Karim.-¿Hay alguna salida alternativa? preguntó con urgencia, mientras sus ojos analizaban cada rincón de la sala de reuniones.Karim revisó frenéticamente su dispositivo.-La única opción es desactivar el sistema desde adentro. Necesito un minuto, pero necesitan cubrirme.Samer asintió, posicionándose cerca de la puerta con su arma en alto. Agatha lo siguió, apretando su propia pistola, aunque su respiración era errática.-No podemos permitir que nos rodeen -murmuró Samer, sin apartar la vista de la puerta cerrada.El supuesto aliado, que ahora temblaba visiblemente, se encogió en un rincón de la sala.-¡No sabía que esto pasaría! ¡Me dijeron que Ahmed estaría aquí! -dijo, su voz quebrada por el miedo.-Cállate -respondió Samer con frialdad, sin siquiera mirarlo-. Si es una trampa, tú formas parte de
El silencio del estacionamiento subterráneo era perturbador, solo roto por el leve eco de gotas que caían desde algún punto en el techo. Agatha trataba de mantener la calma, pero la incertidumbre y el cansancio hacían que sus pensamientos fueran un caos. Samer revisaba el área con una mirada penetrante, mientras Karim intentaba localizar alguna señal en su dispositivo.-¿Crees que nos hayan seguido hasta aquí? -preguntó Agatha en un susurro, aunque el eco hacía que su voz sonara más fuerte de lo que quería.Samer negó con la cabeza, aunque su postura seguía alerta.-No lo creo. Pero no podemos confiarnos. Farid no tardará en llegar, debemos mantenernos listos para cualquier cosa.Karim, inclinado sobre su tableta, levantó la vista con una mueca preocupada.-No estoy captando ninguna señal de sus dispositivos, pero eso no significa que no puedan encontrarnos. Este lugar tiene puntos ciegos que no puedo cubrir.Agatha suspiró y cerró los ojos por un momento. Su cuerpo pedía descanso, p
El silencio que siguió al ultimátum de Ahmed era tan espeso que parecía tangible. Agatha, aún detrás de la columna, sentía el peso de las palabras de Ahmed aplastándola. La mirada de Samer no se apartaba del hombre que había logrado sacudir su plan al límite, mientras Karim estudiaba nerviosamente la situación, sus dedos tamborileando de manera compulsiva contra su pierna.—Si algo le pasa a Farid —dijo Samer con un tono glacial—, te aseguro que no habrá lugar donde puedas esconderte.Ahmed soltó una risa burlona, ajustándose el cuello de su camisa como si nada en el mundo pudiera perturbarlo.—Lo mismo digo, amigo. Por eso esto es sencillo: tú me das lo que quiero, y yo te devuelvo lo que necesitas. Ambos ganamos, y nos vamos por caminos separados.—No hay garantías de que cumplas tu palabra —intervino Agatha, finalmente saliendo de las sombras. Sus ojos estaban clavados en Ahmed con una mezcla de desafío y rabia contenida—. Si Farid ya no estuviera vivo, no tendrías nada que perder