El coche avanzaba a gran velocidad, deslizándose por las carreteras oscuras como un espectro. Samer, al volante, mantenía una expresión imperturbable, pero su mente estaba alerta, procesando cada detalle, cada posible peligro que acechaba en la sombra. Agatha, a su lado, mantenía la vista fija en la ventana, sus pensamientos un torbellino de preguntas sin respuesta. El infiltrado seguía siendo una sombra sobre ellos, y aunque se habían librado de la emboscada, el peligro no había pasado.—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Agatha, rompiendo el silencio mientras observaba cómo la oscuridad se deslizaba rápidamente a su alrededor.Samer no respondió de inmediato, pero sus manos apretaron con firmeza el volante. La tensión era palpable en el aire. El viaje hacia la próxima ubicación segura era largo, pero no podía relajarse, no aún. Sabía que alguien los estaba observando, siguiendo sus movimientos de cerca. Había algo en el ambiente que le decía que la trampa no había terminado, solo h
La noche seguía envolviendo el paisaje con un manto oscuro y opresivo mientras Samer y Agatha salían apresuradamente de la casa de refugio. El coche avanzaba nuevamente, pero esta vez, el aire dentro del vehículo estaba cargado de silencios inquietos. Samer mantenía el rostro pétreo, mientras que Agatha no dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. La llamada que habían recibido no solo confirmaba que estaban siendo perseguidos, sino que también había revelado un dato crucial: no estaban completamente solos en esta lucha.—¿Quién era? —preguntó Agatha finalmente, rompiendo el silencio. Sabía que Samer no era de compartir información a menos que fuera estrictamente necesario, pero esta vez no podía quedarse sin saberlo.Samer mantuvo la vista fija en la carretera mientras maniobraba con precisión a través de las curvas.—Un viejo contacto —respondió con tono grave—. Alguien que me debe un favor. Dice tener información sobre quién está detrás de la filtración.Agatha frunció el ceño
La carretera parecía interminable mientras el coche avanzaba a toda velocidad por el paisaje desolado. El peso de la información que habían obtenido de Khaled parecía apretarles el pecho a ambos. Samer conducía en silencio, sus ojos fijos en el camino, mientras Agatha revisaba los documentos que había sacado del sobre. Las hojas estaban llenas de nombres, fechas y lugares, pero había un detalle que llamó especialmente su atención.—Samer —dijo, rompiendo el silencio con un tono preocupado—. Aquí hay algo que no encaja. Este nombre... —Señaló una línea subrayada con tinta roja—. ¿Te suena de algo?Samer echó un rápido vistazo al papel sin quitar las manos del volante. El nombre no era extraño, pero verlo ahí, relacionado con su situación, lo inquietó profundamente.—Es un viejo socio de mi familia —admitió, con un deje de incredulidad—. Hace años que no tenemos contacto con él. ¿Por qué estaría involucrado en esto?Agatha frunció el ceño, pasando rápidamente las páginas del informe.—N
Samer y Agatha salieron del motel con movimientos rápidos pero calculados. Cada paso estaba marcado por el miedo latente de que alguien pudiera estar observándolos. El aire de la noche era frío, pero no lo suficiente como para calmar el fuego que ardía en sus mentes.—¿Estás segura de que no nos siguieron? —preguntó Agatha, mientras Samer cerraba la puerta trasera del coche con un leve golpe.—No estoy seguro de nada en este momento —respondió él, con una mirada dura que contrastaba con el nerviosismo contenido en sus palabras—. Pero debemos asumir que estamos bajo vigilancia.Agatha asintió. Sabía que no podían permitirse errores. La llamada que habían recibido no era una amenaza vacía; era una advertencia de que estaban jugando con fuego.El coche arrancó y se alejó del motel, tomando un desvío hacia un camino más apartado. Samer había aprendido a no depender de rutas principales, siempre optando por las más discretas. El motor ronroneaba suavemente mientras avanzaban hacia un desti
Las luces del coche iluminaron el sendero hacia una pequeña edificación a las afueras de un pueblo. Parecía abandonada a simple vista, pero Samer sabía mejor que confiar en las apariencias. Había aprendido a lo largo de los años que los lugares más discretos solían esconder los secretos más oscuros.—¿Estás segura de que esta es la dirección? —preguntó Samer, estacionando el coche a una distancia prudente.Agatha revisó de nuevo el documento, buscando cualquier indicio de que pudiera haber cometido un error.—Sí, aquí es. Pero no entiendo por qué… —Agatha dejó de hablar cuando una sombra cruzó frente a una de las ventanas del edificio—. Samer, creo que hay alguien adentro.Él asintió, su rostro endurecido por la concentración.—Espera aquí —ordenó, mientras revisaba el arma en su cintura.—Ni lo sueñes —replicó Agatha, cruzándose de brazos—. Ya estamos en esto juntos, y no me quedaré sentada mientras tú entras solo.Samer suspiró, consciente de que discutir con ella sería inútil.—Est
El aire dentro del coche era pesado, cargado de una tensión palpable. Samer conducía en silencio, con el ceño fruncido mientras mantenía una mano firme sobre el volante. Karim, sentado en el asiento trasero, jugueteaba nerviosamente con un pequeño disco duro portátil. Agatha, en el asiento del copiloto, no dejaba de observar a Karim con una mezcla de desconfianza y curiosidad.—¿Puedes darnos al menos un adelanto de lo que tienes ahí? —preguntó Agatha, rompiendo el incómodo silencio.Karim levantó la vista, notando la mirada fija de Agatha sobre él.—Claro —respondió con tono relajado, aunque su expresión denotaba cautela—. Tengo fragmentos del archivo. Básicamente, una serie de transferencias bancarias y movimientos de activos que implican a varias figuras de alto nivel. Si esto llega al público, no solo estamos hablando de escándalos financieros, sino de algo mucho más oscuro.—¿Algo más oscuro? —repitió Samer, sin apartar la vista de la carretera.Karim asintió, inclinándose hacia
El avión privado aterrizó en el aeropuerto de Dubái en plena noche, envuelto en el resplandor de las luces de la ciudad. La opulencia de los rascacielos contrastaba con la sombra de peligro que se cernía sobre los tres pasajeros que descendían con cuidado del jet. Samer, Agatha y Karim intercambiaron miradas tensas mientras recogían su escaso equipaje. Cada uno sabía que lo que venía no les permitiría errores.—No estamos aquí para disfrutar de las vistas —dijo Samer en voz baja mientras salían por una puerta lateral del hangar, evitando la terminal principal.—¿Tienes un lugar seguro donde quedarnos? —preguntó Agatha, ajustándose la chaqueta mientras miraba a su alrededor.Samer asintió. Había previsto este momento, aunque esperaba no tener que regresar nunca a este lugar bajo estas circunstancias.—Tengo un apartamento en Al Barsha que nadie conoce. Es discreto y está bien equipado. Pero no podemos quedarnos mucho tiempo.—Perfecto —respondió Karim mientras seguía a la pareja hacia
La noche avanzaba mientras Karim trabajaba en silencio, sus dedos moviéndose con precisión sobre el teclado del portátil. El zumbido constante de los equipos llenaba el apartamento, pero para Agatha era un recordatorio del peligro en el que estaban. Samer se mantenía cerca, revisando armas y dispositivos que había traído, su semblante impenetrable.—Necesitaré unas horas más —murmuró Karim sin apartar la vista de la pantalla—. El servidor está bien protegido, pero ya encontré un punto de entrada.Agatha, sentada al otro lado de la mesa, observaba cada movimiento con atención. Aunque confiaba en la habilidad de Karim, algo en su actitud seguía pareciendo demasiado relajado para las circunstancias.—¿Cuánto tiempo más? —preguntó Samer, su tono cortante.—Paciencia —respondió Karim con una sonrisa irónica—. Esto no es algo que se pueda hacer apresuradamente si quieres resultados.Agatha soltó un suspiro y se levantó para estirarse. La tensión en el ambiente era casi tangible, y quedarse