La atmósfera en el refugio estaba cargada de tensión. El regreso al lugar tras la confrontación con Omar había dejado a todos emocionalmente exhaustos, pero ninguno estaba dispuesto a bajar la guardia. Samer se mantenía en silencio, sentado junto a la mesa central con los brazos cruzados, su mirada fija en un punto indeterminado. Agatha sabía que su mente estaba a toda marcha, buscando maneras de lidiar con la traición de Omar, si es que podía llamarse así.Khaled rompió el silencio, su tono serio.—Tenemos que decidir nuestros próximos pasos, y rápido. Si Omar está diciendo la verdad, entonces los enemigos nos tienen bajo su control más de lo que pensábamos.Samer apretó los puños.—No hay excusa para lo que hizo. Por muy buenas que fueran sus intenciones, cruzó una línea.Agatha, que estaba revisando nuevamente los datos en su computadora, levantó la vista y lo interrumpió.—Samer, entiendo tu enojo, pero esto no es solo una cuestión de lealtad. Si lo que dijo Omar es cierto, entonc
El descubrimiento del nombre de Rashid sacudió los cimientos del equipo. Las tensiones eran palpables mientras los líderes de la resistencia debatían los próximos pasos. Agatha, Khaled y Samer se reunieron en privado para trazar un plan, conscientes de que cualquier movimiento en falso podría significar el fin de su operación.Samer caminaba de un lado a otro, su rostro sombrío y lleno de ira contenida.—Rashid era uno de los nuestros. Sabía cómo funcionábamos, nuestras estrategias, nuestras debilidades. Si ha estado trabajando con Omar, esto es mucho más grande de lo que pensábamos.Khaled asintió, su tono serio.—Eso explica por qué nuestros movimientos recientes se complicaron tanto. Alguien les está dando información valiosa, y Rashid no tiene ningún motivo para detenerse.Agatha interrumpió, su voz cargada de preocupación.—Hay algo más. Si Rashid está detrás de esto, no solo se trata de filtrar datos. También significa que el enemigo tiene un interés personal en desmantelarnos d
Agatha caminaba de un lado a otro en el refugio, incapaz de concentrarse en nada más que en la misión de Samer. Las horas se sentían interminables y cada sonido del exterior hacía que su corazón diera un vuelco. Khaled trataba de mantener la calma mientras revisaba nuevamente los datos recopilados, pero incluso él no podía evitar lanzar miradas ansiosas hacia la entrada cada pocos minutos.—Esto es una locura —dijo Agatha finalmente, deteniéndose frente a Khaled—. Han pasado demasiado tiempo afuera.Khaled alzó la vista de los documentos y suspiró.—Samer sabe lo que hace, Agatha. Siempre vuelve.Agatha se cruzó de brazos, sintiendo cómo su paciencia se agotaba.—Eso no significa que no pueda pasarle algo. No estamos lidiando con cualquier enemigo, Khaled. Rashid no es alguien fácil de enfrentar, y si está aliado con Omar, entonces…Su voz se quebró ligeramente, pero ella rápidamente recuperó la compostura.—Lo sé —admitió Khaled en un tono bajo—, pero también sé que Samer no se rinde
La mañana llegó demasiado pronto, pero el campamento ya estaba en movimiento. Samer estaba de pie frente a un mapa en la mesa de operaciones, rodeado por Khaled y otros líderes de la resistencia. Agatha, desde un rincón, observaba cómo todos discutían en voz baja sobre el siguiente paso.—Si Rashid está diciendo la verdad —comentó Khaled, señalando una ubicación en el mapa—, Adil podría ser la pieza clave para desmantelar esta red.—Es un gran "si" —respondió Samer, cruzando los brazos—. No podemos olvidar quién es Rashid y de lo que es capaz.Agatha se acercó, su presencia captando la atención del grupo.—Pero tampoco podemos ignorar la posibilidad de que tenga razón. Si hay alguien más manipulando esta guerra desde las sombras, necesitamos exponerlo.Samer asintió, aunque su expresión seguía siendo de duda.—¿Y cómo planeas hacerlo? —preguntó uno de los líderes, un hombre mayor de cabello grisáceo—. Llegar a Adil no será fácil, y no sabemos cuánto tiempo más tendremos antes de que O
En Al-Sharif, el grupo liderado por Samer llegó al punto designado por Rashid. El lugar era un mercado bullicioso, lleno de comerciantes, compradores y niños que corrían entre los puestos. Pero bajo la aparente normalidad, Samer sentía algo extraño, como si el aire estuviera cargado de peligro.—¿Dónde está tu contacto? —preguntó Samer, sin apartar la vista de Rashid.Rashid observó a su alrededor con calma, como si estuviera evaluando cada detalle.—Llegará pronto. Estos encuentros no suelen ser puntuales.Samer gruñó en respuesta, mientras Khaled se mantenía cerca, sus ojos atentos a cualquier movimiento sospechoso.—No me gusta esto —murmuró Khaled, su mano descansando cerca de su arma—. Hay demasiada gente, demasiadas variables.—Lo sé —respondió Samer en voz baja—. Pero si esto nos lleva a Adil, vale la pena el riesgo.Mientras tanto, Agatha, en el campamento, intentaba desesperadamente comunicarse con el equipo de Samer. Los operadores trabajaban frenéticamente, pero la señal es
Los túneles bajo Al-Sharif eran oscuros y claustrofóbicos, con un aire viciado que hacía difícil respirar. Las antorchas improvisadas apenas iluminaban el camino, proyectando sombras que parecían moverse con vida propia.—Esto es peor de lo que esperaba —murmuró Khaled, observando las paredes húmedas a su alrededor.—Céntrate —le respondió Samer, que lideraba al grupo con pasos firmes—. No estamos fuera de peligro.Rashid, que caminaba unos metros más adelante, intentaba mantener la calma. El miedo era evidente en su rostro mientras lanzaba miradas rápidas a su alrededor, como si esperara que algo saliera de las sombras para atraparlos.—¿Estás seguro de que estos túneles nos llevarán a un lugar seguro? —preguntó Khaled, mirando a Rashid con desconfianza.—Sí... bueno, casi seguro —respondió Rashid, tragando saliva—. Estos túneles fueron usados hace décadas para contrabando. Deben llevarnos fuera del mercado.Samer apretó los dientes, pero no dijo nada. La tensión en su cuerpo hablaba
El aire cálido del desierto golpeó el rostro de Samer mientras el grupo se apresuraba a dejar atrás la salida de los túneles. La adrenalina que los había mantenido alerta seguía bombeando, pero sabían que el peligro no había pasado.—No bajen la guardia —ordenó Samer, ajustando su arma y mirando a Khaled y Rashid.El paisaje árido que los rodeaba era engañosamente tranquilo. Podían ver a lo lejos los contornos de algunos edificios abandonados, posibles refugios temporales. Pero cada paso les recordaba que Omar no dejaría escapar a su objetivo tan fácilmente.—¿Dónde estamos exactamente? —preguntó Khaled, jadeando ligeramente por el esfuerzo.—Al este del mercado —respondió Rashid, mirando nerviosamente a su alrededor—. Esta zona solía ser una ruta de caravanas, pero está desierta desde hace años.Samer asintió, aunque no dejó de observar el horizonte en busca de movimiento. Su instinto le decía que no estaban solos.---En el campamento, Agatha revisaba el mapa mientras coordinaba con
La noche se cernía sobre el desierto, pintando el cielo con tonos oscuros mientras el grupo se reagrupaba. La victoria era un alivio momentáneo, pero Samer y Agatha sabían que Omar no abandonaría su persecución tan fácilmente.-¿Heridos? -preguntó Samer mientras inspeccionaba a sus hombres.-Algunos golpes, pero nada grave respondió Khaled, limpiándose la sangre seca del brazo-. Hemos salido mejor de lo que esperaba.Rashid se acercó, aún con la respiración agitada, pero con una chispa de orgullo en su mirada.-Samer, fue arriesgado, pero funcionó. Gracias a ti, seguimos vivos.Samer asintió, aunque su atención ya estaba puesta en el próximo movimiento.-Esto no termina aquí -dijo, mirando a Agatha-. ¿Qué información tienes sobre su próxima jugada?Agatha desplegó un mapa sobre el capó de uno de los vehículos.-Omar está desesperado. Si perdió a su equipo de avanzada, lo más probable es que intente reagruparse cerca de la frontera norte. Allí tiene un campamento con más hombres y arma