El amanecer se colaba por las grandes ventanas de la mansión, anunciando un nuevo día. Agatha se despertó sintiendo el cálido resplandor del sol en su rostro, algo que no había experimentado en mucho tiempo. En el tiempo que había pasado con Samer, los días parecían correr a una velocidad vertiginosa, y la tensión de los últimos eventos había consumido cada momento de paz. Pero esa mañana, algo se sentía diferente.Se levantó lentamente, dejando que el suave tejido de las sábanas cayera de su cuerpo, y caminó hacia la ventana. Desde allí, podía ver los jardines bien cuidados de la mansión, con el sol iluminando las flores de vivos colores y los árboles perfectamente podados. Era un recordatorio del lujo en el que vivía ahora, una vida que contrastaba enormemente con su pasado, pero también una vida que había venido acompañada de desafíos y peligros.Samer seguía durmiendo, su rostro tranquilo, aunque Agatha sabía que, como ella, había pasado una noche intranquila. Se quedó un momento
El atardecer cubría el horizonte con tonos dorados y anaranjados, mientras Agatha y Samer se encontraban de pie en el balcón de la mansión, observando el paisaje sereno que los rodeaba. Los eventos recientes habían sido agotadores, pero por primera vez en mucho tiempo, ambos sentían una calma profunda, como si el peso del pasado finalmente hubiera comenzado a disiparse.Agatha, apoyada contra la barandilla, dejó que la brisa suave acariciara su rostro. Samer estaba a su lado, en silencio, pero su presencia era tan sólida y reconfortante como siempre. Durante todo ese tiempo, habían enfrentado juntos amenazas, desafíos y la constante incertidumbre que los había rodeado desde el principio, pero ahora, por primera vez, todo parecía en calma."¿Lo sientes?" preguntó Agatha en voz baja, rompiendo el silencio.Samer giró la cabeza hacia ella, sus ojos oscuros llenos de suavidad. "¿El qué?""Que finalmente podemos respirar tranquilos. Que todo lo que hemos pasado nos ha traído hasta aquí, y
Atada a ti: RenacerSinopsis Después de superar pruebas devastadoras, Agatha y Samer finalmente encuentran un respiro en su relación, una estabilidad que parecía imposible después de tanto dolor. Unidos, han construido un refugio de amor y confianza, un espacio donde cada uno ha podido sanar y comenzar a ser la mejor versión de sí mismos. Pero cuando todo parece estar en calma, el pasado regresa con fuerza, amenazando el delicado equilibrio que tanto les ha costado alcanzar. La vida tiene otras pruebas preparadas para ellos, y pronto Agatha y Samer deberán enfrentarse a decisiones y revelaciones que podrían destrozar la relación que valoran por encima de todo.Agatha ha cambiado profundamente. Lo que comenzó como una joven impulsiva y un tanto rebelde se ha transformado en una mujer fuerte y decidida a confrontar los secretos de su propia historia. Tras el secuestro que la marcó y la forzó a mirar sus miedos de frente, siente que aún quedan preguntas sin respuesta y verdades que no p
El sonido de la lluvia golpeando contra las ventanas resonaba por toda la habitación, creando un eco suave y constante que acompañaba los pensamientos dispersos de Agatha. Sentada en un sillón junto al ventanal, observaba las gotas deslizarse por el vidrio, pero su mente estaba lejos de la tormenta exterior. La calma aparente de las últimas semanas parecía irreal después de todo lo que habían vivido, y sin embargo, esa paz inquietante se sentía como la antesala de algo mayor.Llevaba días sintiéndose así, especialmente desde que Samer le había sugerido viajar a Italia para conocer más sobre su familia. La idea la emocionaba y aterraba a partes iguales. ¿Estaba realmente preparada para enfrentar su pasado? La duda la atormentaba.Agatha suspiró profundamente, dejó el libro que tenía en las manos a un lado y se pasó una mano por el cabello. Sabía que algo importante se avecinaba. Aunque había intentado concentrarse en la lectura, su mente seguía divagando. Los secretos sobre su origen,
La decisión estaba tomada, y aunque las palabras ya habían sido pronunciadas, el ambiente en la mansión se sentía más denso de lo habitual. Agatha no podía evitar preguntarse si realmente estaba preparada para lo que venía. Durante tanto tiempo había mantenido las piezas de su pasado en una caja cerrada, un rompecabezas incompleto que temía terminar. Ahora, no había marcha atrás.Samer la observaba desde el otro extremo de la habitación. Lo conocía lo suficiente para notar la tensión que él también intentaba ocultar. Aunque su apoyo era incondicional, Agatha sabía que Samer siempre prefería tener el control de cada situación. Pero en esta ocasión, ni su poder ni su dinero podían asegurar el desenlace de lo que estaban a punto de descubrir."¿Estás segura de esto?" preguntó por enésima vez, mientras la veía preparar sus maletas. La pregunta no era tanto una duda sobre sus intenciones, sino más bien una forma de asegurarse de que ella estaba bien. Samer era un hombre acostumbrado a solu
Roma se alzaba majestuosa ante ellos, con sus edificios antiguos y calles adoquinadas que parecían susurrar historias de siglos pasados. Agatha no podía evitar una sensación de nostalgia y desasosiego al mismo tiempo. Era un lugar familiar y extraño a la vez, como un recuerdo olvidado que empieza a desvanecerse, pero que aún guarda su esencia.Samer, siempre observador, notó el cambio en su expresión mientras caminaban por las estrechas calles. "¿Estás bien?", preguntó en voz baja, respetando el silencio que ella había mantenido desde su llegada.Agatha asintió, esforzándose por mantener la calma. "Sí... Es solo que siento que estoy buscando algo que ni siquiera sé si existe," admitió, intentando explicar el torbellino de emociones que llevaba por dentro. "Es como si algo en esta ciudad me perteneciera, pero no puedo recordar qué es."Él se detuvo un momento, sosteniéndola del brazo, brindándole un ancla en medio del mar de incertidumbre. "Recuerda que no estás sola en esto," le dijo
Agatha se despertó en una habitación que parecía sacada de un sueño. La luz del sol se filtraba a través de las pesadas cortinas de terciopelo, iluminando suavemente los muebles elegantes y el lujoso papel tapiz. Se sentó en la cama, sintiendo el edredón de seda que la envolvía, y rápidamente se recordó a sí misma que no estaba en un lugar común. Se trataba de la mansión de un desconocido, lejos de su hogar, atrapada en una situación que parecía un cruel giro del destino.Con el corazón latiendo rápidamente, se levantó de la cama y caminó hacia el espejo de cuerpo entero que se encontraba en una esquina. Su reflejo la sorprendió; a pesar del desasosiego que sentía, su aspecto era impecable. El cabello, que había estado desordenado y lleno de suciedad durante su captura, caía en suaves ondas sobre sus hombros. Se preguntó quién había cuidado de ella mientras estaba inconsciente, quién había tenido la delicadeza de arreglar su apariencia.Mientras se vestía con la ropa que había dejado
Agatha se adentró en la mansión, sintiendo que cada rincón estaba lleno de secretos. La decoración, aunque lujosa, tenía una calidad inquietante. Las paredes estaban adornadas con retratos de personas que la observaban con miradas intensas, como si conocieran historias que ella no entendía. La opulencia del lugar contrastaba con la confusión que sentía en su interior. Mientras exploraba, la duda la asediaba: ¿Qué lugar ocupaba realmente en el mundo de Samer?Se sentó en un sofá de terciopelo en la sala de estar, con la cabeza llena de pensamientos. La situación en la que se encontraba era una maraña de emociones y preguntas. Samer había insistido en que estaba a salvo, pero, ¿qué significaba eso realmente? La imagen de su rostro, serio y enigmático, aparecía en su mente constantemente. Había algo en él que la atraía, pero también algo que la hacía sentir vulnerable.Con el corazón acelerado, Agatha recordó su primer encuentro. La forma en que él la había mirado en aquella subasta era