La noche había recuperado su calma aparente, pero la tensión seguía palpable en el aire. Agatha caminaba junto a Samer por los pasillos de la mansión, sus pasos resonando como un eco sordo de las emociones contenidas. Aunque los intrusos habían sido neutralizados, ambos sabían que el incidente era solo el comienzo de algo más grande.—¿Crees que realmente fue Jaber? —preguntó Agatha, rompiendo el silencio.Samer respiró profundamente, sus ojos fijos en el horizonte, como si estuviera buscando respuestas entre las sombras.—Es su estilo, pero... —se detuvo, girando para mirarla directamente—. Siento que hay algo más. Esto no fue un ataque cualquiera.Agatha frunció el ceño, confundida.—¿Qué quieres decir?—La precisión, el equipo que llevaban, incluso la forma en que intentaron desestabilizarnos. Esto no es algo que Jaber haría solo por venganza. Tiene que haber alguien más detrás.Agatha tragó saliva. La idea de que hubiera un enemigo más grande e invisible la inquietaba profundament
El amanecer llegó con una inquietante calma, como si el día estuviera conteniendo la respiración antes de que algo importante ocurriera. La mansión estaba en silencio, pero cada rincón de la propiedad rebosaba actividad. Khaled había movilizado a todo el equipo de seguridad, reforzando las entradas, revisando cada centímetro en busca de posibles vulnerabilidades.Agatha observaba desde una ventana mientras varios guardias armados patrullaban los terrenos. Su corazón estaba dividido entre la preocupación y la frustración. Aunque entendía la necesidad de todas esas medidas, no podía evitar sentirse prisionera en un lugar que antes había sido su refugio.—¿En qué piensas? —preguntó Samer desde detrás de ella, con su voz profunda y cargada de preocupación.Ella giró lentamente para mirarlo.—En lo rápido que todo esto se salió de control. Parece que estamos viviendo en una película de acción.Samer dejó escapar una leve sonrisa, pero sus ojos permanecieron serios.—Desearía que fuera una
El sonido de pasos apresurados resonaba por los pasillos de la mansión mientras Samer buscaba a Khaled. Su rostro era un mapa de tensión, sus pensamientos girando como un remolino descontrolado. La llamada no solo había encendido todas sus alarmas, sino que también había tocado una fibra que creía imperturbable: el miedo de perder a Agatha.Finalmente encontró a Khaled en la sala de seguridad, revisando las imágenes de las cámaras. Los monitores mostraban diferentes ángulos del perímetro, con los guardias en constante movimiento.—Khaled, tenemos un problema —dijo Samer sin rodeos, entrando con determinación.El jefe de seguridad levantó la mirada de las pantallas, notando de inmediato la gravedad en la voz de su jefe.—¿Qué sucedió?Samer respiró hondo antes de responder.—Recibí una llamada. Era una amenaza directa. Van por Agatha.Khaled se levantó de inmediato, sus músculos tensándose.—¿Pudiste rastrear la llamada?Samer negó con la cabeza.—El número estaba bloqueado. Era alguie
La madrugada se filtraba por las ventanas de la mansión mientras el ambiente continuaba tenso. Samer no había dormido ni un segundo, y su mente estaba consumida por estrategias y escenarios posibles. Khaled estaba en la sala de seguridad, coordinando los movimientos del equipo, mientras Agatha permanecía en su habitación, aún ajena a la magnitud de la amenaza que los rodeaba.Samer entró en su estudio, cerrando la puerta detrás de él con un suave clic. Sobre la mesa descansaba su teléfono, y tras un momento de vacilación, marcó un número que no había usado en años.—¿Samer? —La voz al otro lado de la línea era grave y tranquila, pero había un tinte de sorpresa.—Necesito tu ayuda, Omar —dijo Samer sin rodeos, sus palabras cargadas de urgencia.Omar, un viejo amigo de su época más oscura, era conocido por su habilidad para resolver problemas de la manera más... definitiva. Aunque Samer había dejado ese mundo atrás, sabía que en este momento necesitaba alguien que pudiera actuar sin esc
La mansión estaba sumida en un silencio inquietante, pero para Samer, ese silencio era una amenaza más que un alivio. Después de la conversación con Khaled, no había dejado de pensar en las implicaciones de lo que habían descubierto. La vigilancia constante significaba que quien estuviera detrás de esto los tenía en el punto de mira, esperando el momento perfecto para atacar.Samer caminaba por los pasillos oscuros, cada sombra y cada rincón bajo su escrutinio. Había reforzado la seguridad, pero eso no le impedía sentir un nudo constante en el estómago. La mansión, que solía ser su refugio, ahora parecía una prisión vigilada.Llegó a la habitación de Agatha y se detuvo frente a la puerta. La duda lo atacó brevemente, pero la necesidad de verla superó cualquier vacilación. Giró el pomo y entró con cuidado, asegurándose de no hacer ruido.Agatha estaba profundamente dormida, su cabello extendido sobre la almohada, su respiración suave y regular. La imagen de tranquilidad contrastaba con
El sonido de las alarmas continuaba resonando, llenando la mansión con una tensión palpable. Agatha permanecía en la sala, abrazándose a sí misma mientras miraba hacia la dirección por donde Samer había desaparecido. Su instinto le decía que algo grande estaba ocurriendo, algo mucho más peligroso de lo que Samer estaba dispuesto a admitir.Por un momento, pensó en seguirlo, pero las palabras de advertencia de Samer seguían resonando en su mente: "No te muevas hasta que te lo diga." Su corazón luchaba contra su lógica, pero decidió quedarse donde estaba.---En el perímetro norte, Samer y Khaled lideraban a un grupo de hombres armados que se movían con precisión militar. La tecnología de vigilancia mostraba actividad, pero no lograban identificar con exactitud a qué se enfrentaban.—¿Qué tenemos? —preguntó Samer mientras Khaled revisaba los monitores portátiles.—Una figura cruzó el perímetro hace dos minutos, pero desapareció justo antes de que las cámaras lograran un registro claro.
Samer avanzó con decisión, apuntando su arma directamente hacia el intruso. Su presencia llenó el sótano con una mezcla de furia y control calculado. Agatha, inmóvil, sentía su corazón golpear con fuerza en el pecho, dividida entre el alivio de verlo y el terror que aún la envolvía.—Te di una orden, Agatha —dijo Samer sin apartar la vista del extraño, su tono firme pero cargado de preocupación—. ¿Por qué no te quedaste donde era seguro?—Vi a alguien... No podía ignorarlo —balbuceó, sus palabras entrecortadas por el miedo.El hombre de negro soltó una carcajada seca, sus ojos evaluando a Samer con frialdad.—Así que tú eres el famoso Samer. He oído mucho sobre ti.Samer no respondió, pero su dedo descansó peligrosamente cerca del gatillo.—No tienes idea de lo que acabas de desencadenar al entrar aquí —respondió con voz baja y cortante—. Habla, ¿quién eres y qué buscas?El intruso alzó las manos lentamente, en un gesto burlón de rendición.—Solo quería conocerte, saber si la fama que
La tensión en la casa de Samer era palpable. Después del incidente en el sótano, la seguridad se duplicó. Cada movimiento dentro y fuera del perímetro era monitoreado, y los guardias patrullaban en turnos estrictos. Aun así, Samer sabía que la amenaza no había desaparecido; solo se había escondido más profundamente en las sombras.Khaled se sentó frente a Samer en su despacho, revisando un informe que acababa de recibir. Su expresión era grave.—El intruso no dejó rastros claros —dijo Khaled, dejando el informe sobre el escritorio—. Pero logramos identificar algo.Samer alzó una ceja, esperando que Khaled continuara.—Llevaba un dispositivo que solo usan ciertas redes de mercenarios en Oriente Medio. Este tipo no era un ladrón común; fue contratado.—¿Por quién? —preguntó Samer con voz fría, sus dedos tamborileando sobre el brazo de la silla.—Todavía no lo sabemos, pero el mensaje es claro: quieren que sepas que pueden alcanzarte, sin importar cuán protegido estés.Samer asintió lent