El viento frío de la madrugada acariciaba sus rostros mientras se adentraban en la oscuridad de la noche. La instalación subterránea se alzaba ante ellos como una fortaleza, silenciosa, vigilante y letal. El peso de la misión recaía sobre sus hombros, pero la determinación de Samer y Agatha era más fuerte que cualquier miedo que pudieran sentir.Samer, con su mirada fija en el horizonte, se adelantó, señalando un camino que se adentraba en la oscuridad. Agatha lo siguió de cerca, con los sentidos alerta a cada sonido que surgía en el aire. Dmitri, detrás de ellos, era el último en la fila, sus pasos firmes pero cautelosos.—Mantengan el silencio. No podemos permitirnos ser detectados —dijo Samer en un susurro, sin apartar la vista de la entrada principal de la instalación.Agatha asintió, sintiendo cómo su pulso se aceleraba. Sabía que el momento que tanto habían temido estaba por llegar. La instalación parecía vacía desde afuera, pero no se dejaban engañar. Jaber había sido astuto du
El ruido de los pasos acercándose se volvía cada vez más fuerte, resonando en los pasillos de la instalación como una advertencia de lo que estaba por venir. Samer y Agatha intercambiaron miradas fugaces, sabiendo que cada segundo que pasaba aumentaba el peligro.—Rápido, por aquí —ordenó Samer, señalando una puerta a su izquierda. Agatha no dudó ni un instante. Corrió tras él, sabiendo que su única opción era escapar antes de que los alcanzaran. La presión de los documentos en sus manos era como una pesada carga, pero no podían permitirse perderlos.Dmitri, con la mirada fija en el pasillo por donde se acercaban los guardias, se adelantó para cubrir su salida. El sonido de las botas resonaba detrás de ellos, pero no tenían tiempo de mirar atrás. Todo lo que importaba en ese momento era llegar al punto de extracción.El grupo giró rápidamente en una esquina, adentrándose en un pasillo más estrecho, que parecía estar menos vigilado. Samer, con su habilidad para leer el terreno, sabía q
El vehículo avanzaba a gran velocidad por caminos desolados, con el sonido del motor rompiendo el silencio de la noche. Agatha sentía la presión de lo ocurrido, el miedo aún latente en su pecho, pero algo más profundo también comenzaba a emerger: la necesidad de hacer justicia, de detener a Jaber antes de que fuera demasiado tarde. El resplandor de las luces del coche iluminaba su rostro, destacando la determinación que, por fin, comenzaba a tomar el control de sus pensamientos.Samer, a su lado, parecía imperturbable, pero Agatha sabía que su mente no descansaba. La misión seguía siendo peligrosa, y aunque ahora estaban a salvo, el verdadero desafío no había hecho más que comenzar. La información que habían obtenido no era suficiente para destruir a Jaber. Necesitaban más, mucho más, si querían ganar esta guerra.—¿Qué sigue ahora? —preguntó Agatha, su voz ronca por el esfuerzo. Aunque la situación estaba lejos de ser ideal, no podía evitar sentir que el mundo parecía abrirse ante el
El silencio reinaba en la habitación, solo interrumpido por el sonido del viento que golpeaba suavemente las ventanas de la casa segura. Agatha no podía dejar de pensar en la imagen del infiltrado, y el peso de la traición era aún más pesado cuando consideraba que su propia red de aliados había sido comprometida. Mientras Samer seguía mirando el video, pensativo, ella trataba de ordenar sus pensamientos.El hombre que habían considerado uno de los suyos estaba claramente trabajando para Jaber, y el hecho de que lo hubiera hecho sin que ninguno de ellos lo sospechara los ponía en una posición vulnerable. La información que había filtrado podría haber comprometido su plan entero.Samer apagó la pantalla del dispositivo con brusquedad, dejando la habitación en completo silencio. El rostro serio de Agatha reflejaba la furia contenida, la desconfianza que ahora teñía todo lo que conocían.—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Agatha, su voz quebrada por la tensión. No quería sentir miedo, pero er
La sala estaba iluminada tenuemente por las luces rojas que parpadeaban en las pantallas de los equipos. Agatha, Samer y los pocos aliados que quedaban en su círculo estaban reunidos en la vieja base, el último refugio seguro. Cada uno de ellos sabía que este sería el momento decisivo. No había más tiempo para distracciones. Jaber había jugado su carta, y ahora les tocaba a ellos.Samer observó con atención a los demás en la sala. Dmitri estaba preparando las comunicaciones, sus dedos moviéndose rápidamente sobre el teclado, mientras que los otros hombres de confianza verificaban las armas y el equipo. Todo estaba listo para la confrontación final. El infiltrado, sin embargo, seguía siendo una sombra sobre ellos, y la duda sobre su verdadera lealtad se cernía como una nube pesada.—¿Todos listos? —preguntó Samer, su voz grave y calculadora, mientras caminaba de un lado a otro, controlando cada detalle.Dmitri asintió sin decir una palabra, y los demás también mostraron su preparación
La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo. Jaber observaba a Samer y Agatha como un depredador estudiando a su presa, sin mostrar un atisbo de miedo. A su alrededor, los monitores brillaban con imágenes de seguridad y gráficos que detallaban las operaciones ilícitas que había llevado a cabo durante años.Samer mantuvo su posición, firme, mientras sus hombres aseguraban la puerta. Agatha, por su parte, avanzó un paso, su respiración controlada y su mirada fija en Jaber. Era un momento que había imaginado muchas veces, pero ahora que estaba aquí, el peso de la realidad la golpeaba con fuerza.—No tienes escapatoria, Jaber —dijo Samer, su tono grave y lleno de convicción—. Todo lo que construiste caerá esta noche.Jaber se rió con una frialdad que hizo eco en la sala.—¿De verdad crees que has ganado, Samer? —respondió, su voz cargada de burla—. No entiendes el alcance de lo que estás enfrentando. Incluso si me detienes, hay otros como yo, más grandes, más fuertes.—Tal vez —
La luz del amanecer iluminaba lentamente el horizonte mientras el helicóptero aterrizaba en una pista privada. Todo el equipo estaba exhausto, pero la sensación de victoria llenaba el aire. Samer bajó del helicóptero primero, asegurándose de que Jaber fuera escoltado por sus hombres hacia un vehículo blindado que los esperaba cerca.Agatha descendió tras él, sus piernas aún temblorosas por la adrenalina. El peso de la noche pasada recaía sobre ella, pero su mente no dejaba de repasar los eventos. Habían logrado capturar a Jaber, pero a un costo considerable. Samer parecía leer sus pensamientos; le ofreció una mirada de consuelo antes de hablar.—Necesitas descansar, Agatha —dijo, su voz firme pero amable—. Has hecho más de lo que cualquier persona podría haber hecho.Ella negó con la cabeza, su expresión decidida.—Todavía no hemos terminado. Hasta que este hombre esté tras las rejas y su organización destruida, no puedo detenerme.Samer esbozó una sonrisa ligera, admirando su determi
El ambiente en el departamento que Samer había asegurado para su seguridad era tranquilo, casi demasiado tranquilo. Agatha intentaba concentrarse en revisar la documentación legal que respaldaba el caso contra Jaber, pero no podía evitar sentir una inquietud que no lograba sacudir. Su intuición le decía que algo no estaba bien, pero no sabía exactamente qué era.Samer entró en la sala con dos tazas de café, una pequeña sonrisa curvando sus labios. Se sentó junto a ella y le pasó una de las tazas.—No puedo dejar que te hundas en esos papeles sin un poco de combustible —dijo con suavidad.Agatha dejó los documentos a un lado y aceptó la taza, agradecida por el gesto.—Gracias. Necesitaba esto.Samer la observó mientras tomaba un sorbo, su mirada suave pero preocupada.—Has estado tensa todo el día. ¿Pasa algo?Agatha dudó por un momento, pero decidió ser honesta.—No estoy segura. Es solo... un presentimiento. Como si algo estuviera a punto de suceder.Samer asintió lentamente, como si