Agatha despertó de repente, el corazón latiendo desbocado. Había tenido un sueño inquietante, pero los detalles se desvanecían rápidamente. Se sentó en la cama, tratando de calmar su respiración. Desde la sala llegaban los débiles sonidos de Samer hablando por teléfono, su voz grave y tensa.Se levantó, ajustándose el albornoz, y caminó hacia la sala. Encontró a Samer de pie junto a la ventana, el teléfono pegado a su oído, mientras miraba hacia la ciudad iluminada.—Entendido. Mantenme informado —dijo antes de colgar.—¿Qué ocurre? —preguntó Agatha, sintiendo el peso de la preocupación en su pecho.Samer se giró hacia ella, su expresión seria.—Jaber podría estar planeando algo. Dmitri acaba de informarme que hay indicios de que está intentando escapar.La sangre se le heló.—¿Escapar? ¿Cómo es eso posible?—Sobornos, aliados... Jaber siempre tiene un as bajo la manga. Pero Dmitri ya ha reforzado la seguridad. No saldrá fácilmente de ahí.A pesar de sus palabras, Samer no parecía del
El avión privado de Samer despegó en plena madrugada. La ciudad, que normalmente brillaba con luz, ahora parecía un fantasma, envuelta en un silencio inquietante. Agatha miraba por la ventana, con el estómago revuelto. Aunque Samer estaba a su lado, su expresión era un reflejo de tensión y alerta.—¿Adónde vamos exactamente? —preguntó ella, rompiendo el silencio.—A una propiedad fuera del alcance de cualquiera, incluso de Jaber. Es un lugar seguro.Agatha asintió, aunque sus pensamientos eran un torbellino. No podía dejar de preguntarse qué tan lejos llegaría Jaber para vengarse y qué consecuencias tendría todo esto para ellos.Samer revisaba su teléfono constantemente, enviando mensajes y recibiendo informes en tiempo real. Finalmente, lo dejó sobre la mesa frente a ellos y tomó la mano de Agatha.—Esto no será fácil, pero te prometo que estarás a salvo. Haré lo que sea necesario.Agatha lo miró a los ojos, buscando la seguridad que siempre encontraba en ellos.—Confío en ti —respon
El amanecer trajo consigo un aire helado que envolvía la mansión. Agatha se despertó temprano, incapaz de conciliar un sueño profundo. Al abrir los ojos, encontró a Samer sentado junto a la ventana, observando el horizonte. Tenía el teléfono en una mano y en la otra una taza de café que apenas había tocado.—¿Algo nuevo? —preguntó Agatha, su voz apenas un susurro.Samer volteó hacia ella y negó con la cabeza.—No aún, pero no me confío. Jaber es impredecible.Agatha se levantó y se envolvió en una manta antes de acercarse a él.—¿Qué pasa si nunca dejamos de huir? ¿Qué pasa si esto nunca termina?Samer la miró, sus ojos reflejando el peso de la situación.—Terminará, Agatha. De una manera u otra, terminará.Ella lo observó en silencio, preguntándose si esa afirmación era más una promesa o una advertencia.---La rutina del día comenzó con una reunión en la sala principal. Los hombres de Samer habían trabajado durante la noche para reforzar las medidas de seguridad, instalando sensores
El aire estaba cargado de tensión mientras Agatha se deslizaba silenciosamente por los pasillos de la mansión. Los ecos de voces se mezclaban con el ruido de pasos rápidos, creando una sinfonía caótica que aceleraba su pulso. Sabía que lo que estaba haciendo era imprudente, pero no podía quedarse escondida mientras algo tan grave sucedía.Al llegar al salón principal, se asomó cuidadosamente desde el marco de la puerta. Varios hombres armados, claramente los guardias de Samer, estaban posicionados estratégicamente, hablando en voz baja. En el centro del grupo estaba Samer, su postura rígida y sus órdenes rápidas reflejaban una confianza que ella admiraba profundamente. Sin embargo, la presencia de las armas y la intensidad en los rostros de los hombres dejaban claro que la situación era crítica.Un fuerte golpe en la puerta principal resonó, haciendo que todos levantaran sus armas.-¡ldentifíquense! -gritó uno de los guardias.El silencio que siguió fue más inquietante que cualquier
La mansión estaba envuelta en un silencio inquietante después del enfrentamiento. Los guardias de Samer revisaban cada rincón, asegurándose de que no quedara ninguna amenaza. Agatha, aún temblando por lo sucedido, se mantenía cerca de Samer. Aunque él no decía mucho, su mirada sombría hablaba por sí sola: estaba procesando la gravedad de la situación.—¿Estás segura de que no estás herida? —preguntó Samer por tercera vez, con un tono que mezclaba preocupación y autoridad.—Estoy bien, Samer —respondió ella, intentando calmarlo. A pesar de que quería mostrarse fuerte, no podía ignorar el nudo en su estómago y el recuerdo del disparo tan cerca de ella.Samer asintió, aunque sus ojos oscuros seguían estudiándola como si buscara cualquier señal de daño. Luego se volvió hacia sus hombres, que esperaban sus órdenes.—Quiero un informe completo en una hora. También quiero que aumenten la seguridad dentro y fuera de la mansión. Si Jaber escapó, volverá a intentarlo. No podemos bajar la guardi
La tensión en la mansión era palpable al día siguiente. Aunque la seguridad se había duplicado, Samer no estaba satisfecho. Sus movimientos eran rápidos y calculados, como si su mente estuviera varios pasos por delante de los demás. Mientras tanto, Agatha intentaba mantener la calma, pero el mensaje de Jaber rondaba en su cabeza como un eco persistente.—¿Qué haremos ahora? —preguntó Agatha mientras lo observaba revisar documentos en el despacho.Samer levantó la vista, sus ojos oscuros reflejaban la intensidad de su determinación.—No podemos esperar a que Jaber ataque de nuevo. Debemos adelantarnos. Estoy contactando a alguien que puede ayudarnos.—¿Quién? —preguntó ella, su curiosidad mezclada con preocupación.Samer se inclinó hacia atrás en su silla y exhaló con lentitud.—Un viejo amigo. Alguien que conoce los movimientos de Jaber mejor que nadie.Antes de que pudiera explicar más, el sonido del timbre resonó en la mansión. Samer se levantó de inmediato, haciendo un gesto a uno
El reloj marcaba la medianoche cuando Samer y Khaled se reunieron con el equipo en un almacén abandonado en las afueras de Dubái. Los hombres, vestidos de negro y armados, revisaban mapas y comunicadores mientras Khaled exponía el plan.—La información que tenemos sugiere que Jaber está utilizando esta ubicación como uno de sus escondites. Es posible que no esté ahí, pero si lo está, debemos actuar rápido —dijo Khaled con firmeza, señalando un punto en el mapa.Samer observó a su equipo con atención.—No hay margen para errores. Si alguien ve algo fuera de lugar, informa de inmediato. Quiero a todos de regreso con vida.Los hombres asintieron, y el grupo se puso en marcha en silencio.---Mientras tanto, en la mansión, Agatha caminaba de un lado a otro en la habitación. Había intentado leer, escuchar música, incluso meditar, pero nada conseguía calmarla. Cada minuto que pasaba sin noticias aumentaba su ansiedad.Finalmente, decidió bajar a la sala. Amir estaba ahí, vigilando las cámar
La mansión estaba sumida en un silencio tenso mientras los hombres de Samer se recuperaban de la emboscada. Los médicos atendían las heridas de los miembros del equipo, mientras otros revisaban armas y estrategias. Agatha permanecía junto a Samer, quien, a pesar de su cansancio, estudiaba un mapa extendido sobre la mesa del salón principal.—Esto no puede seguir así —murmuró Agatha, rompiendo el silencio.Samer levantó la vista hacia ella, su rostro endurecido por la frustración y el agotamiento.—No voy a detenerme ahora, Agatha. Jaber debe pagar por lo que ha hecho.—Lo sé, pero me preocupa lo que esto te está haciendo. No solo a ti, sino a todos nosotros —respondió ella, su voz cargada de preocupación.Samer se acercó y tomó sus manos.—¿Crees que no pienso en eso? Cada decisión que tomo es para protegerte, para protegernos.—Y si algo te pasa a ti, ¿qué nos queda? —preguntó ella, sus ojos brillando con lágrimas contenidas.La pregunta lo golpeó con fuerza, pero antes de que pudier