—¿Voy a arrestarte, a esposarte y luego...? ¿Qué, Nick? —preguntó Benjamín tras el silencio abrupto por parte del joven.Nick lo miró y cada impuro pensamiento que acudió a su cabeza le hizo sonrojar de manera violenta. Las mejillas del chico se tornaron rojas, un rojo vivo que bien podía ser por la vergüenza o por la furia que sentía ante el atropello de Benjamín Davis.—¿Nick? —insistió Benjamín al ver el cambio en el rostro del chico.—Déjame en paz, no tienes ninguna jodida responsabilidad conmigo. Soy un hombre mayor de edad y dueño de mí mismo. No voy a tu casa para que me sigas tratando como la mierd4 que no soy, ¿me estás entendiendo? —rebatió Nick con un enojo que no sentía.—Eres un caso perdido, Nick, no voy a obligarte a nada que no quieras, no obstante, te recuerdo que tu operación no fue cualquier cosa. Si no te cuidas tú, nadie lo hará por ti —dijo cambiando la expresión de su rostro y bajando dos octavas a su voz.—Y por supuesto que tú estás entre ese: “nadie lo hará
Benjamín caminó de un lado a otro en la sala de espera. Él se había hecho cargo de enviar al tipo que atacó a Nick a prisión y esperaba que no saliera pronto, porque personalmente se iba a hacer cargo de hacerle la vida miserable si a Nick llegaba a pasarle algo.—¿Café? —preguntó Enrique acercándose con cierto temor a Benjamín.El jefe de la policía lo miró y asintió. Quería interrogarlo y saber lo que había ocurrido para que Nick terminara peleándose con el tipo. Pero decidió que le daría un par de horas al chico, de una u otra manera necesitaba su declaración para mantener al sujeto en prisión.—Gracias —dijo al darse cuenta de que el chico seguía de pie delante de él con la mano estirada y el vaso de café entre sus dedos.—Gracias por salvarnos, realmente, no sé qué hubiera pasado. No me atrevo a pensar lo que habría sido de Nick si no te hubiese encontrado. Pedí ayuda y todos me ignoraron.—Será mejor esperar a que el doctor salga, no sabemos cómo está tu hermano. Me gustaría sab
Nick no tuvo tiempo de pensar en una respuesta a sus cuestionamientos, no cuando Benjamín Davis hacía una jodida entrada triunfal.Su rostro serio y su mirada afilada se posaron sobre Nick. El chico experimentó un fuerte escalofrío, correr por su columna vertebral y extenderse por cada nervio de su cuerpo.—¿Podrías dejarnos a solas, Enrique? —preguntó con seriedad el oficial.—No hay nada de que hablar, oficial Davis, todo se ha dicho entre nosotros —soltó Nick de manera abrupta.—Espera afuera, Enrique —ordenó Benjamín para disgusto de Nick.—Quique…—Esperaré afuera —dijo el chico saliendo con prisa, él podía sentir la tensión manar de ellos dos y por alguna razón le pareció que el aura de Benjamín era mucho más peligrosa que el de su propio hermano.—No tienes derecho a darle órdenes, Quique es hermano mío, no tuyo —espetó mientras trataba de incorporarse y sentarse contra la pared.—Te equivocas, Nick, a partir de ahora tu hermano estará bajo mi resguardo…—¿Qué estás diciendo? —
«Te aseguro que los guardaré muy bien, en un lugar donde solamente tú puedas verlos»«Donde solamente tú puedas verlos»«Donde solamente tú puedas verlos»Nick Turner no había dejado de pensar en aquellas palabras dichas por Benjamín Davis. Habían pasado dos días desde que él las pronunciara y él seguía escuchándolas cada vez que cerraba los ojos. Era imposible no hacerlo y mucho más difícil era evitar que su mente jugara con él y que proyectara esas imágenes no aptas para menores en su cabeza.Nick estaba convencido de que algo no estaba bien con él. ¿Qué razones podía tener para fantasear con un hombre que no lo quería cerca? ¿Qué razones tenía Benjamín para decirle aquellas palabras?, y lo más importante de todo ¿Cómo se suponía que debía interpretarlas?—¿Estás bien, Nick? —preguntó Enrique al escuchar gemir a su hermano.El joven había entrado hacía unos minutos y creyó que Nick estaba dormido al verlo con los ojos cerrados, se asustó ligeramente cuando la respiración de su herma
Benjamín recogió las cosas que habían caído al piso, guardó el contenido de nuevo en la pequeña caja de madera, todo excepto ese pequeño vibrador. Él no iba a dejar pasar la oportunidad de molestar a Nick.Nick escondía algo y él quería averiguar de lo que se trataba…Benjamín salió del piso con una sonrisa en los labios, volvió al auto y sin decir ni media palabra se puso en marcha. Esa noche pasaría a saludar a Nick, antes de coger el turno en la estación de policía.—¿Por qué tengo la impresión de que estás de buen ánimo? —preguntó Enrique mientras bajaban del auto frente a la casa de Benjamín.—Tonterías, estoy igual que siempre. Vamos, ve adentro y acomoda tus cosas en la habitación que estás ocupando hasta ahora, yo pasaré a visitar a Nick al hospital antes de ir a la estación.—¿Trabajas hoy? —preguntó Enrique mientras cogía su pequeña maleta y caminaba al interior de la casa con Benjamín detrás de él.—Tengo turno, pero vendré mañana temprano, no tienes que preocuparte por com
«Lo utilizas en chicas o en ti…»Nick pestañeó un par de veces mientras su cerebro pensaba en una respuesta rápida para darle a Benjamín.Nick no era tonto y sabía muy bien por el tono de voz empleado del hombre que estaba disfrutando de este incómodo momento para él.—¿Usas tus juguetitos en ti mismo, Benjamín? —preguntó con voz seria.—¿Tratas de tirar la pelota a mi techo? —refutó complacido Benjamín.Pese a la voz seria de Nick, él sabía que no estaba sintiéndose seguro, el rojo carmesí en sus mejillas lo delataba luego de haberse puesto blanco como una hoja de papel.—Te estoy haciendo el mismo tipo de pregunta que tú me hiciste, pueda que ambos utilicemos los servicios de ciertos juguetes para lo mismo —explicó con voz serena, aunque por dentro sentía que estaba a punto del colapso.—Quizá… —convino Benjamín alejándose de Nick.—En todo caso, señor oficial, mi vida privada no te compete, puedo hacer con ese pequeño juguetito lo que me venga en gana —respondió el chico con una so
Nick parpadeó un par de veces mientras la lengua de Benjamín pedía autorización para entrar en su dulce cavidad bucal.Benjamín dejó caer las bolsas al piso e inmediatamente atrapó la cintura de Nick entre sus grandes y fuertes manos, cuidando de no presionar sobre la herida del chico.Nick no tuvo fuerza para empujarlo, en su lugar abrió sus labios y gimió al sentir la cálida lengua invadir su boca y acariciar su lengua.Benjamín lo atrapó entre su cuerpo y la pared, mientras sus manos rodearon el cuello del chico y se deslizaron por encima de su camisa quitando cada botón de la prenda hasta tocar el firme pecho del muchacho con la yema de sus dedos.Nick dejó escapar un gemido ante las caricias del hombre, un gemido que quedó atrapado en la boca de Benjamín, quien estaba perdiendo su férreo autocontrol. El jefe de la policía jamás en su vida había cedido a sus instintos.Jamás había perdido el control con otro hombre, ese era su secreto, el único y más grande secreto que guardaba ce
Benjamín salió de la estación de policía y manejó sin rumbo fijo, todo el día había estado pensando en las palabras de Richard. Él simplemente no podía creer que Nick fuera tan idiota como para ir a Eros, ese lugar no era el mejor y para un chico como Nick, sin duda era el peor de todos. Estacionó el auto a dos calles del edificio dónde vivía Nick y esperó. Miró la hora en el tablero del auto, estaba seguro de que el chico no demoraba en llegar, quería creer eso, de lo contrario terminaría por volverse loco. No sabía exactamente qué era lo que le obligaba a buscar a Nick, el muchacho era demasiado joven e inocente para un hombre como él. Benjamín era muy consciente de sus gustos y sus demonios, y no quería arrastrar a Nick a su mundo. Era eso lo que le obligaba a guardar la distancia de él y porque tenía una imagen de hombre heterosexual ante los demás que nunca antes se había visto tentado a echar por tierra. Pero hoy no estaba siendo racional, ni siquiera le importaba su imagen o