«Te aseguro que los guardaré muy bien, en un lugar donde solamente tú puedas verlos»«Donde solamente tú puedas verlos»«Donde solamente tú puedas verlos»Nick Turner no había dejado de pensar en aquellas palabras dichas por Benjamín Davis. Habían pasado dos días desde que él las pronunciara y él seguía escuchándolas cada vez que cerraba los ojos. Era imposible no hacerlo y mucho más difícil era evitar que su mente jugara con él y que proyectara esas imágenes no aptas para menores en su cabeza.Nick estaba convencido de que algo no estaba bien con él. ¿Qué razones podía tener para fantasear con un hombre que no lo quería cerca? ¿Qué razones tenía Benjamín para decirle aquellas palabras?, y lo más importante de todo ¿Cómo se suponía que debía interpretarlas?—¿Estás bien, Nick? —preguntó Enrique al escuchar gemir a su hermano.El joven había entrado hacía unos minutos y creyó que Nick estaba dormido al verlo con los ojos cerrados, se asustó ligeramente cuando la respiración de su herma
Benjamín recogió las cosas que habían caído al piso, guardó el contenido de nuevo en la pequeña caja de madera, todo excepto ese pequeño vibrador. Él no iba a dejar pasar la oportunidad de molestar a Nick.Nick escondía algo y él quería averiguar de lo que se trataba…Benjamín salió del piso con una sonrisa en los labios, volvió al auto y sin decir ni media palabra se puso en marcha. Esa noche pasaría a saludar a Nick, antes de coger el turno en la estación de policía.—¿Por qué tengo la impresión de que estás de buen ánimo? —preguntó Enrique mientras bajaban del auto frente a la casa de Benjamín.—Tonterías, estoy igual que siempre. Vamos, ve adentro y acomoda tus cosas en la habitación que estás ocupando hasta ahora, yo pasaré a visitar a Nick al hospital antes de ir a la estación.—¿Trabajas hoy? —preguntó Enrique mientras cogía su pequeña maleta y caminaba al interior de la casa con Benjamín detrás de él.—Tengo turno, pero vendré mañana temprano, no tienes que preocuparte por com
«Lo utilizas en chicas o en ti…»Nick pestañeó un par de veces mientras su cerebro pensaba en una respuesta rápida para darle a Benjamín.Nick no era tonto y sabía muy bien por el tono de voz empleado del hombre que estaba disfrutando de este incómodo momento para él.—¿Usas tus juguetitos en ti mismo, Benjamín? —preguntó con voz seria.—¿Tratas de tirar la pelota a mi techo? —refutó complacido Benjamín.Pese a la voz seria de Nick, él sabía que no estaba sintiéndose seguro, el rojo carmesí en sus mejillas lo delataba luego de haberse puesto blanco como una hoja de papel.—Te estoy haciendo el mismo tipo de pregunta que tú me hiciste, pueda que ambos utilicemos los servicios de ciertos juguetes para lo mismo —explicó con voz serena, aunque por dentro sentía que estaba a punto del colapso.—Quizá… —convino Benjamín alejándose de Nick.—En todo caso, señor oficial, mi vida privada no te compete, puedo hacer con ese pequeño juguetito lo que me venga en gana —respondió el chico con una so
Nick parpadeó un par de veces mientras la lengua de Benjamín pedía autorización para entrar en su dulce cavidad bucal.Benjamín dejó caer las bolsas al piso e inmediatamente atrapó la cintura de Nick entre sus grandes y fuertes manos, cuidando de no presionar sobre la herida del chico.Nick no tuvo fuerza para empujarlo, en su lugar abrió sus labios y gimió al sentir la cálida lengua invadir su boca y acariciar su lengua.Benjamín lo atrapó entre su cuerpo y la pared, mientras sus manos rodearon el cuello del chico y se deslizaron por encima de su camisa quitando cada botón de la prenda hasta tocar el firme pecho del muchacho con la yema de sus dedos.Nick dejó escapar un gemido ante las caricias del hombre, un gemido que quedó atrapado en la boca de Benjamín, quien estaba perdiendo su férreo autocontrol. El jefe de la policía jamás en su vida había cedido a sus instintos.Jamás había perdido el control con otro hombre, ese era su secreto, el único y más grande secreto que guardaba ce
Benjamín salió de la estación de policía y manejó sin rumbo fijo, todo el día había estado pensando en las palabras de Richard. Él simplemente no podía creer que Nick fuera tan idiota como para ir a Eros, ese lugar no era el mejor y para un chico como Nick, sin duda era el peor de todos. Estacionó el auto a dos calles del edificio dónde vivía Nick y esperó. Miró la hora en el tablero del auto, estaba seguro de que el chico no demoraba en llegar, quería creer eso, de lo contrario terminaría por volverse loco. No sabía exactamente qué era lo que le obligaba a buscar a Nick, el muchacho era demasiado joven e inocente para un hombre como él. Benjamín era muy consciente de sus gustos y sus demonios, y no quería arrastrar a Nick a su mundo. Era eso lo que le obligaba a guardar la distancia de él y porque tenía una imagen de hombre heterosexual ante los demás que nunca antes se había visto tentado a echar por tierra. Pero hoy no estaba siendo racional, ni siquiera le importaba su imagen o
Advertencia +18Nick gimió al sentir la pierna de Benjamín rozar su entrepierna y presionarlo con fuerza, el dolor y el placer se extendió por su cuerpo y un gruñido casi animal salió de sus labios.Un gemido que casi enloqueció al oficial. Nick era tan perfecto y él lo sabía, también sabía que, si lo arrastraba al mundo de sus bajas pasiones, nunca más lo dejaría ir. Nick no era como el resto, Nick era especial, y era por eso que debía dejarlo ir. Debía apartarse y dejarlo correr tan lejos como pudiera.Nick era un fruto prohibido.—Benjamín —gimió el chico derritiéndose con los toques del oficialNick se sentía elevado de una manera que jamás creyó posible, las manos de Benjamín tocaban, acariciaban y presionaban sus pezones. Había una extraña mezcla en su toque y todo se resumía en placer.—Voy a follarte tan duro, que sentirás romperte mientras me interno en tu apretado anillo —gruñó con una voz que Nick no reconoció como la voz del oficial.Nick sintió la amenaza y el peligro imp
Benjamín gruñó al escuchar el sonido estridente de su móvil, se apartó de la boca de Nick con más dificultad de la que creyó posible.Los ojos del oficial se deslizaron por el rostro del chico y se posaron sobre sus labios rojos e hinchados. Benjamín quería olvidarse de todo y tomarlo de nuevo entre sus brazos hasta terminar lo que habían iniciado. Apagar el fuego que le estaba consumiendo cada partícula de su ser.—Tu móvil —susurró Nick ante el insistente sonido del aparato.—¡Mierda! Juro que mataré a quien se atreve a interrumpirme —aseguró el oficial.Mientras tanto, Nick observó a Benjamín ponerse de pie, y santa mierda. Él se arrepintió en ese mismísimo instante de haberlo hecho. El hombre ni siquiera se había preocupado por guardarse la polla dentro de los pantalones.Nick se sonrojó porque deseo tenerla de nuevo entre sus labios y quizá en otro sitio más…—¿Qué? ¿Cómo que estás en la puerta de mi casa? —gritó Benjamín interrumpiendo los pensamientos pecaminosos de Nick.»—Te
Steven miró a su primo, él realmente nunca pensó que Benjamín, el hombre más destacado de la familia, fuera tan… bipolar.—Me acabas de decir que no hay un sitio para mí en tu casa, ¿Qué ha cambiado? —preguntó el chico desconcertado.Benjamín puso los ojos en blanco.—¿Quieres o no quedarte en esta casa? —respondió con otra pregunta—. Los hoteles son caros, aunque también podrías volver a Miami…—Pues, tan pobre no soy, aunque prefiero ahorrar el dinero para comprarme mi propio piso. No volveré a Miami en mucho, mucho tiempo —aseguró el joven rubio.Benjamín no estaba interesado en conocer los detalles por los cuales Steven no quería volver a Miami, por lo que insistió.—¿Te llevo a un hotel, o prefieres pasar y conocer a mis… amigos? —preguntó con simpleza. —Si me lo pones así, puedo conocer a tus amigos y quedarme una temporada —Steven se acercó tanto al oficial que el movimiento de Nick no pasó desapercibido para Benjamín—. ¿Estabas con él?—No es tu maldito asunto —gruñó Benjamín