Dalia estaba recostada en la habitación que el avión privado de la familia Bach poseía, ya no se creía capaz de seguir fingiendo que no le molestaba o así sea le aturdía todo lo que había sucedido en las últimas 24 horas, lo que había pasado en la villa de la familia Zhao, su vida había cambiado al completo en solo semanas, era irreal todo lo que había sucedido, no era solo el descubrir que odiaba su apellido materno, odiaba ser políticamente correcta, pues esa era la función de un Bach, o mejor dicho de las mujeres Bach, más si se deseaba aspirar a obtener el título de cabeza de la familia, debías poseer un legajo limpio, sin relación con la política o fuerza de seguridad, mucho menos con la mafia, debías aceptar y ejecutar todo a la perfección, pero ese ya no era el caso para Dalia; no solo por descubrir que ya no deseaba ser políticamente correcta, ya no queria aspirar a ser cabeza de la familia y no porque creyera que no estaba capacitada, solo era el comprender que estaba cansad
El corazón de Dalia se oprimió, un pequeño dolor se instaló en su pecho, era soportable, pero molesto, como quien tiene una espina en la mano y esta pincha con cada movimiento, Dalia sentía que tenía una espina en medio de su corazón y con cada palabra de Lizbeth, esa se enterraba aún más.— Fue algo mágico, en verdad. — aseguraba la rubia, mientras sus ojos brillaban. — Luego de ayudar a Renzo a organizar sus cosas, fui a dar un paseo, estaba… molesta por ser una cobarde. — reconoció a la vez que su sonrisa se borraba. — No queria dejarte sola luego del secuestro, pero no podía verte a los ojos, sé que te falle, sé que todo lo que pasaste fue por mi culpa y…— Eso ya no importa Liz. — murmuro sacando fuerzas de donde no las tenía. — Solo dime… ¿Cómo fue? — no conocía a Shen más que lo que vio esos días, era consiente que no podía confiar en él, pero si conocía a su amiga, más de lo que conocía a su hermano, necesitaba saber que tan especial fue para Lizbeth, todo aquello.— Mágico, e
Renzo lavo su cara antes de ingresar en la habitación del avión, debía avisarles a las jóvenes que estaban a punto de descender y debían regresar a sus asientos, y aunque trato de que no se notara que había estado llorando, no lo consiguió, sus ojos estaban hinchados, su brillo se había extinguido, más parecía un muerto viviente, que uno de los solteros más codiciados del país; pero sus inquietudes aumentaron cuando al ingresar descubrió a las jóvenes en un mar de lágrimas.— ¿Qué es sucede? — indago sorprendido y llegando al borde de la cama.— Nada, solo que extrañaremos a Walter. — Lizbeth creía que, si le contaba la verdad a Renzo, este solo se reiría de ellas, miles de veces les había asegurado que el amor no existía, al menos no para personas como ellas, que al tener tanto dinero los sentimientos dejaban de ser verdaderos.— No es eso. — contradijo Dalia, viendo por un fugaz momento a Lizbeth, para luego clavar sus ojos en Renzo, lo había dicho en las tierras del tigre blanco, e
El gran trasero de Linda revoto en el sofá, las lágrimas de Rene desaparecieron de la misma impresión, mientras Renzo y Dalia estaban pálidos.— ¿Cuantos secretos cargas? — murmuro Dalia, saliendo del aturdimiento. — ¿Cómo haces para engañar a todo el mundo? ¿cómo puedes dormir por las noches? — las manos de la joven estaban hechas puño, mientras la quijada de Renzo estaba tensa, sin embargo, Lucero solo le dedico una sonrisa irónica.— Guardo más secretos de los que me gustaría, el ocultar información no es engañar, es proteger y respetar lo que se me confía solo a mí, soy la que los guía ¿verdad? — los ojos aguamarina de Lucero chocaban con los azules de Dalia, en un reclamo silencioso, que ya no sería tal. — Has deseado mi lugar desde hace tiempo. — Williams y Linda voltearon a ver a su hija, estaban sorprendidos. — Crees que el llevar esta carga es un privilegio. — se lo estaba dejando en claro de una vez por todas, el poder lo es todo ¡qué gran mentira! Lucero deseaba gritárselo
Eros no perdió tiempo en reclamarle a su esposa el ocultarle el pedido de su madre, la comprendía, había estado al lado de Lucero desde antes de los 20, cuando apenas estaban dejando de ser adolescentes, además que le debía demasiado a su esposa como para hacerle reclamo alguno, tampoco acudió a su madre a hacer pregunta alguna, no tenía sentido, Candy siempre hacia lo mejor para la familia, una que estaba compuesta de asesinos y empresarios, hijos adoptivos y nietos que no compartían sangre, entonces no haría nada, hasta tener los resultados, fue lo único que le solicito a Lucero, ser él, el portador de los resultados de ADN, y Lucero se lo concedió sabía que su suegra no se enojaría, y aunque estaba en el derecho de quitar a Dalia del registró familiar, no lo haría, pues la castaña había visto el desamor en los ojos de la joven, y al comparar la mirada de Renzo y Lizbeth, Lucero apostaría el lugar de jefe de familia que esos jóvenes tenían el corazón roto, no, no les quitaría nada m
Las palabras de su madre se repetían sin descanso en su mente, mientras su estómago daba vueltas, estaba tan contento cuando se le pidió ir a nueva York, y todo por la tonta ilusión de ver a Renzo, algo que ahora le provocaba pánico y por novena vez en lo que iba del viaje en avión, Huang fue al baño y vomito lo poco que le quedaba en el estómago, que solo era el agua que había bebido por pedido de Shen.— ¿Me dirás que demonios te sucede? O juro que are aterrizar esta maldita avión, y te arrastrare a un hospital, de ser necesario. — lo increpo Shen a penas el pelilargo salió del baño y Huang se obligó a ver a cualquier lado, menos al rostro preocupado de su hermano, ¿Qué le podía decir? Una cosa es que supiera que era gay y otra muy diferente es que le confesara que había follado con su primo, y cuando lo pensó, las arcadas comenzaron una vez más, se sentía enfermo. — Suficiente, les diré a los pilotos que pidan permiso para aterrizar en el aeropuerto más cercano.— No lo hagas, no t
El estómago de Huang ya no molestaba, ahora en cambio, era su corazón el que pinchaba, y producía una presión poco cómoda en el pecho del rubio, y aunque sentía una gran paz mental al saber que no era un Bach y por lo tanto no había cometido pecado alguno al estar con Renzo, más que lo era el enamorarse de un hombre; no podía pasar por alto que él no era hijo de su madre, como tampoco pudo evitar hacer una mueca con su rostro ante aquella contradicción.Con la calma y concentración que se le inculco de pequeño, uso el tiempo que aún le quedaba sobre aquella ave de hierro para meditar, era un Zhao, era hijo de Pack Zhao el hijo bastardo de Sug, la garra que le faltaba al viejo tigre ahora al menos sabía que Park, murió protegiéndolo, y eso lo hizo sentir afortunado, pues queria decir que su padre lo amo más que a su propia vida, aunque no fuera el caso de su madre ¿Quién sería la mujer que lo cargo en el vientre? ¿Sería alguien tan malvada como Aika Ming o alguien tan buena como Jade B
— Suficiente. — la voz de Valentina no fue lo que detuvo a Wang de regresar el ataque de Felipe, lo que mantuvo al mayor de los orientales pensando en su próximo movimiento, fue el recordar que ese rubio era tío de Huang, Felipe Zabet, era hermano de Ámbar Zabet, y acababa de demostrar que el don que poseía la joya maldita a la hora de atacar, era algo genético. — Felipe no tienes derecho a intervenir en un problema familiar. — la castaña lo regaño como si el rubio fuera un niño, y quizás así veían todos a Felipe, su inocencia y carisma, muchas veces se asemejaba a la de un niño. — Y usted señor Wang Zhao, si debe castigar a su sobrino, debería esperar estar a solas, que aceptara ser socia de su clan, no quiere decir que esté dispuesta a ver su abuso de poder. — definitivamente Valentina odiaba ese tipo de sumisión en su presencia.— Le pido disculpas señora Costantini, no fue mi intención faltarle el respeto. — Wang hizo una pequeña reverencia en dirección a la reina, que se encontra