Ante las palabras de su padre, Alastor asintió.Como alfa, él también podía entender los motivos de su hija, pero, como padre, bueno, la situación era completamente diferente.―Lo dejo en tus manos papá, me temo que yo podría empeorarlo ―Sin decir nada más, Máximus asintió, y con cautela, se acercó a Dante.― ¿Estás bien muchacho? ――No ―respondió Dante secamente―Háblame ―pidió Máximus ―Justo ahora, no es bueno que te guardes nada, estuviste por perder el control en Aeris, no puedes darte ese lujo, no ahora ――Yo… ―gruñó Dante antes de sacudir la cabeza ―No puedo creer que Anna me dejara fuera ―dijo apretando los dientes―Pero en el fondo la entiendes, por eso te marchaste sin más ―dijo Máximus al ver que Dante cerraba los ojos ―Tú y Anna son iguales, los dos suelen ver primero por los demás que por ustedes mismos ―“Lo que los convertirá en excelentes reyes” ―pensó Máximus―Tal vez, sin embargo, creo que ella debió decirme algo ―dijo Dante derrumbándose en el suelo cuando, gracias
Con una sonrisa emocionada, Alastor asintió.―Excelente ―dijo Alastor ― ¿Sabes quienes estuvieron esta noche en Interlunio? ――Sí, los únicos nombres que no recuerdo son los alfas que fueron llamados por su excelencia ――No importa, Anna mencionó a mis aliados, así que, por favor, nómbralos ――Está el alfa Pavel Ivanov, el alfa Fazio Venturi, el alfa Luc Dubois, el alfa Cole Turner, el alfa Blake Evans y tú aliado más reciente, el alfa, Argenis Makris ―― ¿Los tienes papá? ―le preguntó Alastor a Máximus, quien asintió―Los recompensaré apenas terminemos con esto ――Bien, es lo mínimo que merecen ―dijo Alastor dejándose caer en un asiento cercano ― ¿Qué piensas de mi territorio? ―le preguntó a Ragnar―Increíble, has logrado mucho ―dijo Ragnar ―Debo admitir que, quedé impresionado ante semejante vista ――Ya lo verás papá, te sentirás orgulloso ――Ya lo estoy hijo mío ―dijo Máximus ―Anna me lo contó todo, sé bien que te convertiste en un muy increíble alfa, en un hombre magnífico, y, sobr
» Esa misma noche en Interlunio, varios minutos antes. «En silencio, Anna y Armin observaban la puerta abierta de lo que era una habitación, donde, hacia sólo nos segundos, había estado el portal vinculado a Aeris, por donde Dante y Alastor, habían desaparecido sin dejar rastro alguno, alejándose así, del caos del palacio.―Debemos salir de aquí, preciosa… ―le dijo Armin con voz queda a Anna al mismo tiempo que intentaba tirar de ella―Lo sé, pero quiero hacer algo ―dijo Anna tallando sus ojos suavemente ― ¿Tomaste las pociones? ――Sí, ¿por qué lo preguntas? ――Quiero desordenar un poco…―Al girarse hacia la oficina de Mendel, el resto de las palabras de la joven se atoraron en su garganta, pues, justo frente a sus ojos, agazapado en un rincón, se encontraba su propio hermano.― ¿¡Ares?! ―exclamó Anna antes de correr hacia la oficina de Mendel ― ¡Mier da! ―exclamó al ver como todos los pergaminos que ella y Dante habían reunido, se agitaban violentamente ―Tenemos que irnos ―dijo suje
Sin poder evitarlo, Armin soltó una risita ante lo escrito por la joven.― ¿Eres consciente de que este texto te podría costar un severo castigo? ――Sí, pero no importa, al menos estaremos todos juntos ―susurró Anna antes de dirigir su mirada hacia la puerta ― ¿Sí? ―preguntó haciéndole un gesto a Sandrine, quien se apresuró a cubrirla―Soy yo Anya, Idylla ―dijo la mujer con suavidad ― ¿Puedo entrar? ――Sí, pase por favor ―le indicó Anna apretando a Ares, quien también clavó su mirada en la puertaGracias a que Idylla abrió la puerta ligeramente, todos pudieron escuchar que la mujer le daba algunas indicaciones a Marianne antes de entrar a la habitación.Una vez que la puerta se cerró, Sandrine se apartó de su lugar, dejando a la vista a los dos hermanos Moretti.―Esto es con lo que necesito ayuda abuela ―dijo Anna con voz queda, pues la mujer frente a ella estaba completamente boquiabierta ―Este es mi hermanito, Ares ―dijo soltándolo para que Idylla pudiese verlo mejor ―Ares, ella es
―No tienes nada que agradecer ―dijeron Armin y Nero a la vez Ante la sincronía de los jóvenes, Anna e Idylla rieron, mientras que los lobos, compartieron una sonrisa. ―Por lo que veo, has hecho buenos amigos aquí ―dijo Idylla ante la lealtad que Nero y Sandrine habían demostrado aquella noche ―Sí, y también he fortalecido mis lazos con otros ―dijo Anna antes de abrazar a Armin ―Muchas gracias por apoyarme, te debo tanto… ― ―No podía dejarte aquí sola, terca ―le susurró el joven ―Armin, ¿el alfa Antón no se molestará contigo? ―preguntó Anna soltándolo para volver a su lugar junto a Idylla, quien acarició su cabello con cariño ―Aquel día en Loto de Luna, él no parecía muy contento con tu decisión ― ―Oh, papá estará furioso ―dijo Armin riendo ―Sin embargo, dado a que aún faltan un par de años para que me convierta en alfa, creo que aún puedo darme el lujo de ser algo rebelde ― ―Me gusta esa rebeldía ―dijo Idylla con una sonrisa ―Por favor, hábleme más de usted, joven alfa ― Ante l
Ante su propia pregunta, Anna jadeó y dirigió su mirada hacia Ares.―No pueden usarlo a él ¿verdad? ―le preguntó a Zeth poniéndose de pie de un salto―No, para ese ritual, el licántropo debe tener un don ―masculló Zeth―Zeth, dime por favor que no te refieres a Lykantropus Axenderé ―masculló Idylla sujetando el brazo de Anna, lo que la obligó a sentarse nuevamente a su lado―Me temo que es así majestad ――No… No, no ¡No! ―exclamó Idylla ―Tenemos que sacarlos a los dos de aquí ―dijo la mujer mirando a Anna y después a Ares, quien continuaba dormido sin enterarse de nada ― ¡No voy a permitir que les pongan un dedo encima! ――Tranquila majestad, yo tampoco lo permitiré ―dijo Zeth con firmeza ―Además, el anillo de Anna fue reforzado recientemente, difícilmente se darán cuenta de que se trata de ella ――Pero Zeth ――Tranquilas, Gael me informó que el alfa y el rey dejaron Arcadia con éxito, sólo debemos ser pacientes y esperar por ellos ―dijo Zeth con un tono que, por algún motivo, tranqui
» Ubicación: Sangre Protectora. «Temprano por la mañana, tras estirarse perezosamente, Alastor se levantó de su cama y caminó en dirección al pequeño balcón que había en su habitación. Con cautela y procurando no hacer ruido, abrió las cortinas que cubrían la puerta corrediza, lo que permitió que los pocos rayos de sol que ya se asomaban por el horizonte, iluminaran cálidamente el lugar.En silencio, el hombre abandonó la habitación y se apoyó en la barandilla para poder disfrutar de la vista que el mar ofrecía, sin embargo, no pudo evitar estremecerse ante el ardor que la sal del ambiente provocaba en sus heridas.―Debiste dejar que la maestra Desa te curara esas heridas ―dijo una voz detrás de él―Necesitaba un recordatorio, además, Desa curó lo necesario ―dijo Alastor soltando un suspiro al sentir las manos de su compañera recorrer su espalda con cautela― ¿Sabes? Esto sería mucho más sensual si nuestros cachorros no se interpusieran en mi camino ―le dijo Iva en un suave quejido c
Sentado en la oscuridad de su habitación, Dante observaba fijamente la pantalla de su teléfono. En ella, aparecía una fotografía suya y de su compañera.Había sido tomada algunos meses atrás, justo en el cumpleaños de la joven, la misma noche en la que ambos, se habían entregado por primera vez.―Anna… ―susurró antes de apagar su teléfono y lanzarlo a su mochilaPese a que la noche anterior había aceptado lo que el rey le había dicho, aún le costaba hacerse a la idea de que su compañera se había quedado atrás.¿O había sido él quien realmente había sido dejado atrás?No estaba seguro.Ambos, habían pasado los últimos meses juntos. Incluso en Arcadia, se las habían ingeniado para compartir momentos a solas, sin embargo, al despertar aquella mañana y no sentir el cuerpo de su compañera junto a él, lo hizo sentir vacío.Sí, ciertamente el último mes tampoco habían dormido juntos, sin embargo, como Anya y Damián, solían pasar gran parte del día juntos, cosa que aquella mañana no sucedería