― ¿Cómo sabe eso mi señora? ―preguntó Sandrine horrorizada―Por esto ―murmuró Anna dándose media vuelta para mostrarle su tatuaje ―En él, hay runas de protección, las cuales me protegen de hechizos y maleficios, además, están reforzadas con un hechizo rebote ―― ¿Hechizo rebote? ―preguntó Sandrine sujetándola del brazo al verla tambalearse―Sí… Según entendí, si alguien intenta ponerme un hechizo o una maldición, esta rebotará sobre el autor, supongo que por eso Zeth me dejó, debió haber visto al responsable por la ventana ―― ¿Cree que haya sido cosa del maestro Mendel? ――No ―se escuchó una voz detrás de ellas ―Él y Arioch aún no han regresado ――Dante ―gimoteó Anna antes de correr a sus brazos aún mojada―Tranquila ―le susurró él al cubrirla en un abrazo ― ¿Estás bien cariño? ――Estoy mejor ahora ―sollozó con algo de alivio al sentir los dedos de Dante recorrer su espalda―Aún está caliente ―murmuró con ira al sentir su piel arder justo en la zona del tatuaje ― ¿Aún te duele? ――Sí
Ante la suave y dulce voz de su abuela, Anna sonrió.Si bien la mujer luchaba por mantener su porte grácil y elegante, todo en su rostro gritaba lo preocupada que realmente estaba.―Estoy mejor su majestad, gracias por preocuparse ―dijo Anna con amabilidad ―Dígame, ¿comió algo ya? ¿Quiere acompañarme? ――Se lo agradezco señorita, pero ya comí ―dijo Idylla sonriendo ―Marianne, me quedaré con la señorita Anya un rato, por favor, ve a realizar tus deberes ――Está bien su majestad ―dijo Marianne dedicándole una profunda reverencia ―Señorita Anya, espero que pronto se recupere ―agregó antes de salir de la habitación― ¿De verdad te encuentras bien mi princesa? ―le preguntó Idylla al sentarse en una silla que Sandrine había acercado a la cama―Estoy bien abuela, pero me siento muy cansada ―bostezó Anna ―Además me duele mucho la espalda y no entiendo el motivo, me gustaría poder hablar con Gerard ―se quejó la joven ― ¿Estás segura de que no quieres nada? ―― ¿De qué es el té? ―preguntó Idyll
Al ver que Anna dejaba su cansancio de lado y se mostraba realmente emocionada, Idylla sonrió y comenzó a desdoblar la carta que llevaba su nombre.―Reconocería la letra de mi Max en cualquier lado ―dijo Idylla encantada ante la elegante caligrafía de su compañero ―Aquí vamos:“Mi adorada Idylla:Ha pasado tanto desde la última vez que te vi, y, sin embargo, quiero que sepas que te llevo grabada en el corazón y en la memoria, por lo que entiendo perfectamente tu sentir ante mi forzada ausencia, incluso cuando ambos vivíamos bajo el mismo techo.Querida, descansa tranquila, te puedo asegurar que ya me encuentro en perfecto estado al igual que mi lobo, lo cual, es todo gracias a nuestra nieta y a los hombres de nuestro hijo, nuestro pequeño Alastor.Gracias a él, pronto nos volveremos a ver.¿Sabes? Los chicos de Alastor no tienen más que palabras de amor y admiración por su alfa, lo que me hace pensar en que no me equivoqué al no forzarlo a volver. Si bien los motivos de su huida son c
En medio de una horrible tormenta, sentada en el suelo de un refugio, una joven loba de cabello castaño y ojos color avellana, intentaba protegerse del frío con una delgada manta mientras observaba como, en una pequeña mesa de madera, su hermano jugaba al ajedrez con un atractivo joven de cabello oscuro y ojos dorados como el sol.Desde que lo había conocido, el tipo le había parecido pedante y sumamente molesto, pues este, se dedicaba a acosarla a diario, sin embargo, en ese momento, el joven no tenía ojos para nadie más, solo para el pequeño que se estremecía con cada trueno que resonaba en la distancia.―Tranquilo, ponte estos ―dijo el joven sacándose unos audífonos bluetooth de su bolsillo ―No sé si te guste el tipo de música que escucho, pero, creo que será mejor que los truenos ――Gracias… ―masculló el niño mientras se colocaba los audífonosSintiendo curiosidad porqué tipo de música escucharía aquel joven presumido, la castaña mantuvo sus ojos clavados en su hermano, el cual, s
Eran alrededor de las ocho de la mañana en la hermosa isla de Arcadia, donde sus habitantes, iban y venían por las calles de los diferentes distritos para cumplir con sus deberes diarios.Al igual que los civiles, en el sagrado palacio de Interlunio, todos sus habitantes habían comenzado a realizar sus tareas desde muy temprano, sobre todo, el ejército imperial, el cual, cumplía con su rutina diaria de entrenamientos y vigilancia, pues, tras el secuestro del rey, esta se había endurecido.Pese a que habían capturado al culpable, el paradero del rey era aún desconocido, por lo que, el palacio, se vigilaba incluso tras sus murallas.Los encargados de aquella tarea, eran los nuevos cadetes, los cuales, eran supervisados por los soldados más experimentados.― ¡Oye! ¡Damián! ―le gritó un joven de tez morena a un joven de cabello oscuro que tenía algunas mechas grises ―Deja de distraerte con las criadas, te meterás en problemas si Aidée te descubre ―― ¿Qué sucede? ¿Acaso te gusta la nueva?
Ante la decepción en los ojos de la mujer, Anna soltó un suave suspiro y negó con la cabeza lentamente.―Podría hacerle frente a Mikaela señora Aidée, pero le recuerdo que su excelencia no estaba muy de acuerdo con mi contratación, así que prefiero no causar problemas… ――Anya ―la llamó la mujer con un tono más suave―De verdad, no quiero causarle problemas señora Aidée ―dijo Anna acercándose a la mujer ―Usted ha sido muy amable conmigo, pero, me temo que, si hago frente a esas chicas, su excelencia podría enojarse con usted ――Oh, no, eso no importa Anya, las amantes de su excelencia son unas estúpidas, creen que teniendo su favor pueden terminar echándote del palacio y quedarse con tu puesto ―gruñó Aidée ―Las muy tontas, han trabajado aquí por años y desde que el joven Zeth volvió, jamás les ha dedicado una sola mirada ――Espere, ¿sus amantes? Pensé que su excelencia tenía una compañera ――Y la tiene, pero a su excelencia no le interesa ―dijo Aidée con decepción ―Prefiere tontear co
«Un mes atrás en Wolfsong»Temprano por la mañana en la manada de Loto de Luna, Anna salía de su armario con una sencilla chaqueta de algodón, la cual, su madre le había sugerido llevar, pues en el avión privado de Alastor, siempre solía hacer mucho frío.Al volver a su habitación, se encontró con Elizabeth, quien justo estaba cerrando una pequeña maleta de viaje, la cual, la propia loba le había llevado la tarde anterior.― ¿Llevas todo? ―preguntó Elizabeth sin mirarla―Sí Eli, llevo toda la ropa que me compraste para hacerme pasar por una omega de clima tropical ―Reprimiendo una risita, Elizabeth apoyó sus dos manos sobre la maleta que acababa de cerrar.― ¡No me hagas reír! ―exclamó ― ¡Sigo furiosa contigo! ―― ¿Podrías guardar tu ira hasta mi regreso? ―le preguntó Anna al mismo tiempo que la obligaba a girarse para poder verla ―Eli, tengo que ir, no puedo dejar a mi padre en manos de ese monstruo, además, es cuestión de tiempo para que venga a buscarme, lo mejor es que nos adelan
El camino hasta el hangar de Adriano fue largo y en silencio, nadie se atrevía a hablar, ni si quiera el joven Ares, quien aún no terminaba de entender la situación, por lo que, de vez en cuando, le echaba miradas a su madre y a su hermana, quien tenía un semblante preocupado. ― ¡Mira Anna! ―exclamó Ares emocionado ―Es el avión del abuelo ―dijo señalando la puerta abierta del hangar ― ¿Te habías subido antes? ―le preguntó Anna con curiosidad ―No, ¿nos sentamos juntos? ―preguntó el cachorro con emoción ―Claro que sí hermanito ―dijo Anna en un susurro antes de mirar a su madre, quien asintió lentamente mientras acariciaba su vientre Iva estaba nerviosa, pues volar en su estado no era la mejor opción, sin embargo, ella no quería perder ni un solo minuto más, pues su vínculo con Alastor se encontraba sumamente débil. Al llegar al hangar, tuvieron que esperar unos pocos minutos para que el piloto terminara de preparar todo lo necesario y confirmara el permiso de aterrizaje en G