El viaje de regreso al territorio de Elián fue más largo y complicado que la última vez, pues en aquella ocasión, Alastor era acompañado por dos alfas más y sus respectivos guerreros.Teniendo en cuenta la cantidad de personas que eran y que debían moverse con discreción, las situación era sumamente complicada, más no imposible.Durante el trayecto, Alastor, Laisha y Dante, se preparaban para entrar de manera furtiva a Arcadia.Al final habían decidido colarse al palacio en lugar de usar un portal, pues estaban convencidos de que Mendel habría reforzado sus hechizos y muy seguramente, habría conjurado una barrera que lo avisaría si usaban magia para entrar.Sin embargo, ninguno esperaba que Elián ya se habría preparado para aquello y hubiese llamado a cierta hechicera, la cual, podría ser una verdadera pesadilla para los hermanos Mendel.―Majestad Máximus, alteza Alastor ―dijo una hermosa mujer de cabello largo y negro como la noche, cuyos ojos, eran una hermosa mezcla de gris y azul
A diferencia de la costa de Gretza, el centro de Arcadia se encontraba consumido por la terrible oscuridad que la tormenta había ocasionado.La ciudad de Arcanis, era azotada por fuertes vientos, los cuales, habían logrado arrancar algunos árboles del suelo, mientras que puertas y ventanas, habían reventado debido a la increíble presión del viento.― ¿Dónde estamos? ―preguntó Alastor elevando la voz―Estamos en el café Deva ―informó Dante, quien no tardó en reconocer la estructura ―Parece que no sólo la tormenta azotó este lugar ―dijo tras estudiar atentamente el lugar ―Todo indica a que fue registrado ――Buscan la forma de llegar a Anna ―dijo Alastor, quien se apresuró a entrar a la cocina―No hay dudas de ello ―agregó al notar que la puerta de una oficina había sido derribada―Si lograsen llegar a ella, ellos no le harían daño, ¿cierto? ―preguntó Gino con preocupación, pues la oficina, había sido registrada también―Lo dudo ―masculló Dante ―La gente de Arcanis aprecia a Anya, sólo de
―Ellos sí, ya que fueron reubicados por Zeth y ahora viven en su viejo departamento en una zona privada en Khaliz, ya sabe, a las faldas del palacio, donde viven la mayoría de sus empleados y las familias de los soldados ――Sí, la recuerdo ―dijo Dante, a quien se le había ofrecido una pequeña vivienda cuando Arioch había decidido aceptarlo como el escolta de Anna ―Gerard, ¿crees que mañana la ceremonia sea celebrada pese a la rebelión? ――Estoy convencido de eso ―dijo el hechicero ―El huracán pasará dentro de poco, en cuanto a los rebeldes, estos retroceden durante el día, por lo que, mañana será el día perfecto para dicha ceremonia de unión ――Desa, como la maestra que eres, supongo que estás bien informada sobre las viejas costumbres de los hombres lobo, ¿podrías responderme a algo? ―preguntó Alastor―Por supuesto su alteza, ¿qué desea saber? ――Quiero saber si, gracias a dicha ceremonia, mi hija podría perder su vínculo con su compañero ―Ante el cuestionamiento, Desa sonrió antes
En medio de una horrible tormenta, sentada en el suelo de un refugio, una joven loba de cabello castaño y ojos color avellana, intentaba protegerse del frío con una delgada manta mientras observaba como, en una pequeña mesa de madera, su hermano jugaba al ajedrez con un atractivo joven de cabello oscuro y ojos dorados como el sol.Desde que lo había conocido, el tipo le había parecido pedante y sumamente molesto, pues este, se dedicaba a acosarla a diario, sin embargo, en ese momento, el joven no tenía ojos para nadie más, solo para el pequeño que se estremecía con cada trueno que resonaba en la distancia.―Tranquilo, ponte estos ―dijo el joven sacándose unos audífonos bluetooth de su bolsillo ―No sé si te guste el tipo de música que escucho, pero, creo que será mejor que los truenos ――Gracias… ―masculló el niño mientras se colocaba los audífonosSintiendo curiosidad porqué tipo de música escucharía aquel joven presumido, la castaña mantuvo sus ojos clavados en su hermano, el cual, s
Eran alrededor de las ocho de la mañana en la hermosa isla de Arcadia, donde sus habitantes, iban y venían por las calles de los diferentes distritos para cumplir con sus deberes diarios.Al igual que los civiles, en el sagrado palacio de Interlunio, todos sus habitantes habían comenzado a realizar sus tareas desde muy temprano, sobre todo, el ejército imperial, el cual, cumplía con su rutina diaria de entrenamientos y vigilancia, pues, tras el secuestro del rey, esta se había endurecido.Pese a que habían capturado al culpable, el paradero del rey era aún desconocido, por lo que, el palacio, se vigilaba incluso tras sus murallas.Los encargados de aquella tarea, eran los nuevos cadetes, los cuales, eran supervisados por los soldados más experimentados.― ¡Oye! ¡Damián! ―le gritó un joven de tez morena a un joven de cabello oscuro que tenía algunas mechas grises ―Deja de distraerte con las criadas, te meterás en problemas si Aidée te descubre ―― ¿Qué sucede? ¿Acaso te gusta la nueva?
Ante la decepción en los ojos de la mujer, Anna soltó un suave suspiro y negó con la cabeza lentamente.―Podría hacerle frente a Mikaela señora Aidée, pero le recuerdo que su excelencia no estaba muy de acuerdo con mi contratación, así que prefiero no causar problemas… ――Anya ―la llamó la mujer con un tono más suave―De verdad, no quiero causarle problemas señora Aidée ―dijo Anna acercándose a la mujer ―Usted ha sido muy amable conmigo, pero, me temo que, si hago frente a esas chicas, su excelencia podría enojarse con usted ――Oh, no, eso no importa Anya, las amantes de su excelencia son unas estúpidas, creen que teniendo su favor pueden terminar echándote del palacio y quedarse con tu puesto ―gruñó Aidée ―Las muy tontas, han trabajado aquí por años y desde que el joven Zeth volvió, jamás les ha dedicado una sola mirada ――Espere, ¿sus amantes? Pensé que su excelencia tenía una compañera ――Y la tiene, pero a su excelencia no le interesa ―dijo Aidée con decepción ―Prefiere tontear co
«Un mes atrás en Wolfsong»Temprano por la mañana en la manada de Loto de Luna, Anna salía de su armario con una sencilla chaqueta de algodón, la cual, su madre le había sugerido llevar, pues en el avión privado de Alastor, siempre solía hacer mucho frío.Al volver a su habitación, se encontró con Elizabeth, quien justo estaba cerrando una pequeña maleta de viaje, la cual, la propia loba le había llevado la tarde anterior.― ¿Llevas todo? ―preguntó Elizabeth sin mirarla―Sí Eli, llevo toda la ropa que me compraste para hacerme pasar por una omega de clima tropical ―Reprimiendo una risita, Elizabeth apoyó sus dos manos sobre la maleta que acababa de cerrar.― ¡No me hagas reír! ―exclamó ― ¡Sigo furiosa contigo! ―― ¿Podrías guardar tu ira hasta mi regreso? ―le preguntó Anna al mismo tiempo que la obligaba a girarse para poder verla ―Eli, tengo que ir, no puedo dejar a mi padre en manos de ese monstruo, además, es cuestión de tiempo para que venga a buscarme, lo mejor es que nos adelan
El camino hasta el hangar de Adriano fue largo y en silencio, nadie se atrevía a hablar, ni si quiera el joven Ares, quien aún no terminaba de entender la situación, por lo que, de vez en cuando, le echaba miradas a su madre y a su hermana, quien tenía un semblante preocupado. ― ¡Mira Anna! ―exclamó Ares emocionado ―Es el avión del abuelo ―dijo señalando la puerta abierta del hangar ― ¿Te habías subido antes? ―le preguntó Anna con curiosidad ―No, ¿nos sentamos juntos? ―preguntó el cachorro con emoción ―Claro que sí hermanito ―dijo Anna en un susurro antes de mirar a su madre, quien asintió lentamente mientras acariciaba su vientre Iva estaba nerviosa, pues volar en su estado no era la mejor opción, sin embargo, ella no quería perder ni un solo minuto más, pues su vínculo con Alastor se encontraba sumamente débil. Al llegar al hangar, tuvieron que esperar unos pocos minutos para que el piloto terminara de preparar todo lo necesario y confirmara el permiso de aterrizaje en G