ARIADNA FALCONI

Busqué a Matthías de su consultorio, quien no podía quitar la confusión de su rostro. No estaba nervioso, ni triste, era el mismo pero totalmente disperso y pensativo.

-¿En qué piensas tanto?- Entrelacé mi mano con la suya y comprobé que era lindo estar así con él

Me sentía tranquila si estaba en mi vida. Lo detestaba con todo mi ser al principio y lo habría desaparecido si tuviera ese poder, pero no lo hice. Chris hizo que me acercara y luego todo lo que pasó entre los dos me hicieron conocerlo de la manera en que no tenía idea. Los dos estábamos rotos por dentro por haber estado con personas que tomaron todo de nosotros hasta dejarnos sin nada, aún así pudimos reconstruirnos y reconfortarnos.

-¿Si te casas conmigo y el sexo se vuelve un asco que harías?- Ahora la pensativa y confundida era yo. No sabía si estaba proponiéndome matrimonio pero algo dentro de mi se agitó

-¿Estás pidiéndome de una manera singular que me case contigo? No creo que jamás pueda volverse un