Abro los ojos rodeado de mis hermanos y mi mujer, mi pequeño ángel tiene en sus manos un pastel con velas que delatan mi nueva edad: 35 años.
Recibo una canción desafinada, bueno, de mis hermanos porque ella canta muy bien. Al terminar, Daniela se sienta a mi lado y me acerca el pastel.
-Ahora, mi amor, un deseo – la miro con intensidad, por primera vez en catorce años pido un deseo de cumpleaños. Deseo que pueda hacerla feliz hasta el final de nuestras vidas y más allá. Soplo la vela y mis hermanos aplauden -.
-Estás viejo, hermanito – me dice José-.
-A ti no te falta mucho para llegar a los treinta, no me molestes.
-¿Qué se sient
Vamos con la abogada rumbo a la empresa de mis padres. Estoy nervioso, por más que Daniela se ofreció a venir conmigo no se lo permití, ya que su carrera está primero. Además, lo último que quisiera es que viera al Marco agresivo.Al llegar vemos un lujoso Mercedes Benz de color rojo en la entrada, la rabia comienza a crecer, dejando de lado los nervios iniciales.-¿Estás preparado?-Por supuesto, desde que supe él era el responsable.-Entonces, vamos.Bajamos del coche, me he puesto mi mejor traje para esta ocasión y he traído para el momento al Marco desgraciado, ese que muchas veces fue visto con odio por lo implacable.<
Luego de dos semanas ordenando papeles, revisando estados de cuentas y todo lo necesario para levantar Imprenta Russo, he quedado claro con todo lo que debemos hacer.Primero, debo inyectar una gran cantidad de dinero para diversificar los servicios, realizar mantención a maquinaria, cambiar otras y mejorar detalles en la infraestructura.Lo primero, fue buscar personal nuevo, porque hasta la gente encargada del aseo perdía el tiempo. Genaro era permisivo, holgazán y un ratero. Pero, entre todos los documentos, encontré que le Mercedes era propiedad de la empresa, lo vendí y con ese dinero pagué parte de las cuotas restantes.Claudia se había convertido en un gran apoyo, ella era la encargada de la contabilidad, así que no dudé apoyarme en ella para hace
Termino de leer la segunda carpeta de antecedentes de la empresa, de un total de quince.He decidido estudiar la empresa desde el año que murió mi padre hasta la fecha, de esa manera, a través de los números, puedo ver cómo la manejaba mi padre y qué tanto desastre provocó Genaro.Veo la hora, salgo disparado de la silla, tengo media hora de retraso en mis planes de hoy. Afortunadamente, me encuentro en mi casa, mi hogar, del despacho de mi padre corro hasta mi habitación, que era la de mis padres.Había dejado todo listo, por lo que me meto a la ducha con premura. Salgo sin cubrirme con la toalla, no es necesario porque vivo solo. Me seco y me visto. Estoy preocupado porque tengo el tiempo justo para ir a buscar a mi mujer, cuando suena mi teléfono, veo que es ella.-Amor – se oye agitada-. Perdona, pero hubo una emergencia de último momento y me asignaron atenderla, reci&
Luego de disfrutar el postre y de un par de bailes más, nos retiramos del restaurante. Ya en el auto, la veo bostezar.-Estás muy cansada, mi amor, te llevo ahora al departamento.-No, no quiero que termine así, llévame a otro lugar, quiero estar contigo al menos hasta el lunes por la mañana, cuando tengamos que ir a trabajar.-Lo que desees… te llevaré a conocer mi casa, nuestro hogar.Con su sonrisa como aprobación, salimos con rumbo hasta allá. En el trayecto hablamos de lo que le falta para terminar su carrera y de los planes que tiene de estudiar medicina, en el caso de que la universidad la deje convalidar todas las asignaturas de enfermería que se pueda. Estoy muy concentrado en el nuevo plan de acción para empresa, debo revisar muy bien el rol de cada uno en esta nueva etapa.Siempre me vi bajo el alero de un jefe que me dijera lo que debía hacer, pero ahora yo era el jefe y dueño de todo, por lo que estaba en mis manos ordenar y disponer lo necesario para levantar esto, porque si de algo estaba seguro es que ni de loco cerraba la empresa.Estaba en eso cuando llaman a mi puerta, sin levantar el rostro indico que pasen. Alguien se aclara la garganta, levanto la vista y veo a Claudia.-Hola, perdona la interrupción, traigo lo que me pediste. Una lista de personas que pueden asesorarte.-Gracias, deja la información en mi escritorio, por favor – vuelvo a lo mío, hace lCapítulo 41: En el escritorio
Vamos con mi chica de camino a la casa de Magaly, se decidió a venderla y quiere hacer una última reunión, con una especie de homenaje a Gabriela.Daniela está muy animada, porque le queda solo un mes para terminar con su práctica laboral y luego de eso se puede titular, al fin.Pero el más contento soy yo, porque no tendrá que estar con Alberto.-Amor, luego de visitar a Magaly, ¿me acompañas a la casa de la madre de Pablo? La semana pasada no pude hacerlo, quiero saber cómo está, además, le tengo buenas noticias.-¿Conseguiste que revisen su caso?-Sí, Claro tiene gente muy profesional, consiguieron que pueda salir con firma semanal, por buena conducta. Quiero llevarlo a trabajar conmigo.-Claro, cómo no ayudar a tu salvador. Le estaré eternamente agradecida por eso.Entre sonrisas y canciones, llegamos a casa de mi hermana. Hay globos
Me encuentro en la oficina pensando en miles de cosas, últimamente tengo las ideas revueltas, igual que el estómago.Ha pasado más de una semana desde el enfrentamiento entre Daniela y Claudia, lo que me llevó a buscar una manera legal para sacar a esta de la empresa. Al menos mi chica entiende que no puedo despedirla, así como así, dado que su trabajo lo ha realizado de manera eficaz. Si lo hiciera, me arriesgo a una demanda laboral y es lo último que esta empresa necesita.Tomo las hojas de vida con postulantes a los cargos de recursos humanos y marketing, áreas para las que soy nulo, por lo que la urgencia de tenerlos es enorme. Miro el teléfono para ver si es que hay algún mensaje o llamada de mi pequeña de los cuales no me di cuenta, pero nada. Me despierto con mi mujer al lado, hoy es su segundo día de reposo y despertar con ella es un sueño, lo más divino de la vida.Pero al igual que desde hace unos días, debo correr al baño producto de las fuertes ganas de vomitar. Como tengo el estómago vacío, solo bilis y aire salen de mí, los espasmos me tiran al suelo, donde me siento para respirar. Dejo ir el agua del excusado y ese par de ojos bellos se asoman por la puerta.- ¿Otra vez?-Sí, pero no te preocupes.-Me preocupo, bobo. ¿Cuántos días tienes así? – se agacha para tocarme la frente y el cuello -. Al menos no tienes fiebre. Contesta.-Desde el lunes – leCapítulo 44: Si el sofá hablara