Dentro del dolor, grito por ayuda para mi hermana y para Alex, Luca socorre a su cuñado, mientras yo veo a mi hermana partir de este mundo.
Segundos después Luca se acerca a mí, me dice que debo presionar la herida, mientras está al teléfono pidiendo una ambulancia.
-Gabriela, hermanita, por favor… no te duermas.
-Marco… así es como llegué a este mundo, verdad – lucha por no cerrar sus ojos -. Entre tus brazos.
-Sí, pero no será como te vayas – me siento mareado, la herida en la pierna me duele demasiado, pero trato de enfocarme en mantener consciente a mi hermana -.
-Perdóname…
Estas semanas para todos han sido fatales, dos semanas sin oír la risa y las ocurrencias de mi princesa, mi hermanita. La única luz en todo este dolor ha sido el apoyo que con Daniela nos hemos dado.Magaly se ha ido de nuevo de la ciudad, esta vez junto a José, ya que se dedicará a trabajar en la constructora, ya sin negocios turbios detrás, Francisco le ha dado duro y lo mejor es que la está llevando a otro mundo, uno más honesto y menos peligroso.Me quedo más tranquilo por mi hermana, cuando llegue a faltar, sé que estará en buenas manos.Estoy parado mirando por la ventana sin dejar de pensar en esta tarde. Salí de la habitación para ir por agua, encontré a Daniela llorando en la habitación de Gabriela y no pude ev
- ¡Te lo advertí! Te dije que no te metieras con ella… no debí dejarla sola contigo, pobrecita.-Magaly, de verdad que no sé cómo pasó todo esto… pero la quiero.- ¿La quieres? ¡¿La quieres?! La quieres un cuerno, tú no quieres a nadie más que a ti mismo.-No digas eso, sabes que a ustedes los amo.- ¿Y de qué me sirve eso? Tengo que lidiar con mucha gente que no quiere dejar a lo que me dedico, con la muerte de mi hermana menor, con el sufrimiento de mi hermana adoptiva y la ineptitud de mi hermano mayor… - se aprieta el puente de la nariz y lanza un bufido -. En verdad que trato de no matarte, porque homicida nunca he sido, pero me molesta que jugaras con ella
Con el pasar de las semanas conseguí adaptarme cada vez más al ritmo que aquí se lleva.El levantarse temprano, ducharse, desayunar, limpiar, lavar tu ropa a mano.Por medio de Ian, uno de mis compañeros de celda que tiene apenas dieciocho años, conocí a otros reclusos que estudian para terminar la secundaria. Me ofrecí a ayudarles, reforzando lo que no entienden, por lo que me gané el apodo de “El Profe".Pero al terminar todo eso, llega la nada, es como la publicidad de un refresco de hace un tiempo. Lo peor no es eso, cuando llega la nada, me invaden todos los sentimientos de culpa, el extrañar a mi hermanos, arrepentirme de todo lo que he hecho, pero lo que más me ataca es extrañar a mi pequeño ángel.
Dos semanas después…Estoy en la celda, acostado mirando el techo, pensando en que solo me quedan dos semanas para salir de aquí y lo primero que haré será buscar a mi mujer, besarle y arrodillarme frente a ella, para pedirle sea mi esposa, prometerle que jamás la dejaré sola ni la haré llorar.Estoy en eso, cuando golpean la puerta que siempre permanece abierta durante el día.-Russo, tienes visitas – me quedo embobado un segundo, hasta que el gendarme me grita -. ¡Ya pues, hombre, que la dama no debería estar aquí!¿Dama? Será que es ella…Salgo disparado de la cama y sigo al gendarme, miles de mariposas
ADEVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO PUEDE SER DE ALTO IMPACTO Y HERIR SUSCEPTIBILIDADES. LA AUTORA RECOMIENDA DISCRESIÓN, EN ESPECIAL PARA QUIENES PUEDAN ESTAR PASANDO UNA ETAPA DIFÍCIL EN SU VIDA.Han ido dos semanas de completa agonía, mañana ya me dejarán en libertad y no quiero enfrentarme a la realidad de no saber dónde está, de saber que se encuentra acompañada, volver a la realidad sin mi hermana.Me llaman a recoger el último paquete que podría recibir, me niego a aceptarlo, le digo a los gendarmes que se lo queden, en parte porque no quiero hacerme ilusiones de algo que no sucederá y otra parte por gratitud, porque conmigo fueron muy amables. Cuando me estoy retirando, me llaman para darme la ropa que venía allí. - ¡Volvió! ¡Lo tenemos de regreso! Su pulso es débil, debemos administrar oxígeno.-Daniela, tranquila – escucho la voz de un hombre -. Te lo trajimos de regreso, ya podrás desquitarte como dijiste lo harías.¡Ella está aquí! Trato de moverme, pero mi cuerpo pesa demasiado para hacerlo. Escucho más indicaciones y los pitidos de una máquina, supongo la que me mantiene con vida.De pronto, siento unas gotas de líquido en mis mejillas, un sollozo y que unas manos frías toman las mías.-Eres un tonto… tratar de morirte un día antes de ir a abrazarte a la salida de la cárcel, iba a ser mi día libre, esperaba llevarte a almorzar, a caminCapítulo 29: Amor de familia
Tras tres días en el hospital, siento que la inflamación de mi garganta cede un poco. Han sido tres días en que Daniela no ha dejado de visitarme en cada momento que tiene disponible.Mis hermanos tampoco me han dejado solo, mi abogado trajo la resolución en donde se establece que ya soy libre y con eso la duda de ¿quién me salvó?Trato de acomodarme en la cama, momento en el justo una enfermera entra a mi habitación y corre para ayudarme.-Buenos días, señor Russo – bate sus pestañas, gesto que antes me hubiese provocado una erección, pero ahora me dan ganas de reír-. Se le ve mejor, llamaré al doctor para que lo revise.Asiento con la cabeza, en parte porque tengo mi
Hoy me darán el alta, otro doctor me ha visitado para confirmar lo que esperaba. He pasado una semana en este lugar y, si no fuera por las visitas diarias de mi pequeño ángel, habría sido un infierno.“¿Qué esperabas? No estás aquí de vacaciones, precisamente.” Ahora mi conciencia decide salir de su escondite, la semana pasada debió incordiarme.En el momento que el doctor se iba, llegó José, quien llamó a Magaly y a Daniela, esta no respondió y le pedí a José no insistiera, ya que seguramente estaba durmiendo en su día libre.-Bueno, cargo en el auto un bolso con ropa tuya, esperando cada día de visita te dieran el alta – nos reímos-. Voy por tus cosas.