Con el pasar de las semanas conseguí adaptarme cada vez más al ritmo que aquí se lleva.
El levantarse temprano, ducharse, desayunar, limpiar, lavar tu ropa a mano.
Por medio de Ian, uno de mis compañeros de celda que tiene apenas dieciocho años, conocí a otros reclusos que estudian para terminar la secundaria. Me ofrecí a ayudarles, reforzando lo que no entienden, por lo que me gané el apodo de “El Profe".
Pero al terminar todo eso, llega la nada, es como la publicidad de un refresco de hace un tiempo. Lo peor no es eso, cuando llega la nada, me invaden todos los sentimientos de culpa, el extrañar a mi hermanos, arrepentirme de todo lo que he hecho, pero lo que más me ataca es extrañar a mi pequeño ángel.
Dos semanas después…Estoy en la celda, acostado mirando el techo, pensando en que solo me quedan dos semanas para salir de aquí y lo primero que haré será buscar a mi mujer, besarle y arrodillarme frente a ella, para pedirle sea mi esposa, prometerle que jamás la dejaré sola ni la haré llorar.Estoy en eso, cuando golpean la puerta que siempre permanece abierta durante el día.-Russo, tienes visitas – me quedo embobado un segundo, hasta que el gendarme me grita -. ¡Ya pues, hombre, que la dama no debería estar aquí!¿Dama? Será que es ella…Salgo disparado de la cama y sigo al gendarme, miles de mariposas
ADEVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO PUEDE SER DE ALTO IMPACTO Y HERIR SUSCEPTIBILIDADES. LA AUTORA RECOMIENDA DISCRESIÓN, EN ESPECIAL PARA QUIENES PUEDAN ESTAR PASANDO UNA ETAPA DIFÍCIL EN SU VIDA.Han ido dos semanas de completa agonía, mañana ya me dejarán en libertad y no quiero enfrentarme a la realidad de no saber dónde está, de saber que se encuentra acompañada, volver a la realidad sin mi hermana.Me llaman a recoger el último paquete que podría recibir, me niego a aceptarlo, le digo a los gendarmes que se lo queden, en parte porque no quiero hacerme ilusiones de algo que no sucederá y otra parte por gratitud, porque conmigo fueron muy amables. Cuando me estoy retirando, me llaman para darme la ropa que venía allí. - ¡Volvió! ¡Lo tenemos de regreso! Su pulso es débil, debemos administrar oxígeno.-Daniela, tranquila – escucho la voz de un hombre -. Te lo trajimos de regreso, ya podrás desquitarte como dijiste lo harías.¡Ella está aquí! Trato de moverme, pero mi cuerpo pesa demasiado para hacerlo. Escucho más indicaciones y los pitidos de una máquina, supongo la que me mantiene con vida.De pronto, siento unas gotas de líquido en mis mejillas, un sollozo y que unas manos frías toman las mías.-Eres un tonto… tratar de morirte un día antes de ir a abrazarte a la salida de la cárcel, iba a ser mi día libre, esperaba llevarte a almorzar, a caminCapítulo 29: Amor de familia
Tras tres días en el hospital, siento que la inflamación de mi garganta cede un poco. Han sido tres días en que Daniela no ha dejado de visitarme en cada momento que tiene disponible.Mis hermanos tampoco me han dejado solo, mi abogado trajo la resolución en donde se establece que ya soy libre y con eso la duda de ¿quién me salvó?Trato de acomodarme en la cama, momento en el justo una enfermera entra a mi habitación y corre para ayudarme.-Buenos días, señor Russo – bate sus pestañas, gesto que antes me hubiese provocado una erección, pero ahora me dan ganas de reír-. Se le ve mejor, llamaré al doctor para que lo revise.Asiento con la cabeza, en parte porque tengo mi
Hoy me darán el alta, otro doctor me ha visitado para confirmar lo que esperaba. He pasado una semana en este lugar y, si no fuera por las visitas diarias de mi pequeño ángel, habría sido un infierno.“¿Qué esperabas? No estás aquí de vacaciones, precisamente.” Ahora mi conciencia decide salir de su escondite, la semana pasada debió incordiarme.En el momento que el doctor se iba, llegó José, quien llamó a Magaly y a Daniela, esta no respondió y le pedí a José no insistiera, ya que seguramente estaba durmiendo en su día libre.-Bueno, cargo en el auto un bolso con ropa tuya, esperando cada día de visita te dieran el alta – nos reímos-. Voy por tus cosas.
Al ir pasando los días, mi cuerpo se va recuperando y acostumbrando a la medicación. Mis hermanos me han acompañado todo lo que han podido, en especial Magaly quien ya no se dedica a lo de antes, ha iniciado otros negocios en donde empleó a su gente, al menos a la que quiso seguirla.Ha instalado un sofá cama en mi habitación, en donde duermo yo, por supuesto, no podría dejarla dormir allí en su estado. Me ha tocado ayudarla mucho con sus síntomas, ya que Francisco se encuentra de viaje por temas familiares al sur del país y José volvió a Graneros para continuar su proyecto.Ante el asombro de ella y Daniela, quien nos visita casi a diario, he cocinado para mi hermana casi todo lo que se le ha antojado. Desde fideos con salsa hasta carne mongoliana, y es que la cocina me g
Van pasando los días, me voy sintiendo mejor, gracias a la preocupación de quienes me rodean y del apoyo que ha significado el doctor Echaurren. Había encontrado una psiquiatra experta en depresiones, quien ofrece terapias convencionales y alternativas, su programa incluía una excursión a las termas de Puyehue, pero mi pequeña puso el grito en el cielo y dijo que tenía otra recomendación.Así es como llegué a este magnífico doctor, quien me ha ayudado a desentrañar los sentimientos acumulados desde mi niñez hasta ahora. Me obligó a conectar a mi niño interior, argumentando que me salté esa etapa, junto a la adolescencia, todo para cuidar a mis hermanos asumiendo un rol que no correspondía.Esa falsa paternidad, como le gusta a él decirle
Vamos de camino al departamento que Daniela comparte con sus amigos, ha decidido cambiarse y acompañarme al lugar que yo quiera. Queda muy cerca del hospital, así que nos tardamos apenas cinco minutos.-Vamos, acompáñame. Seguramente no hay nadie, Max entraba al turno ahora y su novia se fue a casa de sus padres, porque no le gusta estar aquí sin él – pone en blanco sus ojos y se ríe -.La acompaño al interior del edificio, saluda al conserje y le muestra las llaves, el señor asiente y vuelve a ver la televisión.-Alguien deja muy seguido sus llaves en casa – se gira y me saca la lengua -. Ya haré algo con esa lengua.Llama el ascensor, mientras esperamos la abrazo por detrás,