Muy tarde por la noche, en un inmenso prado rodeado de grandes árboles, los pasos lentos y el sonido de una respiración exhaustiva indican el agotamiento del alfa Tou. Después de correr durante horas sin detenerse, finalmente llegó a los límites de sus dominios. Tras unos minutos recuperando el aliento, Tou giró su rostro hacia atrás, cruzando su mirada con Leandro, quien estaba detenido en el punto exacto donde se dividían los límites del territorio de Hiro y el suyo.Tou sabía lo que significaba esa acción. Cuando un guerrero de la manada detecta a algún intruso cerca, Leandro lo consideraba una amenaza y esperaba que Tou desapareciera de su vista para retirarse. Este acto también indicaba una advertencia: si Tou cruzaba esa línea, él lo atacaría sin importar su rango como alfa.Probablemente, el beta de su segundo hermano carecía del conocimiento de sus acciones. En la gran manada de los Real Blood, se les enseña y se les entrena de la mejor manera posible. Tou comprendía que Leand
Un oscuro sendero acompañado de una densa neblina se extendía ante ella, absorbiendo los pequeños rastros de luz. El silbido del viento movía todo en su entorno e indicaba la presencia de numerosos árboles.Cristal daba pasos lentos, llenos de temor, sin tener idea de su ubicación. La sensación de estar perdida la envolvía y se preguntaba: ¿Cómo había llegado hasta este lugar? Continuó caminando, esperando alcanzar uno de los muchos árboles que podía percibir cerca.De repente, un aullido resonó por todo el lugar, disipando instantáneamente la neblina. Cristal miró a su alrededor con asombro, reconociendo este extraño sitio como familiar. Los árboles mantenían un hermoso color oscuro, y la hierba que rozaba sus pies parecía tener la misma tonalidad.Cristal continuó su camino examinando con más detalle su alrededor, y después de unos minutos, reconoció como el lugar donde había visto por primera vez a esa gran bestia de pelaje negro. En ese momento, la necesidad de estar junto a él in
La mañana llegó. Los primeros rayos del sol se filtraban tímidamente por la ventana, pintando suaves tonalidades doradas sobre los muebles de madera y las paredes de piedra. Cristal, quien yacía en la cama, miraba los árboles moverse por la brisa de la mañana; su rostro tranquilo apaciguaba la angustia que la había asaltado horas atrás. Ella había vuelto a despertar en horas de la noche, volviendo a pedir agua junto con un poco de alimento. Kogan, quien permanecía con deseos de estar a su lado, hizo un intento en acercarse, pero Cristal volvió a entrar en ese estado de terror, haciéndolo a él retroceder y alejarse de su vista para que ella se calmara. Pero no fue suficiente; Lynn nuevamente tuvo que aplicarle el medicamento para hacerla dormir. El alfa se mantenía en silencio en el pasillo frente a la habitación de su luna; en muchas ocasiones se asomaba levemente para contemplarla, sin que ella pudiera verlo para no perturbar su tranquilidad. Kogan, con su cabeza agachada, suspira a
En la cúspide de un cerro, el alfa en su forma lobuna se encontraba recostado con los ojos cerrados, sintiendo la fuerte brisa mover todo su pelaje. En los tres días transcurridos, Kogan y Rax, se habían apartado a ese alejado lugar. Al principio, intentaba despejar la mente, consciente de ser paciencia, pero esta se desviaba hacia una dolorosa decisión que los lastimaría de por vida. Reconoció que mantener a su añorada luna a salvo de él y de sus enemigos era primordial. La horripilante idea, inicialmente descartada, se aferraba a sus pensamientos con el pasar de los días, comprendiendo que era lo mejor para el bienestar de Cristal. Aunque no habían compartido su decisión con nadie, pronto debían hacerlo. En su mente, recordaba cómo se apartaba de la presencia de Cristal cada vez que ella despertaba, alejándose kilómetros para despejar y relajar su mente. Pero la tristeza invadía su ser mientras los recuerdos de los gritos suplicantes de su luna lo atormentaban. Durante esos tres dí
— Roland, me acaba de indicar que regresemos — les comenta Ahir a sus compañeros. Él, junto a Sam, Clair y Xander, partieron días atrás hacia la frontera, conscientes de que su presencia no sería necesaria en ese lugar. — El alfa Hiro se está anuente de que muchos de nuestra manada y nosotros no estamos en nuestra máxima capacidad; él se hará cargo de las fronteras por algunas semanas —.Cuando Kogan se perdió, muchos de sus guerreros, incluyendo a sus betas, resultaron heridos. Numerosos lobos sanadores, junto con otros grupos de lobos, tuvieron que abandonar las fronteras, dejando áreas vulnerables. A pesar de recibir esta ayuda del alfa Hiro, los betas de Kogan no se quedaron de brazos cruzados, priorizando la seguridad hacia su luna.— Entonces, volvamos — dijo Sam, recostado sobre un árbol y abriendo sus ojos, mencionó — Es como dices Ahir, no estamos haciendo nada; el beta Leandro tiene todo bajo control —, aseguró.— A pesar de nuestro agotamiento, decimos venir por nuestra lun
Cristal abrió ligeramente sus ojos para comprender que había vuelto de una extraña realidad o sueño. Esa misteriosa voz decía palabras sencillas pero difíciles de comprender para otros, aunque ella podía entender todo su significado. ¿Quién era esa extraña voz femenina? Todavía sentía un poco de confusión en su mente. Recordaba girar en todas las direcciones, donde creía que estaba la silueta de quien le hablaba, pero nunca pudo encontrarla.Cristal cerró los ojos recordando lo que se le había mostrado. Si ella no hubiera detenido a Kogan ese día, muchos hubieran perecido, como Ahir, Kalium y Clair. También recordaba cuando Kogan tenía la forma de esa temible bestia. Nunca tuvo temor, y lo único que prevalecía en su mente era poder detenerlo. En ese momento, un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar sus terribles recuerdos, haciendo que ella volviera a sentir mucho miedo.“No temas, recuerda que él ya no volverá a lastimarte. Era necesario para que comience a controlar su gran pode
La conversación con John se prolongó más de lo habitual debido a las numerosas y precisas preguntas que él formulaba. Lynn se esforzaba por explicarle con detalle, reconociendo en él un vasto conocimiento en medicina.Después de finalizar el intenso interrogatorio, John continuó conversando un poco más con Cristal. Había logrado convencerlo de que su falta de comunicación se debía al mucho trabajo y a un pequeño accidente. Antes de terminar la videollamada, acordaron volver a conectarse más tarde para que Jilyan y Torik pudieran hablar con ella.Cristal se recostó entre las almohadas con un suspiro pesado. Si hubiera mostrado alguna señal de duda o si Lynn no hubiera investigado, su hermano podría haber comenzado a dudar de sus palabras. La luna sabía que también tendría que enfrentarse a la difícil tarea de comunicarles a sus hermanos que debía quedarse a vivir en Kanis. Era consciente de que se enfrentarían a su decisión y necesitaba encontrar una forma de explicarles que su lugar e
Cristal se encuentra sola en la habitación, finalmente sus pensamientos se centran en Kogan. Sabe que volver a tratar con él será incómodo, pero desea romper esa barrera. Cierra los ojos para sentir su vínculo, pero los nervios la invaden. La ansiedad se apodera de su cuerpo al no percibir ninguna emoción de su pareja. ¿Qué está pasando? ¿Por qué no puede sentir los sentimientos de Kogan? Ahora es Cristal quien tamborilea sus piernas, preocupada por la ausencia de conexión con su pareja. Mirando hacia la puerta, espera la llegada de Kogan, pero un repentino dolor en su hombro la distrae, haciéndola olvidar momentáneamente a su pareja.Inesperadamente, una ráfaga de aire recorre su cuerpo y una voz exaltada la sacude.— ¡¿CÓMO TE LASTIMASTE?! — grita Kogan con ceño fruncido y ojos centelleantes de preocupación.El estallido emocional de Kogan sobresalta a Cristal, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho. Abre los ojos con sorpresa y se encuentra con el rostro enfurecido de Ko